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La habitación por la que esta inquilina paga 400 euros en Mallorca

La habitación por la que esta inquilina paga 400 euros en MallorcaCuatro

‘Fuera de cobertura’

Pagar 400 euros por vivir en 7 metros cuadrados

El programa de Alejandra Andrade recorre infraviviendas de Baleares y Almería

Una venezolana que ha huido del régimen de Maduro y reside en una cárcel abandonada. Una empleada del hospital Quirón que solo se puede permitir vivir una caravana. Una mujer que reside con sus dos hijos en una habitación de siete metros cuadrados por la que paga 400 euros. Es inmigrante, como los que trabajan en la recogida del tomate y viven en unas miserables chabolas. Son algunos de los casos que le sirvieron a Alejandra Andrade para ilustrar la realidad de las infraviviendas en España.

La venezolana que reside en una cárcel abandonada en Mallorca

La venezolana Mari Carmen que reside en una cárcel abandonada en MallorcaCuatro

Se centró principalmente en Mallorca. Primero visitó la antigua cárcel de Palma, donde ahora residen numerosos sin techo. No tienen ni luz ni agua ni gas. Viven entre escombros entre un olor nauseabundo. Manuel, un granadino que trabajaba en la construcción antes de romperse una pierna, es uno de ellos: «Me vi en la calle y me he buscado la vida», se justifica. Doloroso es el caso de la venezolana Mari Carmen, que vive con su pareja en una de las antiguas celdas: «Para nadie es un secreto la situación de Venezuela», empieza contando. «Allá el sueldo mínimo es como 30 euros al mes, y con eso nadie vive». Lloró cuando al llegar a España se vio abocada a habitar este destartalado presidio, pero ahora se ha acostumbrado. Ella está en el paro y su marido trabaja «en negro» en la construcción. Inviable, como le ocurre al resto de sus vecinos de celda, pagar por una habitación en otro sitio, por muy barata que estuviese.

Juan, trabajador de un hotel que reside en una caravana

Juanjo, trabajador de un hotel que reside en una caravanaCuatro

Y en Mallorca barato no hay nada. El problema, según se detalla en el reportaje, es la proliferación de pisos turísticos, que están expulsando de la isla o a infraviviendas incluso a gente con trabajo, sí, pero con un sueldo que no les permite alquilar un piso. Así que hay muchos que optan por vivir en caravanas, como el mallorquín Juanjo, que trabaja en el servicio técnico de un hotel y gana 1.400 euros al mes, o una mujer de origen hispanoamericano de 45 años que es limpiadora en un Quirón Salud, donde le pagan 900 euros que no le dan para irse a un piso sola. Son, la suya y la de Juanjo, caravanas de ocho metros cuadrados. Uno menos le calcula la presentadora a la habitación alquilada por una emigrante en San Roque, estancia donde ella duerme con sus dos hijos tras haberse separado: por esos siete metros cuadrados paga 400 euros. El dueño del piso vive en otra habitación en una casa en la que residen un total de nueve personas.

Después, Alejandra Andrade deja Mallorca por Níjar, Almería, donde visita las chabolas hechas con madera y plásticos donde habitan marroquíes que se dedican a la recogida de tomates en los invernaderos. Les pagan 5 euros la hora y dicen que con eso no pueden aspirar a nada más que a estos galpones.

La vivienda, claro queda, es un problema en España. Mientras este problema crece, no consta que se haya empezado a construir alguna de las 235.000 viviendas prometidas por Pedro Sánchez en los últimos años. Pero de esto no se habló en el reportaje de Cuatro.

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