Supergarcía
José María García vuelve por sus fueros: «Con lo bueno se quedan solo los tontos»
La serie documental de Movistar Plus + sobre el periodista deportivo arranca sin revelaciones pero plena de testimonios
Hay un momento García con mayúsculas, puro Butano, en el documental sobre el periodista deportivo que llegará a Movistar Plus + la próxima semana. Va a Torrejón de Ardoz a ver jugar al equipo de fútbol sala que es la niña de sus ojos, el que fundó y en el que jugó, y del que es propietario. Todos, desde los jugadores a los aficionados, le llaman «jefe». Se indigna porque el entrenador tiene a los muchachos calentando mucho rato y no anda por la pista, después sufre en la grada y acaba suspirando aliviado porque el Movistar Inter gana el choque. Baja a las tripas del pabellón y se topa con lo que suponemos que son dos miembros del staff del club. El equipo, que no anda muy boyante de resultados, ha ganado, pero no ha convencido, y a García se le ve por ello un tanto contenido. «Quédate con lo bueno», le dice uno de sus interlocutores, animando a que festeje la victoria y prescinda de mayores análisis. Y es en entonces cuando llega el momento: «Con lo bueno se quedan solo los tontos. Hay que quedarse con lo bueno y con lo malo», espeta.
Es una de esas frases lapidarias con la que el periodista también conocido como Butano o Butanito hizo fortuna en la radio. Verdades como puños que retumbaban en la madrugada, en la que caía un cigarrillo tras otro –se escuchaba el chasquido del mechero– mientras se destapaba el último escándalo de una federación, la que fuese: en ocasiones la de fútbol, presidida por «Pablo, Pablito, Pablete» o por «pedrusquito Roca», pero en otras una entidad rectora de cuya existencia nada sabíamos hasta ese mismo momento y nunca más volveríamos a saber una vez destapado el escándalo.
Esa sentencia («con lo bueno se quedan solo los tontos») será uno de los pocos destripes que nos permitiremos en esta crítica del episodio inaugural de Supergarcía, titulado El justiciero de la medianoche. Ya habrá tiempo de ahondar en el contenido cuando el próximo 29 de mayo se estrene el que será el primero de los tres capítulos de la serie. Ahora simplemente animaremos a verla empleando argumentos generales, sin entrar demasiado a fondo.
En todo caso, ya avanzamos que no hay grandes revelaciones. La escena inicial, en la que el equipo del documental entra en el almacén donde se encuentran, desde hace 20 años, los «recuerdos y secretos» del periodista, nos pone los dientes largos. Empieza donde acaba En busca del arca perdida, pero aquí no hay un arca de la alianza de la que salgan rayos, truenos y otros misterios. No cuenta García esas dos exclusivas que se guardó cuando se fue en 2002.
No hay novedades para los que han seguido la trayectoria de Butano. Se repasan sus principales hitos (convertir la Vuelta a España en un acontecimiento, inventarse una franja horaria en la radio, ser siempre el primero de los españoles a la hora de dar la noticia…), sus dos despidos más sonados (TVE y Cadena SER) y las lágrimas causadas por el primero de ellos, aquella célebre incursión televisiva en el programa de Tola… Es decir, sus clásicos. La serie parece concebida para no iniciados en el butanismo, para explicar a las generaciones que no lo escucharon –no olvidemos que colgó el micro en 2002– cómo se construyó el mito. A ello ayudan los 39 testimonios (los hemos contado uno a uno) de ex compañeros, rivales y admiradores. En este sentido, honra a García que no haya vetado los de Alfredo Relaño y Juanma Castaño, que le reconocen algunos méritos pero también le largan unos cuantos guantazos.
Es seguramente el relato del periodista Pedro Simón, de El Mundo, quien más ayuda a situar el impacto social del personaje. «Hasta que no terminaba García no te dormías. A lo mejor te contaba una historia de corrupción en la federación de bádminton y tú te la estabas comiendo a la una y cuarto de la madrugada por cómo te contaba el tío aquello. Creo que tiene algo de adictivo, yo cada noche iba a la radio a buscar mi dosis de García». Da en el clavo Simón. García era una droga, una droga que excitaba a muchos, pero también a otros los conducía hasta a un placentero sueño (podrían haber formado el club más grande de España las señoras que apagaban las radios de sus maridos).
Entre los testimonios sorprende la ausencia de José Ramón de la Morena, con el que mantuvo la fiera rivalidad radiofónica que dio origen a una (floja) serie muy criticada por García. Pensamos que el enfado del periodista es la semilla de este documental, un desagravio de Movistar Plus + por aquella ficción que dejaba en mal lugar a Butano incluso en el ámbito familiar.
La dirección de la serie documental corre a cargo de Charlie Arnaiz y Alberto Ortega, que brillaron en los documentales biográficos que dedicaron a Raphael y a Umbral. El de Butano está al nivel. Pero ya intuimos que, para los que somos adictos al personaje, tres dosis de García van a ser insuficientes.