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18 de septiembre de 2024

Los principales vectores de la enfermedad son los mosquitos Aedes aegypti y, en menor medida, Ae albopictus

Mosquito Aedes aegypti, uno de los principales transmirores del dengueGTRES

La técnica infalible de un mosquito para detectar objetivos humanos

El Aedes aegypti detecta primero la mínima fluctuación de dióxido de carbono (CO2) en el aire, provocada por la respiración de un ser humano

El mosquito Aedes aegypti, uno de los principales transmisores de enfermedades como el dengue, la fiebre amarilla o la chikunguña, utiliza un método infalible para detectar y alcanzar su objetivo de picar a seres humanos.

Estos resultados, publicados en la revista científica Nature, afirman que este mosquito, cuyo objetivo principal es alimentarse de sangre, preferiblemente humana, elige a sus «presas» a través de un infrarrojo. Para lograrlo, integra simultáneamente varios métodos de detección, detalla el estudio realizado por investigadores de la Universidad de California en Santa Bárbara.

El Aedes aegypti detecta primero la mínima fluctuación de dióxido de carbono (CO2) en el aire, provocada por la respiración de un ser humano. Esta detección se realiza a más de diez metros del sujeto.

Según el estudio, publicado el miércoles, este hecho aumenta «su actividad locomotora» e incrementa «su reactividad a otros estímulos provenientes del huésped», particularmente las señales olfativas propias del olor humano, detectables a una distancia de uno o dos metros.

Dado que este insecto posee una «pobre agudeza visual» la eficacia de estas señales se ve disminuida por posibles corrientes de aire. De hecho, sabe que está cerca de alcanzar su objetivo cuando se encuentra a menos de 10 centímetros de la piel humana, ya que detecta la humedad y el calor.

Un experimento con 80 mosquitos

El equipo de la universidad de California, dirigido por el profesor Craig Montell, investigó si el Aedes aegypti podría utilizar también la radiación infrarroja emitida por todo ser vivo para afinar su posición.

Los investigadores llevaron a cabo un experimento colocando 80 mosquitos hembras en una jaula, a pocos centímetros de dos placas, una a temperatura ambiente de 29,5 °C, típica de un país cálido, y la otra a la temperatura de la piel humana: 34 °C.

Este dispositivo también permitía la emisión de una discreta nube de CO2 y la difusión del olor de sudor humano proveniente de un viejo guante.

Estos observaron que una sola señal, ya sea CO2, olor o radiación infrarroja de la placa a la temperatura de la piel, provocaba una respuesta muy débil. Esta era notablemente más fuerte con una combinación de olor y CO2, y máxima al asociar la radiación infrarroja, el olor y el CO2.

Los autores suponen que «la detección por infrarrojos» podría ser «ampliamente utilizada» por los mosquitos para dirigirse hacia huéspedes de sangre caliente. Si es así, los investigadores mencionan la posibilidad de diseñar «trampas más eficaces».

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