La versión dirigida por Tod Browning y producida por Carl Laemmle quizá sea la más afamada y la que pudiera considerarse clásica. Tras Lugosi, muchos actores de postín han encarnado al siniestro conde transilvano: desde John Carradine o Christopher Lee hasta Rutger Hauer. Previamente, un largometraje de estilo expresionista alemán, Nosferatu: una sinfonía del horror (F. W. Murnau, 1922), había mostrado en la pantalla al «no muerto», pero la viuda de Stoker demandó a los productores, alegando violación de derechos de autor, y un tribunal ordenó destruir todas las copias. Por fortuna, sobrevivieron algunas, de modo que aún podemos contemplar esa llamativa adaptación. Por otro lado, aunque en la novela de Stoker se describe a un conde Drácula repulsivo, Lugosi transformó a este personaje en la elegancia del mal. De hecho, la película de 1931 se basa en una adaptación teatral que Lugosi dominaba a la perfección y que se aleja en una serie de puntos del libro original.