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David Couñago, chef y propietario del restaurante Malasangre Wine & Bar, en Vigo

David Couñago, chef y propietario del restaurante Malasangre Wine & Bar, en VigoLa Sexta

‘Batalla de restaurantes’  El chef gallego que amedrentó a Chicote con su mala sangre

El madrileño se topa con la horma de su zapato en su visita a Vigo

Lo normal de los programas de Chicote es que sea él el que abronque o el que inspire temor a los chefs. Pero en Batalla de restaurantes, que es lo nuevo del multifacético madrileño, los papeles se invierten. Ya contamos con ocasión del primer episodio que el muy televisivo cocinero tiene en esta Batalla... es un perfil mucho más bajo que en Pesadilla… o en ¿Te lo vas a comer? Pero es que en el segundo ha ido un paso más allá y, por primera vez, hemos visto a un Chicote que se reprime a la hora de hacer un juicio. El que consiguió este insólito hecho tiene nombre y apellido: David Couñago. Para más señas, reside en la nueva ciudad de las luces, Vigo. En breve le damos más detalles. Pero primero nos ponemos en situación.

El punto de partida en Batalla… es siempre el mismo. Cuatro restaurantes de una misma ciudad y de una misma especialidad se baten en duelo. En esta ocasión, la urbe elegida fue Vigo y el producto, claro, el marisco, que por algo «Galicia tiene el mejor del mundo», proclamó Chicote recién llegado a la ciudad de Abel Caballero. En su día dijo exactamente esa misma frase Ferran Adrià, así que ha de ser verdad.

Estos fueron los cuatro duelistas: Omar Fares, copropietario y gerente La Central Gastro; David Couñago, chef y propietario del restaurante Malasangre Wine & Bar; Alberte Gutiérrez, chef y dueño del Restaurante Alberte; y Claudia Alfonso, jefa de sala del Restaurante Casa Luisa.

La primera parada fue en el restaurante de Alberte. La cosa ya empezó mal: en la cocina le detectaron alimentos sin film y sin etiquetar. Omar Fares fue crítico con lo comido y lo servido: «Hay una descoordinación entre el enunciado y lo que luego te encuentras en el plato. Es un poco plof». Los otros comensales tampoco salieron muy convencidos. «Van a hacer mal por hacer mal, y decir cosas que no tienen sentido ni fundamento», se quejó Alberte. Pese a ello, se llevó una buena nota de sus compañeros.

Alberto, del Restaurante Alberte, con un bogavante gigante

Alberte, del Restaurante Alberte, con un bogavante giganteLa Sexta

A continuación, tomaron rumbo a Casa Luisa. «Manteles viejiños», se quejó David al entrar en este local tradicional en cuanto a la decoración y la cocina. «No es la volandeira fresca», siguió lamentándose después. Al coro se sumó Alberte: «El chipirón de aquí no es». Y no, no era, hubo que reconocer que era «patagónico», aclaró el padre de Claudia, que atendía las mesas. Aún hubo más, y peor. Al entrar en la cocina del local, antes de la cata, Alberte, Omar y David vieron unas almejas a remojo en una pota. Esas mismas le sirvieron a Chicote, que, por ahí no pasa, se abrió paso hacia los fogones para aclarar el asunto con Luisa, la cocinera, madre de Luisa. «Las abrí ayer, las tuve que abrir porque si no se me morían. ¿Tiene queja?», preguntó al de Carabanchel. «Me hubiese gustado una más recién abierta en la sala que una abierta de ayer», contestó educadamente.

Chicote, con Laura y Claudia del Restaurante Casa Laura, en Vigo

Chicote, con Laura y Claudia del Restaurante Casa Laura, en VigoLa Sexta

La tercera escala fue en el Malasangre, o sea, en los dominios de David. Detectaron grasa en la cocina. Fue antes de sentarse a comer y que Laura se quejase de la dureza del pulpo: «No sabe lo que es cocer un pulpo a baja temperatura en su pu… vida. Y, como no lo hizo su mamá, no está bien hecho», reaccionó el chef en los fogones. Empezaba a hacerse mala sangre, pero aún se puso peor después, cuando los comensales detectaron algo que les chocó en la salsa del mejillón. Así que avisaron a David para que saliese de la comida. Fue Omar el encargado de plantear la cuestión: «Al probarlo he notado como un toquecillo amargo». El chef se enfrentó a él con agresividad verbal: «A lo mejor es un problema de paladar. Porque al final parece que todo está amargo». También reprochó el gerente de La Central Gastro que la salsa de marras se había «agarrado un pelín». «No se ha agarrado en absoluto, ha sido una salsa muy fina, te puedo traer el resto de la sala que tengo en cocina para que la aprecies. Es un curry indio, casero, auténtico», se defendió. A la vista de cómo estaba el percal, Chicote, que también tenía una duda , decidió quedarse con ella: «Le iba a decir algo de las navajas y no me he atrevido», reconoció el azote de cocineros, que se acababa de encontrar con la horma de su zapato. Calló Chicote, quizá por primera vez en su etapa televisiva.

El peregrinar gastronómico acabó en La Central, donde David detectó una pelusa en un vaso y se espantó ante un arroz rojo, tratado con colorante.

Las puntuaciones que los chefs se pusieron entre ellos dieron este resultado provisional: Restaurante Alberte, 6,9; La Central Gastro, 5,1; Malasangre Wine & Bar, 5,8; Restaurante Casa Luisa, 4,4. Faltaban los votos de Chicote y, tras ellos, la clasificación quedó así: Restaurante Alberte, 6,8; Malasangre Wine & Bar, 5,8; La Central Gastro, 5,3; Restaurante Casa Luisa, 4,5. Por cierto, el de Carabanchel dio su segunda mejor puntuación (la primera fue para Alberte), que fue un 6 pelado, a Malasangre. Por si acaso.

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