Entrevista con el director de 'España, la primera globalización' e 'Hispanoamérica'
José Luis López-Linares: «Si Hispanoamérica estuviese mínimamente unida sería una potencia imparable»
«Lo que nos une es mucho más importante que lo que nos separa», dice sobre Hispanoamérica, la cinta documental que prepara y para la que está abierta una campaña de mecenazgo. Este viernes estrena en los cines Rioja. La tierra de los mil vinos
Hispanoamérica es una película documental que promete ofrecer «una visión renovada, veraz y visualmente poderosa de cómo nació y se desarrolló realmente la América Española». Mostrará «una Historia compartida durante más de 300 años a través del esplendor visual que constituye el patrimonio arquitectónico, pictórico, escultórico y musical vigente hoy día». Como en España, la primera globalización, José Luis López-Linares (que además estrena este viernes en los cines su documental Rioja. La tierra de los mil vinos) figura al frente del proyecto, en el que se puede colaborar económicamente.
–Antes de ponermos con Hispanoamérica, hablemos de España, la primera globalización. ¿Sigue vivo el documental?
–Lo sigue. Su explotación en cines comerciales ya acabó, pero seguimos vendiendo el deuvdé y el libro que se hizo después de la película. Y seguimos con los pases. La semana pasada lo proyectamos en un instituto de Móstoles y dentro de unos días lo haremos en una Universidad de Madrid. En La 2 se ha emitido cuatro veces y ya ha superado el millón de espectadores. Fíjate si sigue vivo que no me deja trabajar en las siguientes [risas].
–También se lo preguntaba porque, en las últimas semanas, hemos leído dos artículos de El País en el que se criticaba la «visión tuerta» de la historia que su ofrece su obra España, la primera globalización.
–No rebaten nada, no es una discusión histórica. Empiezan llamándote «fanático del imperio». Te estigmatizan de entrada y ya no te dejan salida. Si te llaman fanático ya te expulsan de la ciudad, no te dejan ni abrir la boca. Lo curioso es que aquí realmente los únicos fanáticos son ellos, que son incapaces de discutir. En todo caso, me agrada que al fin se hable en ese periódico de España, la primera globalización, porque cuando se estrenó no hicieron siquiera una mención…
–¿Hay un afán por desmitificar y/o desvirtuar la historia de España?
–La leyenda negra y la fabricación de la historia por los enemigos de España no es una cosa casual. Hay una inversión ahí y la sigue habiendo. Se trata primero de romper y después de que no se unan las partes. Estamos en esta última fase. Cuando tú quieres controlar a alguien vas a sus raíces, a arrancárselas, y ahí les dejas sin historia y sin referentes. Me sorprende que haya gente que no sea capaz de ver más allá de las leyendas. Hay gente que no quiere que la historia de España sea contada. Nosotros estamos en el otro lado.
–Vayamos con Hispanoamérica, su siguiente proyecto. ¿En qué fase está el documental y cómo ha sido hasta ahora el proceso de trabajo?
–Empezamos a rodar en el verano del pasado año. Hemos rodado en Bolivia, México, Perú, Estados Unidos (Nuevo México y Texas) y Argentina. No hemos podido ir a más sitios, por tiempo y por presupuesto.
–¿A qué otro sitio le habría gustado ir?
–No hemos podido ir a Filipinas, lo que que me duele un poco. Lo dejaremos para el siguiente. Filipinas dependió del virreinato de la Nueva España hasta la mal llamada independencia de México. Filipinas no se manejaba directamente desde Madrid, sino desde Ciudad de México. La presencia española en Filipinas ha sido muy importante. Ahora quizá lo español tiene poca presencia en las islas, pero hay muchas cosas de la cultura hispánica que sí se mantienen, sobre todo, claro, la religión catálica. Es un país profundamente católico.
–¿Cómo es su equipo?
–Cuando rodamos fuera, desde España vamos cinco personas, y allí contratamos una parte del equipo local, que ayuda en transporte, logística y el propio rodaje, que suele ser también de unas cinco personas. O sea, diez personas cuando vamos fuera y en España una media de cinco.
