Crítica de cine
'Del Revés 2': una segunda parte que se deja ver sin entusiasmar
La película aterriza este miércoles 19 en los cines españoles
Lo primero que hay que decir de esta película de Pixar dirigida por Kelsey Mann es que se mantiene exactamente en los mismos planteamientos que su predecesora de 2015. Obviamente el argumento presenta una novedad, y es que Riley ha llegado a la adolescencia y el terremoto emocional asociado a esa edad se traduce en la irrupción de nuevos sentimientos, como la Vergüenza, la Envidia y el Aburrimiento, todos ellos capitaneados por la Ansiedad. Los antiguos sentimientos son expulsados y, liderados por la Alegría, tratan de que Riley vuelva a ser la de antes. Pero eso es imposible. La adolescencia es un punto y aparte.
No vamos a entrar en el mismo debate antropológico que se abrió con el estreno de la primera parte, pero recordemos que ambas películas hacen un retrato muy psicologista de la persona humana. Los sentimientos parecen ser las fuerzas dominantes, y poco se dice de la voluntad, la libertad, la espiritualidad, y sobre todo, de la razón. Este planteamiento del ser humano tan reduccionista es perfectamente coherente con los tiempos que vivimos, definidos por el sentimentalismo y el emotivismo. Pero, así como en esta cuestión la película se alinea con lo que está de moda, se agradece que otros asuntos, como la ideología de género, no entren en escena al menos esta vez.
Aclarado este marco crítico se puede decir que la película entretiene, divierte a veces, y se olvida pronto. Muchos pequeños se harán un lío con la narración paralela, a veces frenética, que ya fue seña de identidad de la primera entrega. La animación es prodigiosa y se nos brindan gags brillantes, como los cameos extemporáneos del sentimiento de Nostalgia. Los nuevos personajes están muy bien diseñados, pero el protagonismo de Ansiedad eclipsa a los demás. Por ejemplo, Aburrimiento es un personaje con un enorme potencial al que, sin embargo, apenas se le da un par de líneas de diálogo. Vergüenza es todo un hallazgo y consigue transmitir una gran ternura, pero también nos hubiera gustado verle con más desarrollo en el guion.
En el plano de la vida exterior de Riley se pone sobre la mesa la cuestión de la lealtad en la amistad, puesta en peligro por los sentimientos contradictorios y confusos de la protagonista. Ella se plantea traicionar a sus étnicas amigas Grace y Bree para congraciarse con Valentina, la líder y favorita del equipo de hockey. También la relación con sus padres se vuelve desagradable y agresiva. Toda esa parte está muy bien contada y responde a los arquetipos sobre el despertar de la pubertad.
En definitiva, una película que no decepciona, pero que no lleva a la saga a un nivel superior. Se agradece sus pocas veleidades ideológicas, pero sus propuestas de fondo tampoco nos llevan a ningún lado. Un poco de usar y tirar.