El Hormiguero
Frank Cuesta echa un capote a la tauromaquia: «Tocas los toros y estás tocando el ecologismo más puro»
Critica la legislación impulsada por Belarra: «No puedes hacer una ley mascotista y llamarla animal»
Frank Cuesta volvió cuatro años después a El Hormiguero. Para ello abandonó su «santuario», que es como denomina a su finca de 100 hectáreas en Tailandia.
El presentador le empezó preguntando por su exmujer, Yuyee Alissa Intusmith, que pasó seis y medio años en una cárcel de Tailandia por un presunto delito de tráfico de drogas. Motos ayudó a difundir su caso y su injusta situación. «Tiene un montón de taras, tiene miedos. Le costó tiempo volver a dormir en una cama», explicó Frank Cuesta antes de que se emitiese un vídeo en el que Yuyee agradece el apoyo de Motos y su equipo.
En su santuario vive con 300 animales, entre ellos la nutria Chispas, a la que quiso liberar (como a otras 384) pero se empeñó en volver con él. «Me entiendo con la nutria. Muchos amigos no me quedan. Me aburre la gente», confesó.
Duerme en el contenedor de un camión, donde tiene una cama plegable: «Me gusta. Te evitas que que mujeres quieran venir. Amigos pocos vas a tener». «Los amigos siempre te traicionan. Por eso, cuanto menos gente cerca, mejor». Reconoció que aquello asilvestra un poco. Las hormigas le preguntaron cuál es su récord sin asearse: ¿Te acuerdas de la película nueve semanas y media? Pues yo la superé», respondió.
El regreso a la tele
Su último programa fue Wild Frank: «Me aburrí de la tele. A mí lo que me gusta es divertirme. Me divertía hasta que me obligaron a hacer cosas». Pero ahora tiene nuevo proyecto, propio, ilusionante. Se llama Carretera salvaje. Su idea, según dijo, era reunir en su santuario a gente de ideologías diversas. Pensó en Monedero (al que se refirió como «El Carteras»), Rufián, Pam, la de Podemos, y la periodista Cristina Seguí: «Pues resulta que les invito y ninguno quiere venir salvo Cristina. Esta mujer tiene más huevos que los dos juntos».
«Ha salido un programón que te mueres. Tenemos cuatro completados. Queremos dar ocho o diez. Nos quedan dos meses…», avanzó. «Aún no sabe dónde se emitirá. Alguna cadena o alguna plataforma querrá. Y, si no, lo pongo en YouTube». En el avance que se emitió este miércoles en El Hormiguero, se vio a Cristina Seguí mordida por diferentes animales: «Quiero que le muerda una víbora ya. Es como un entrenamiento. Cuanto más te muerden, menos miedo tendrá».
Hablando de morder, recordó un accidente que sufrió años atrás. «Era un murciélago, y fue en el Amazonas. Me metí en un tronco. Arrastrándome, perdí los pantalones. Me quedé encajado, y me mordió en los huevos. A las tres semanas, volvimos a Manaos y me tuvieron que poner las tres vacunas de la rabia». Si no es del todo necesario, reniega del antídoto, pues «te elimina el sistema inmunológico, es como una especie de quimioterapia», por lo que prefiere pasar el dolor.
La nueva ley animal
Opinó sobre la nueva Ley de Bienestar Animal, la llamada Ley Belarra: «Es una p… mierda». No está de acuerdo con los asesores que intervinieron en su redacción: «Si quiero hacer un puente, yo llamo a un ingeniero, no al que vende helados». «No puedes hacer una ley mascotista y llamarla animal», se quejó. Pronostica que las tiendas de mascotas «van a tener que cerrar», y lo lamenta porque «era el primer acercamiento» de los niños a ese mundo. «¡Que más te da que esté en un escaparate que un almacén!», criticó.
Defendió el arte de Cúchares: «Tú tocas los toros y estás tocando el ecologismo más puro», proclamó, aunque después precisó que no le gusta el espectáculo de toros, pero que solo desaparecerá cuando «lo dejen de apoyar», y por ahora cuenta con mucho apoyo en España.
Ya metido en harina política, criticó que la legislatura se vaya a acabar sin que se apruebe una ley sobre la ELA, pese a que Sánchez y Belarra, a los que llamó mentirosos, se comprometieron a ello. «Por qué? Porque no tiene rédito político», al contrario que «haber sacado cuatro huesos de un mausoleo».