Historias de película
La película que Bruce Lee ‘rodó’ cinco años después de su muerte y que inspiró a Tarantino
Cinco años después de la muerte del actor se estrenó la cinta que Quentin Tarantino homenajeó en Kill Bill
Carismático artista marcial, icono de la cultura pop y uno de los verdaderos impulsores de la cultura asiática en Occidente, casi nada de lo que hizo Bruce Lee pasó nunca inadvertido. Algo que puede extrañar habida cuenta de que protagonizó, en algo más de tres años, sólo cuatro películas: Karate a muerte en Bangkok, Furia oriental, El furor del dragón y Operación dragón. Y pese a eso -o quizá, por eso- su nombre sigue siendo uno de los que antes se asocian a la estética de los años 70.
Sin embargo, hay una quinta película de Bruce Lee. Una película de la que muchos jamás han oído hablar. Una película que se estrenó después de su muerte y que cuenta con algunas de las escenas más memorables rodadas nunca por el actor chino-americano. Una película que parecía presagiar el final trágico de Lee: Juego con la muerte.
Nacido en San Francisco en 1940 y criado en Hong Kong, Bruce Lee se inició en las artes marciales -principalmente, taichí y kung fu- en la adolescencia. Cuando estudió Filosofía en la Universidad de Washington, al tiempo que se ganaba la vida dando clases de kung fu, no tardó en aunar diferentes corrientes de pensamiento con el dominio del cuerpo, algo que acabaría convirtiéndose en su seña de identidad y desembocando en una nueva disciplina creada por él mismo, el Jeet Kune Do (Camino del puño interceptor).
Aunque abrió algunas academias a lo largo del país, su fascinación por el cine desde la infancia le había hecho participar en películas menores con pequeños papeles o de extra. Ello le llevó a presentarse al castin de la serie Batman en la que intervino en tres episodios dejando entusiasmada a la Fox que le fichó entonces como coprotagonista de la serie El avispón verde entre 1966 y 1967, lo que le otorgó enorme popularidad.
La década de los 70 lleva a Lee a lo más alto. El éxito de Karate a muerte en Bangkok, Furia Oriental y El furor del dragón (las tres producidas en Hong Kong) le habían llevado a convertirse en todo un icono del cine de su tiempo, si bien su calidad como actor pasaba a un segundo plano detrás de su enorme carisma dentro y fuera de la pantalla. Su premonición antes de empezar el rodaje de la primera de ellas cuando dijo «Voy a ser la estrella china más grande del mundo» parecía haberse convertido en realidad. Bruce Lee era una estrella.
Entusiasmado, empieza entonces su siguiente proyecto: Jugando con la muerte. Graba algunas escenas de combate con Tse Hon Joi, Dan Inosanto y el jugador de la NBA Kareem Abdul Jabbar, todos ellos amigos y discípulos. Pero el éxito de El furor del dragón es tan atronador que Warner Brothers quiere producir su siguiente filme que se acabaría convirtiendo en la primera película de artes marciales producida en Estados Unidos. El rodaje de Operación dragón, enorme en comparación con el despliegue de extras y medios de los filmes anteriores, es complicado y Lee se lesiona varias veces, pero queda muy satisfecho del resultado final. Seis días después de terminar el rodaje muere con 32 años.
La conmoción entre las hordas se seguidores de Lee es total y la causa de la muerte -un ataque alérgico- levantó toda clase de especulaciones. La leyenda se cierne en torno al personaje y Operación dragón se convierte en una de las películas más taquilleras de aquel lúgubre 1973. ¿Pero qué pasó con el material rodado de Jugando con la muerte? La productora hongkonesa Golden Harvest tomó los cuarenta minutos rodados por Lee en 1972 y el guion original para modificarlo y contrata al actor Kim Tai Jong, supuestamente parecido a Lee, para encarnar su papel el resto de la película. Finalmente, se usaron apenas once minutos del material original y se emplearon de manera algo burda imágenes de sus anteriores películas alternadas con las del nuevo actor, que aparece casi siempre en semisombra y llevando unas enormes gafas de sol, que llaman exageradamente la atención.
El filme, el menor de todos los que realizó, cuenta, eso sí, con una de sus escenas más emblemáticas que completa junto con la batalla con Charles Bronson en el Coliseo de Roma de El furor del dragón y la batalla en la sala de los espejos de Operación dragón el tríptico de momentos únicos de su filmografía. Y es el combate entre Lee y Kareem Abdul Jabbar en el que el contraste entre ambos cuerpos -el jugador de baloncesto era 46 centímetros más alto y 46 kilos más pesado- es la clave de la lucha. Quentin Tarantino homenajeó este momento histórico vistiendo a su heroína de Kill Bill con el mismo mono amarillo que Lee en la película.
Estrenada finalmente en 1978, su éxito fue significativo pues fue la última vez que pudo verse material inédito del actor, aunque se especula con que la familia pueda preservar imágenes todavía nunca vistas. Lo que es innegable es que la influencia de Bruce Lee en las artes marciales y en el cine hoy está fuera de toda duda, aunque sus películas, vistas hoy, sean algo sencillas e, incluso, repetitivas. Aunque, como él mismo dijo, «la simplicidad es la clave de la brillantez».