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Ilustración de la Tierra convertida en una "bola de aguanieve"

Ilustración de la Tierra convertida en una «bola de aguanieve»Huyue Song

El efecto albedo congeló la Tierra y la transformó en una «bola de aguanieve»

Entre hace 720 y 635 millones de años, el planeta atravesó el período más frío de su historia, llamado Período Criogénico y también conocido como «la bola de nieve»

La historia geológica de la Tierra es impresionante y, en muchas ocasiones, desconocida para la mayoría de sus habitantes. Desde la formación del planeta, hace unos 4.600 millones de años, se han desarrollado todo tipo de acontecimientos que, vistos desde la perspectiva actual, sorprenden y desconciertan.

Uno de ellos sucedió hace unos 700 millones de años, momento en el que el planeta azul —llamado así porque un 70 % de la superficie de la Tierra es agua— no era de ese color, sino blanco debido a que estaba casi íntegramente cubierto de hielo y nieve.

Entre hace 720 y 635 millones de años, el planeta atravesó el período más frío de su historia, llamado Período Criogénico y también conocido como «la bola de nieve». En ese momento, el hielo se extendió casi hasta las regiones tropicales y supuso una fase fue mucho más intensa que la última glaciación que experimentaron los humanos hace aproximadamente 10.000 años. De esta forma, el mundo entero estuvo atrapado en una gigantesca glaciación que hizo la vida prácticamente imposible en casi cualquier rincón.

Un estudio publicado en Nature Communications ofrece ahora una visión nueva de este fenómeno glacial, sugiriendo que la Tierra pudo ser en realidad «una bola de aguanieve». Este estudio se centra en la Edad de Hielo Marinoana, la cual revela que en algunas zonas oceánicas de latitudes medias hubo áreas sin hielo, que sirvieron de refugio para los organismos vivos. Estos lugares se convirtieron en oasis vitales, permitiendo la subsistencia de vida incluso en condiciones extremadamente frías. Los científicos consideran que las causas de este cambio climático tan drástico fueron, en parte, alteraciones en la atmósfera, incluyendo la reducción de gases de efecto invernadero como el dióxido de carbono y el metano, lo cual desencadenó un enfriamiento progresivo del planeta.

El efecto albedo, principal causante

Además, el hielo acumulado generó un efecto de retroalimentación, conocido como albedo. La superficie helada, al reflejar la mayor parte de la radiación solar, impidió que el planeta absorbiera calor. Esto ayudó a extender el hielo sobre la Tierra, haciendo que se cubriera rápidamente en blanco y manteniendo el planeta en un estado congelado. La descongelación solo fue posible después de una serie de erupciones volcánicas, que liberaron suficiente calor para derretir el hielo y reactivar el ciclo del agua líquida.

Este período de extremo frío jugó un papel crucial en la evolución de la vida. En ese entonces, los organismos existentes eran en su mayoría unicelulares, y las difíciles condiciones probablemente incentivaron su unión para sobrevivir, lo que allanó el camino para la aparición de organismos pluricelulares. Así, los seres vivos que sobrevivieron sembraron la base para formas de vida más complejas, que acabarían prosperando después del fin de esta Edad de Hielo.

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