El inventor que ganó el primer Oscar para España y se encargó de la seguridad de Juan Carlos I y Adolfo Suárez

Donde cualquiera veía un problema, Juan de la Cierva y Hoces veía soluciones. Como su tío, Juan de la Cierva y Codorníu, el murciano que inventó el autogiro, precursor del helicóptero. Y eso que el sobrino apenas pudo aprender del tío. Solo tenía siete años cuando, paradojas de la vida, el avión, de línea regular, en el que viajaba su tío desde Londres con rumbo a Ámsterdam se estrelló nada más despegar. Juan de la Cierva y Codorníu murió con 41 años. Su pasión por los inventos la heredó su sobrino, que no tardaría mucho en demostrar sus capacidades.

Con 18 años, Juan de la Cierva y Hoces ya había registrado su primera patente. Se trataba de un registrador de las llegadas de las carreras de caballos para determinar el ganador en los finales apretados. El hipódromo de la Zarzuela no dudó en instalar esa suerte de precedente de la foto-finish.

Esa ayuda para el final de las carreras de caballos era en realidad el principio de otra carrera, la profesional, extraordinaria. Juan de la Cierva y Hoces fue uno de los pioneros de la televisión en España al contribuir a las primeras emisiones de RTVE. Después, en 1954, se marchó a Cuba. Cuando, en 1959, llegó la revolución, el inventor madrileño se fue a Estados Unidos. Allí trabajó para su Departamento de Defensa. Y también allí, como hizo siempre, convirtió un problema en solución. Cuando se ponía a grabar con su Súper-8 a sus hijos practicando esquí acuático, la imagen, lógicamente, temblaba. Creó un estabilizador óptico que permitía capturar el movimiento. El Dynalens, precedente del steadycam que llegaría a la industria del cine años después.

El primer Oscar español

A la satisfacción por resolver el problema y mejorar así la calidad de sus vídeos domésticos, se sumaría el valor de su invento en materia de Defensa y una recompensa histórica: un Oscar. El primero para España. La Academia de Hollywood le concedió el premio a la mejor contribución técnica a la industria del cine en 1970. ¡Tora!, ¡Tora! ¡Tora!, el famoso largometraje sobre el ataque a Pearl Harbour, fue la primera película que utilizó el Dynalens. La cinta bélica ganó el Oscar a los mejores efectos visuales. Juan de la Cierva y su mujer, Eloísa, se codearon por una noche con las grandes estrellas de Hollywood. Con Laura Bacall. John Wayne. Y Elizabeth Taylor en la noche que lució el diamante del millón de dólares que le había regalado Richard Burton.

El Oscar no detuvo la carrera de Juan de la Cierva y Hoces. Al contrario. A lo largo de su vida llegó a registrar 48 patentes con su nombre. Podrían haber sido más, unas 60, pero el Ministerio de Defensa echó para atrás algunos de sus proyectos armamentísticos. En los primeros años del reinado de Juan Carlos I, era Juan de la Cierva y Hoces quien se encargaba del sistema de seguridad tanto de La Zarzuela como de La Moncloa. El inventor trabó amistad con el Rey y con Adolfo Suárez. En 1979, Juan de la Cierva se volvió a marchar a Estados Unidos. Dejó Electroóptica, la empresa que había cofundado, porque en ella no quería sindicatos de izquierdas ni de extrema izquierda, y en las elecciones sindicales había ganado Comisiones Obreras.

En Estados Unidos volvió a trabajar para el Departamento de Defensa y para importantes compañías informáticas. Volvió a España en 1997. Murió al comienzo del verano de 2020. Tenía 91 años. Los últimos los pasó en una residencia. Desde su habitación, modesta, Juan de la Cierva y Hoces seguía trabajando. Inventando. En ella, seguramente más como compañía y recuerdo de su intensa vida que como fuente de inspiración, encontraba acomodo una pesada figura con una leyenda: Academy of Motion Picture Arts and Science For Outstanding Achievement. El primer Oscar español de la historia.