Cine
La carta de súplica que Tom Hanks escribió a este conocido director: «Merezco convertirme en estrella»
El entonces estudiante de secundaria admitió que no tenía «la constitución de un dios griego», pero que esperaba poder llamar algún día 'Bob' a Robert Redford
Antes de convertirse en un auténtico veterano de Hollywood y ganar el Oscar al mejor actor por Filadelfia y Forrest Gump, Tom Hanks era un estudiante de secundaria de 18 años que buscaba y pedía su gran oportunidad como actor.
Resulta interesante conocer la ambición tan desmesurada de Hanks antes de su fama. Una carta escrita a mano cuando estaba a punto de graduarse revela exactamente eso: que la estrella no se hizo famosa por accidente, sino que era algo que deseaba de forma desesperada, como cualquier otro aspirante a actor de Hollywood.
El destinatario en cuestión fue George Roy Hill, que acababa de ganar el Oscar a mejor director por El golpe, protagonizada por Robert Reford y Paul Newman. Cuando Hill estaba alcanzando la cima de su carrera, Hanks esperaba que fuese la chispa que avivase la suya, y le pidió directamente que le descubriese.
«Mi apariencia no es deslumbrante. No tengo la complexión de un dios griego y ni siquiera puedo dejarme bigote, pero supongo que si la gente paga por ver ciertas películas... pagará por verme a mí», continúa. Su autoconciencia sobre su apariencia es particularmente dulce y tierna: incluso siendo adolescente, no cree que alguna vez madure hasta alcanzar el estatus de rompecorazones —algo que, gracias a sus comedias románticas con Meg Ryan, cambió por completo.
Cinco años después de enviar la carta, Hanks se mudó a Nueva York y más tarde apareció en la película de terror de bajo presupuesto Sabe que estás sola (1980) y en varios programas de televisión ahora olvidados, así como en una exitosa producción de Broadway La mandrágora de Maquiavelo, antes de dirigirse a Hollywood.
Al final, no fue «descubierto» por Roy Hill, sino por el actor reconvertido en director Ron Howard (Una mente maravillosa, El código da Vinci, Rush), quien lo vio en un papel de invitado en la popular comedia Viviendo a tope (en la que Howard interpretó a Richie Cunningham) y lo eligió para la comedia romántica 1, 2, 3... Splash, de 1984, que tuvo una buena acogida, y trataba sobre un joven que se enamora de una sirena (Daryl Hannah). Después llegarían Big, Algo para recordar, Philadelphia, Forrest Gump, Naúfrago, Salvar al soldado Ryan y un sinfín de clásicos más que le convirtieron en uno de los actores más queridos por el público y la crítica.
Puedes leer la carta completa, a continuación:
Estimado señor Hill:
Sé lo que estás pensando: «¿Quién es este chico?» y puedo entender tus aprensiones. No soy nadie. Nadie fuera de Skyline High School ha oído hablar de mí... Mi apariencia no es deslumbrante. No tengo la constitución de un dios griego y ni siquiera puedo dejarme bigote, pero supongo que si la gente paga por ver ciertas películas (El exorcista, por ejemplo)... pagará por verme a mí.
Vamos a trabajar en los detalles de mi descubrimiento. Podemos hacerlo como cuando descubrieron a Lana Turner: yo sentado en el taburete de una tienda de refrescos, entras, te fijas en mí y... ¡BANG!... me convierto en una estrella.
O quizás nos podemos encontrar en el autobús y comenzamos una conversación de forma arbitraria, nos hacemos amigos y tiempo después te pido trabajo. Durante esas últimas semanas, tú habrás estado trabajando en un guion y —BANG!— me convierto en una estrella.
O tal vez podemos hacerlo de esta manera: un día entro en tu oficina y te pido que me des un trabajo. Para librarte de mí, me das un papel de suplente en tu próxima película. Mientras se rueda la película, el protagonista se rompe una pierna en el camerino y, como ya vas retrasado con el rodaje, me colocas arbitrariamente en su papel y... ¡BANG!... me convierto en una estrella.
Todos estos planes me parecen bien, podemos hacerlo de la forma que usted quiera, ¡no me importa! Pero dejemos algo en claro. Sr. Hill, no quiero ser una gran estrella de Hollywood con chicas arrastrándose por todos lados, solo un chico americano que finalmente triunfa, alcanza la fama, tiene un Porsche y llama a Robert Redford «Bob».
Atentamente,
Tu amigo para siempre,
Thomas J. Hanks