–¿Para cuándo el estreno?
–Ahora quedan un par de entrevistas y estamos muy avanzados con la edición. Si la Virgen de Guadalupe me ayuda, me gustaría estrenarla en marzo o abril del próximo año 2024.
–España, la primera globalización fue posible gracias, en buena medida, a 1.600 particulares que pusieron su granito de arena económico. ¿En qué estado está la campaña de mecenazgo de Hispanoamérica?
–Estamos en pleno proceso de mecenazgo. Hemos establecido que a partir de 15 euros te enviamos un enlace a la película cuando salga en digital. Esa es la colaboración mínima. Estamos a punto de llegar a 2.000 mecenas. Hemos superado pues los números del primer documental, pero yo quiero llegar a 5.000. Es mi objetivo. Aparte de lo que supone a nivel financiero, quiero ir formando esa comunidad que hizo que la película anterior tuviera ese resultado en cines.
–¿Qué piensa cuando, cada 12 de octubre, escucha eso de «nada que celebrar»?
–Pues que hemos llegado hasta ahí porque nos han dejado llegar hasta ahí. Ha sido un proceso largo de ruptura de la Hispanidad. Si estuviéramos mínimamente unidos o haciendo cosas en conjunto, imagínate: somos 600 milones, empleamos la primera lengua materna del mundo... Si Hispanoamérica estuviese mínimamente unida sería una potencia imparable. Hay muchos intereses en que logremos la mínima unidad posible, que es la que tenemos, compartir una fe y una forma de estar en el mundo. La hispanidad es distinta a las otras. Hay una batalla para acabar con esa forma distinta, tan potente, y con esa comunidad de 600 millones de habitantes que, unidos, podrían ser una amenaza geopolítica importante. El problema es que nos lo han hecho creer a nosotros mismos, sembrando el veneno entre unos y otros.
–¿Quién da la batalla?
–Es una batalla política geoestratégica que la da la potencia hegemónica, la anglosfera. Viene de muy atrás. Los ingleses rompieron los vierreinatos: militarmente no pudieron, así que lo hicieron de otra manera. Transformaron lo que eran tres virreinatos con una moneda común, con un tráfico libre de mercancías, una comunidad muy fuerte en 22 pequeños estados que empezaron a hacerse la guerra unos a otros, cosa que no había sucedido en 300 años de imperio. Está muy claro a quiénes les interesa que estemos separados. Hace años se emitía una serie de la BBC que se llamaba Civilisation donde no había nada español ni hispanoamericano. ¡Qué disparate! ¡Es que ni siquiera aparecía Velázquez! Era una cosa anglocéntrica, en la que civilización hispánica no existía. Es una desfachez negar esa realidad, que es justo la que nosotros reinvidicamos.
–¿De dónde nace este documental?
–La leyenda negra es el obstáculo principal que tenemos para tener una relación más estrecha entre España y América. Es la primera barrera. Lo que yo quiero contar esta vez no habla tanto de leyenda negra, como la anterior, sino de lo que tenemos en común. Es una película distinta. Hemos rodado mucho arte, mucha arquitectura, mucha música, en América y España. Quiero que seamos conscientes de todo lo que tenemos en común. Es un patrimonio de toda la hispanidad. Podemos ir a México y sentirnos orgullosos del patrimonio común que tenemos. En la historia de todos los países ha habido un intento de escatimar, ocultar, nuestros 300 años de historia común. Trescientos años que son los más ricos. Cuando viajas por España y América ves los restos de aquello y son espléndidos. Es impresionante ir a los pueblitos de Perú y ver el barroco andino. Ir a Cuzco y ver la fiesta del Corpus. Es una llamada a despertar, y a ver que lo que nos une es mucho más importante que lo que nos separa.
–¿Quiénes opinan?
