Centenario de José Luis López Vázquez: así tentó Hollywood al «mejor actor del mundo»

José Luis López Vázquez nació en Madrid un 11 de marzo. La unión de la fecha y la ciudad llevan a un recuerdo tremendamente doloroso. La conjunción de esos dos apellidos –en realidad como parte de su apellido compuesto porque su nombre completo era José Luis López Vázquez de la Torre– invitan, en cambio, a la sonrisa. La que nace del recuerdo de todas las risas que nos han provocado las películas de José Luis López Vázquez. Películas, obras de teatro y series de televisión.

Como el 11 de marzo en el que vino al mundo José Luis López Vázquez fue el de 1922, este viernes 11 de marzo de 2022 se conmemora el centenario del nacimiento de uno de los mejores actores de la historia del cine español. Y, por qué no decirlo, uno de los mejores actores de la historia del cine. Así, sin delimitarlo a un país. Puede parecer orgullo exagerado, pero el elogio no debe de serlo tanto, tan exagerado, cuando un prestigioso director de cine estadounidense ganador del Oscar y realizador de varios grandes clásicos de Hollywood definió a José Luis López Vázquez como «el mejor actor del mundo».

La tentación hollywoodense se produjo entre 1972 y 1973, dos años clave en su carrera. Solo en 1970 había rodado once películas. Otras diez al año siguiente. Y diez más en 1972, incluyendo el histórico mediometraje La cabina. De ese año son también Mi querida señorita –reconocida como la película con la mejor interpretación del actor– y Viajes con mi tía. Con la primera, dirigida por Jaime de Armiñán, cautivó al realizador de la segunda: George Cukor.

Fue él quien, tras admirar su composición de Adela en Mi querida señorita y dirigirlo en Viajes con mi tía, afirmó que José Luis López Vázquez era «el mejor actor del mundo». George Cukor. El director de Historias de Filadelfia y La costilla de Adán. De My Fair Lady. Y de Lo que el viento se llevó si no le hubiesen despedido al principio del rodaje.

George Cukor presentó a José Luis López Vázquez a Frank Capra. Y a Billy Wilder. La tentación vivía arriba y estaba servida en bandeja de plata para el magnífico actor español, que prefirió seguir en la primera plana de nuestro cine. Entendió que era mejor apostar por la escopeta nacional que, tal vez, vivir días sin huella en Hollywood. Solo tal vez. Por aquel entonces, el admirador, el amigo, el esclavo, el siervo era George Cukor y no José Luis López Vázquez.