'Lightyear' aburre hasta el infinito y más allá

Querido Buzz, soy Woody. Ya sabes, tu amigo, el de Toy Story. No tengo mucho tiempo, los niños de Andy pueden entrar en la habitación en cualquier momento para jugar con nosotros. Te escribo esta carta porque acabo de ver Lightyear y, como amigo tuyo que soy, debo ser sincero contigo: tu película me ha aburrido. Mucho. Diría, incluso, que en proporciones siderales. No sé si eso existe porque soy vaquero y no astronauta, pero es lo que me viene a la mente. Si lo prefieres, utilizo un lenguaje más propio de mi mundo: a Lightyear no hay forma de echarle el lazo.

Me duele por ti, por el aprecio que te tengo, pero sobre todo por los niños. Buzz, tu película no es para ellos y lo sabes. Y ese es un error imperdonable. No es el único, también te digo (y te lo diré unas líneas más abajo en esta misma carta). Una cosa es querer agradar tanto a los pequeños como a los mayores con una película de animación –como lo conseguimos nosotros con Toy Story y las que vinieron después–, y otra muy distinta es olvidarse de los niños. Lightyear es un filme de ciencia ficción que de película de animación únicamente toma la apariencia, no el alma. No la esencia.

Buzz, en confianza: los niños no se van a enterar de nada cuando vean Lightyear. No me entero yo, se van a enterar las criaturas… Al salir del cine lo que van a preguntar es por qué la niña de la película tiene dos mamás que se dan un beso y ningún papá. Ya sabes que Disney nos impide por contrato criticar a la compañía, pero contigo tengo confianza y sé que esto no va a salir de aquí. ¿Te has fijado en cómo Disney claudica últimamente ante la corrección política? ¿En serio tiene que plegarse así para contentar a todos? ¿Son esos los valores de la familia y el respeto a la tradición que habían marcado nuestras vidas durante tantas décadas? Si Walt Disney levantara la cabeza…

La culpa no es tuya, Buzz, pero no sé, como guardián espacial que eres, creo que deberías hacer lo posible por intentar salvaguardar esos valores. Es lo que pienso.

Dice el director de Lightyear –no quiero ni mencionarlo– que no quiere hacer conmigo algo como lo que ha hecho contigo. Que no quiere dirigir una película de vaqueros con Woody. Ni yo con él, no te jo...roba –ya sabes, Disney tampoco nos permite decir palabrotas–. Al Angus este no lo conoce nadie y a mí me conoce y me quiere todo el mundo desde hace casi 30 años.

Tranquilo, hablo con Disney para sacar adelante el proyecto. Pienso contar contigo, por supuesto. Si hace falta, hacemos un western espacial. ¿Te imaginas? Un vaquero y un astronauta en el espacio. ¡Podríamos titularla Space Cowboys! Ah, no, calla, que ese es el título de la que hizo Clint Eastwood. Bueno, tenemos tiempo para pensarlo…

¡Buzz, te tengo que dejar, los niños de Andy vienen corriendo hacia la habitación de juegos! Sabes que tienes un amigo en mí y espero que, después de estas líneas, yo aún lo tenga también en ti. Qué ganas tengo de abrazarte. Casi tantas como de coger al director de Lightyear y mandarlo al infinito y más allá. Con afecto, tu amigo Woody. Que te quiere infinito, pero sin ir más allá...