–Hemos hecho entrevistas a numerosos historiadores y diversos expertos en la materia. Aunque hay algún historiador peninsular, la mayoría son españoles de América, porque queríamos que los datos sobre el hipotético expolio nos los dieran un mexicano, un ecuatoriano… He querido que la mayoría de las voces sean de allí. Hay un movimiento hispanista muy fuerte, que está creciendo a gran velocidad, porque ellos necesitan recuperar esa historia. No solo nosotros lo necesitamos, también ellos.
–También hablan representantes religiosos…
–Es fundamental su opinión. Está el arzobosipo de México, está el dean de la basílica de Guadalupe, hay algunos sacerdotes…
–¿Qué le dio España a América?
–Le dio, fundamentalmente, una civilización. Y no solo le dio una civilización, sino que formamos conjuntamente una civilización. España llevó lo mejor que tenía entonces: una cultura católica que, por supuesto, incluía una cultura grecolatina y judaica; y también el derecho romano pasado por Castilla. España creó en América una civilización, la civilización hispánica. Eso incluye un arte, una literatura, y una forma de vida. Y una religión: sin una religión no hay nada que fundar que perdure. Lo importante es destacar que la civilización hispánica es fabulosa.
–¿Y qué le quitó España a América?
–Se habla del expolio español. Pues bien, hacer hospitales para los nativos es una forma de saquear un poco extraña. Los palacios y las iglesias que hay en América no las hay en la metrópoli. Vas a Puebla y los palacios de Puebla no los hay en España en ningún sitio. Ciudad de México fue la ciudad más rica del mundo, y Madrid, la capital de la metrópoli, era la cuarta parte. Aquello no parece que haya sido muy expoliado. Si la supuesta colonia, digo supuesta porque no fueron colonias, es más rica que la metropoli es que algo falla en ese relato.
–Sostiene que hay de tres figuras femeninas fundamentales.
–Son fundamentales para el nacimiento de Hispanoamérica. Está Isabel la Católica, por supuesto. Y Doña Marina, llamanda despectivamente La Malinche: hace posible que los pactos de Cortés con los pueblos de todo lo que ahora es México, porque en caso contrario las guerras habrían sido mucho más violentas. Y, por supuesto, la Virgen de Guadalupe, que logra en un tiempo récord la conversión de todos los pueblos indígenas al crisitianismo: es fascinante ir a cualquier pueblecito de la selva boliviana y ver que ahí está la Virgen de Guadalupe. Son todas excepcionales y son las madres de América, de la civilización hispánica.
–En Hispanoamérica hubo un rápido mestizaje.
–En realidad, América es el único continente mestizo. Europa y África no son mestizos. Ni Asia, por supuesto. Lo que ha pasado es que, y ahora ejemplifico con México, los libros del colegio pasan de los aztecas a la independencia. Van de Cuauhtémoc a los próceres de la independencia. Hay 300 años de historia que no están en los libros de texto pero que están presentes en la vida cotidiana de hoy día. Viven en un entorno del que no tienen ni idea: iglesias del XVII, palacios del XVIII... Aquí pasa lo mismo. Tampoco estudiamos esos 300 años. El Museo de América es casi un museo antropológico. Hay muchos cuadros de pintura virreinal que podrían estar en el Museo del Prado u en otros museos, pero no.
–Entre esos próceres de la independencia figura Simón Bolívar, de origen vasco y gallego.
–Su familia era de las más ricas de América. Se casa en Madrid. Trata de que le den un título nobiliario, un marquesado, pero no lo consigue, y quizá de ese resentimiento haya nacido su causa. Ahora en las estatuas, en los retratos, lo van haciendo cada vez más indígena, le rasgan los ojos, le amplían los labios, pero era completamente español.
–Acabe con una frase.
–«Conozcámosnos un poco para poder vivir bajo el sol dentro de nuestros parámetros y dentro de la civilización hispánica, que es nuestra casa». La dice en el nuevo documental Carlos Leáñez Aristimuño, profesor, precisamente, de la Universidad Simón Bolívar.