Las tres películas que Tarantino se llevaría a una isla desierta

No hay duda de que el mejor lugar para ver una película siempre ha sido el cine. Una pantalla de grandes dimensiones, el olor de las palomitas con mantequilla y el sonido a toda potencia se combinan para crear una experiencia visual sin igual. Incluso hoy, al tener en la palma de la mano casi todas las películas jamás rodadas, el atractivo de verla proyectada es imparable. Sin embargo, hay un hombre que siempre ha visto el valor de ver las películas en casa: Quentin Tarantino.

En más de una ocasión, ha reconocido que su amor por el cine nació en el sillón de su casa viendo VHS una y otra vez. En un reportaje de la BBC que le mostraba como el nuevo director más prometedor de Hollywood, un joven Tarantino llevó al redactor a recorrer uno de sus lugares más preciados en Los Ángeles: Video Archives, un videoclub al uso donde trabajó y donde alquilaba las cintas que le han convertido en lo que es hoy.

Precisamente en este reportaje de la cadena británica, Tarantino habla con pasión de algunas de sus películas favoritas. Reflexionaba sobre cómo recomendaba películas a los clientes y cómo, con el tiempo, terminó influyendo en los hábitos de consumo de Hollywood. «Hasta que me convertí en director era el mejor trabajo que había tenido», reconoció al mismo tiempo que seleccionó las tres películas que se llevaría a una isla desierta.

En primer lugar, en la sección de drama, destaca Impacto, de Brian de Palma. Tarantino la describe como «una de las mejores películas del director», además de una de las mejores jamás rodadas. «Como todos sabemos, De Palma es uno de los mejores directores de su generación».

La siguiente película en su lista, como era de esperar para cualquier fan de Tarantino, es un western. Como director de Los odiosos ocho, ha dejado en claro lo fundamental que ha sido el género para dar forma a su visión cinematográfica.

Desde los paisajes ásperos hasta las complejidades morales, la influencia del western está profundamente arraigada en su obra, con constante inspiración en su narrativa, sus personajes y su estilo visual. Es un género que venera y que desempeña un papel clave en su evolución creativa. En este sentido, el cineasta destaca Río Bravo, de Howard Hawks. «Dean Martin ofrece una de las mejores actuaciones de la historia».

Para su selección especial se queda también con Taxi Driver de Martin Scorsese, una «obra maestra magnífica» que refleja la cruda realidad de la ciudad de Nueva York en los años 70. La interpretación de Robert De Niro de Travis Bickle ilustra vívidamente el deterioro mental de un hombre empujado a los márgenes de la sociedad.

En general, Taxi Driver es una exploración cautivadora de la lucha de un hombre con sus demonios y el mundo que lo rodea. Desafía a los espectadores a reflexionar sobre temas de soledad, violencia y redención. Si bien su contenido intenso y a veces perturbador puede no ser para todos, aquellos que aprecian el cine que invita a la reflexión lo encontrarán una experiencia inolvidable. En sus propias palabras: «Son los mejores personajes que puedas imaginar. Realmente no puedo ni siquiera pensar en una segunda, tercera o cuarta que pueda siquiera competir con ella».