Televisión
MasterChef 12: La visita del hijo de Pepe Rodríguez, una expulsión sorpresa y un «desastre monumental»
El reto en los exteriores fue el más vergonzoso para los jueces en todos los años de programa
La 12ª edición de MasterChef está llegando a su fin y los concursantes están cada vez más nerviosos. La doble expulsión de la semana pasada fue un terremoto de emociones y el programa creía que era hora de dar un chute de energía a los aspirantes. Durante la primera prueba tenían que crear nueve aperitivos diferentes y para ello debían utilizar tres técnicas específicas: adobo, marinado o curación. Pero los ingredientes para los aperitivos, no los elegían los propios concursantes, sino sus compañeros.
Samya fue la encargada de realizar la compra a Alberto, este a Celeste, y ella a Gonzalo. Este último hizo la compra a María, quien se encargó de hacerle la compra a Ángela, y ella a Pilar. La «mama» de la edición se encargó de hacer la cesta a Pulga y este último a Samya. Algunos jugaron a perjudicar a sus compañeros y otros fueron buenos, pero finalmente la cesta que habían preparado era para ellos mismos, un poco de karma para los malos. Pero las sorpresas no quedaban ahí, ya que todos los concursantes recibieron las visitas de familiares: los esposos de Samya y Pilar, las novias de Alberto y Ángela, el novio de Celeste, la mujer de Pulga y la abuela de María.
Entre lágrimas los concursantes recibieron a sus familiares, pero también hubo sorpresa para Pepe Rodríguez, que recibió a su hijo Jesús. El único que sabía de la visita era Jordi Cruz, por lo que todos se llevaron la sorpresa. «No me habías dicho nada», le recriminaba a su hijo, y Jordi Cruz le preguntaba si Pepe cocinaba en casa, a lo que respondió: «Siempre que puede cocinar, cocina». «¿Y tú?» le preguntó Jordi, y él respondió que «prefiere comer». Era la primera vez que cocinaban juntos, contó Pepe, y Jordi aseguraba que lo veía contento. El reto concluyó con la victoria de María, que se llevó el delantal dorado y Pilar ganó un viaje a Madeira para dos personas.
En la prueba de exteriores los concursantes se trasladaron a Cartagena, donde se celebraba la fiesta de gastronomía de los Soles Repsol. El equipo rojo tenía como capitana a María y sus ayudantes eran Alberto, Pulga y Ángela. El equipo azul capitaneado por Pilar estaba compuesto por Gonzalo, Samya y Celeste. El reto consistía en crear un menú avalado por las chefs Fina Puigdevall y sus hijas Martina y Carlota Puigvert. Pero todo tenía que ser elaborado con cuidado, ya que lo degustarían chefs galardonados de la industria. La capitanía a Pilar se le fue de las manos y provocó que se entregaran platos crudos o que no se entregaran.
Los jueces recibieron quejas de los comensales y una vez finalizada la prueba, Samantha Vallejo aseguró que fue «la prueba por equipos «en la que más vergüenza he pasado en estos años». Jordi Cruz se sumó al enfado: «Decepción se queda un poquito corto. Frustración, cabreo, enfado, qué manera de hacer el tonto, la verdad, se me cae la cara de vergüenza». Todo esto provocó que todos los aspirantes tuvieran el delantal negro y se enfrentaran a la expulsión.
La prueba de eliminación consistía en hacer pasta fresca en 45 minutos, darle forma, rellenarla, cocinarla y ponerle alguna salsa. La pasta debía tener sabor a remolacha, azafrán, espinacas o tinta de calamar y fue algo que les faltó a muchos. Las que se salvaron fueron Ángela, Samya y Pulga. Por lo que la expulsión se disputaba entre Alberto, Gonzalo, Pilar, Celeste y María, aunque tanto Gonzalo como María tenían el pin dorado y el delantal. Finalmente fue expulsada Pilar. «Se nos va la mama», decía Jordi Cruz, quien recordaba que los fallos se pagan «cada vez más caros».