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Almudena Cid llora durante la entrevista con Joaquín

Almudena Cid llora durante la entrevista con JoaquínAntena 3

Joaquín, el novato

Almudena Cid perdona a Christian Gálvez pero se alegra de no haber sido madre con él: «El cuerpo es muy sabio»

La exgimnasta se abre a contar al exfutbolista cómo le afectó el fin de su relación con el presentador televisivo. Y desvela cuál fue el besó que la salvó

Lloros, gemidos y abrazos. Así fue la entrevista de Joaquín a Almudena Cid. Dos exdeportistas de elite frente a frente. Que se entienden. Que se comprenden. Pero el desgarro del amor solo lo ha sentido uno: ella. Se abrió a hablar de ello. Durante todo la conversación hubo un elefante en la habitación –por ser precisos, en el pabellón en el que se desarrolló la entrevista–, que solo citó el exfutbolista. Los titulares se sucedieron en una conversación a flor de piel.

Joaquín aludió al comienzo de la entrevista a los «momentos complicados» pasados por Almudena, y se interesó por su estado.

–¿Estás bien?

–Sí, ¿me ves bien, ¿no? Sí, pero he pasado….

«La gimnasia me ha salvado. Ha sido un año en que yo no me esperaba tampoco sentirme de la manera que me he sentido. Pensaba que ya había pasado muchas situaciones complicadas, competir en unos Juegos [Olímpicos] con un menisco roto, competir con ciática… Cuando te pasa algo que te paraliza, puedes hacer algo con esa lesión. A mí cuando la vida me paró hubo mecanismos que empezaron a actuar… Y dije, ostras, esto es la gimnasia».

El beso salvador

Después repasaron su vida en la gimnasia, que tuvo su punto y final en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008. Allí, el día de su despedida, besó el tapiz. «Tener un gesto de cierre es importantísimo. ¿Sabes que te va a pasar, Joaquín? Que cuando pasen cosas en la vida duras –a mí me han pasado recientemente– he vuelto a ese momento. He vuelto a ese beso. Porque ese beso era mío. El resto de mi vida parecía que no era mía, luego he sabido que era mía. Pero pensaba que mi vida se había ido con el destrozo y que lo único que me quedaba era el beso. Volver a Pekín, a ese beso, a ese beso, a ese beso, fue como recuperarme». «Ahí eras competente, ahí lo habías creado tú todo, todo había dependido de ti, lo habías hecho tú, mi valía dependía de mí», zanjó, antes de que se emitiesen las imágenes de su último número en Pekín, un ejercito de cinta que acabó con el citado beso al tapiz.

El adiós al deporte lo vivió con él, con el elefante, a su lado: «El final de mi carrera coincidió con mi vida en pareja. Esa transición la elaboré teniendo esa figura ahí… Más que nada era mental. Porque luego yo he desarrollado como actriz, he escrito mis libros… No me he paralizado nunca la vida en pareja. Pero cuando de repente llega algo que tú no esperas, porque no es algo que se vea venir… Es una cosa sorpresiva. Sentí que mi vida entera se había ido». En ningún momento ella nombró a Christian Gálvez, con el que compartió quince años de su vida.

Almudena Cid besa el tapiz en su último ejercicio en los Juegos Olímpicos de Pekín

Almudena Cid besa el tapiz en su último ejercicio en los Juegos Olímpicos de PekínAntena 3

No quiso pasar palabra, no. Se lanzó a contar lo vivido, lo sufrido, con todos los detalles. «He tenido que hacer un trabajo importante porque estuve…. Estuve muy mal… Pero es como que tenía que pasarlo. Porque creo que esto ha significado el cierre de mi carrera deportiva. He entendido que mi valía depende de mí. Que yo no dejé de ser lo que había construido como persona». Y es que tenía la autoestima por los suelos. «¿Qué tengo yo para que me admiren si yo ya he dejado mi carrera? Si ya no me van a admirar. Estaba siempre en un plano de tener que demostrar. Y fue agotador. Ahora me doy cuenta de que he tenido una vida agotadora. Yo no tenía que demostrar nada», concluyó.

Momentos desesperados

Llegó a vivir momentos desesperados tras la separación: «De hecho, cuando pasó dije ‘nadie me va llamar’, ‘no voy a tener trabajos como actriz’, ‘no me a salir nada’, ‘me voy a hundir’, ‘nadie me va a querer’, ‘no sé querer’, ‘no me saben querer’. Me empecé a ahogar, a ahogar, a ahogar. Lo veía todo negro. Pero tuve la suerte de tener a Tino y Marisa… Mi familia estaba lejos. Me ayudaron a sobrevivir esos meses». Tino Morán y Marisa Mateo son amigos íntimos de la exgimnasta. «Me ayudaron a entender que nada se había ido, que todo seguía en mí», apuntilló.

Pensó incluso en el suicidio, o al menos eso se puede interpretar de sus palabras. «Me había dejado un amigo un piso al lado del teatro para que yo cogiera el coche. Porque yo estaba teniendo pensamientos muy desafortunados. Yo llevaba mi gorrito de invierno y la mascarilla. El paparazzi me vio y me empezó a hacer fotos. Y me dijo: ‘Almudena, ¿te puedes quitar la mascarilla?’. Y le dije: ‘¿No es suficiente lo que estás viendo en mis ojos?’».

Al innombrable lo citó Joaquín.

–¿Has llegado a perdonar a Christian Gálvez?

–Sí, pero porque no tiene que ver con él. Tiene que ver con perdonarme yo, con aceptarme yo. No tiene que ver nada, nada, con la otra persona. Todo es sobre mí, sobre cómo entendí yo entendí la vida después de la gimnasia.

Joaquín quiso distender el ambiente y nombró «el libro de familia» como el que le cambió la vida. Le dio pie a Almudena a decir que ella no lo tenía. «Menos mal, de la que me he librado», continuó ella. «El cuerpo es muy sabio y sabía que no», dijo sobre tener hijos con su ex. «Doy gracias a no haber sido», reafirmó. Ahora sí se plantea ser madre. Tiene 43 años.

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