DÍA INTERNACIONAL DEL CHEF
El mejor chef de la historia del cine es una rata
Celebramos el Día Internacional del Chef con 'Ratatouille', una obra maestra del cine de animación
El reto de Pixar con Ratatouille (2007) era inversamente proporcional al tamaño de Remy, la rata protagonista de esta obra maestra del cine de animación. Maridar dos ingredientes tan antagónicos como la alta cocina y las ratas en una película era toda una osadía. Como sin riesgo no hay triunfo, la relación entre estos dos conceptos aquí sí fue directamente proporcional.
Ratatouille recaudó más de 623 millones de dólares en todo el mundo cuando su presupuesto era de unos 150 millones. Ganó el Oscar a la mejor película de animación y recibió cuatro nominaciones más: mejor guion original, mejor banda sonora original, mejor mezcla de sonido y mejor montaje de sonido. Pero sobre todo se convirtió en una obra maestra y en una de las mejores películas de animación de la historia. Para una voz autorizada como la del animador Victor Haboush –que trabajó en clásicos de Disney como La bella durmiente, La dama y el vagabundo y 101 dálmatas–, Ratatouille fue la mejor película de animación desde Pinocho (1940).
El recetario de Ratatouille es un compendio de enseñanzas que van más allá de lo gastronómico. Con Ratatouille aprendimos que, en efecto, cualquiera puede cocinar (y, en general, conseguir lo que nos propongamos), como asegura Gusteau, pero la película de Pixar nos dejó –nos deja– recetas más sabrosas: la necedad de los prejuicios; el valor de la amistad y del trabajo en equipo; la trascendencia de una época como la infancia en el desarrollo de una persona –reflejada en las pupilas dilatadas del exigente crítico Anton Ego cuando prueba el plato que da título al filme–…
La mezcla de trabajo y talento solo podía conducir al éxito. Hay un número que sirve para ilustrar la proporción de trabajo que hay detrás de Ratatouille: 1.150.000. Es la cantidad de pelos generados por ordenador para crear a la rata Remy. El talento no es mensurable en números pero sí en el excelente guion de la película, en la construcción de los personajes, en la deliciosa música de Michael Giacchino, en esa preciosa estampa nocturna de París…
Brad Bird, que ya había firmado otra estupenda película de animación como Los Increíbles, se llevó un merecido reconocimiento por el guion y la dirección de Ratatouille. Pero no hay que olvidar que hubo otra persona que empezó a cocinar Ratatouille: Jan Pinkava. El checo, que había ganado el Oscar al mejor cortometraje de animación por El juego de Geri, estuvo cuatro años trabajando en el diseño original, los personajes, los escenarios y el guion de la cinta hasta que fue reemplazado por Brad Bird.
Desde entonces Jan Pinkava no ha vuelto a dirigir ningún largometraje. Sin su labor seguro que Ratatouille no nos hubiese dejado tan buen sabor de boca, así que es justo reconocer su decisiva aportación al conjunto. No hacerlo sería cómo olvidar que detrás de las elaboraciones de Lingüini hay un chef, tan valioso como desconocido, como Remy.