La mítica película que Scorsese estuvo a punto de no dirigir: «De Niro quería hacerla, yo no»

Dicen que los grandes logros suelen nacer de la resistencia y Toro salvaje es el ejemplo perfecto. ¿Quién habría pensado que una de las películas más aclamadas de la historia del cine estuvo a punto de no suceder porque a Martin Scorsese no le gustaba el boxeo? «Robert De Niro quería hacer esta película. Yo no, no entiendo nada de boxeo. Para mí, es como una partida física de ajedrez», reconoció Scorsese. De Niro se esforzó por convencer a su amigo en crisis existencial para que narrase la vida de un tipo problemático que pega puñetazos para ganarse la vida. Y lo logró.

Era 1977 y Scorsese estaba en uno de los momentos más oscuros de su vida. Su película anterior, New York, New York, había sido un fracaso rotundo, y su salud estaba al límite debido al consumo descontrolado de drogas. Mientras tanto, Robert De Niro se obsesionó con la autobiografía del boxeador Jake LaMotta, el campeón de peso medio que tenía más problemas personales que títulos. De Niro estaba convencido de que esa historia debía llegar al cine y, más importante aún, que Scorsese debía dirigirla. Pero convencer a Marty no fue fácil. Al principio, el director no quería saber nada del tema. «El boxeo es aburrido», decía, con desgana.

Sin embargo, De Niro no se dio por vencido, y después de mucha insistencia, logró que Scorsese leyera la biografía de LaMotta. Poco a poco, la turbulenta vida del boxeador y su relación tensa con su hermano empezaron a resonar con el director. Scorsese vio algo más allá de los golpes: vio una tragedia humana con la que podía conectar.

De Niro, fiel a su reputación de actor comprometido, no solo aprendió a boxear como un profesional, sino que también aumentó casi 30 kilos para interpretar a LaMotta. La transformación física fue tan impresionante que marcó un estándar para los futuros actores que se comprometerían al límite con sus papeles. En cuanto al reparto, Joe Pesci fue el elegido para interpretar a Joey LaMotta, el hermano del protagonista. Pesci firmó una actuación inolvidable que cimentó su carrera en el cine. Juntos, De Niro y Pesci ofrecieron una dinámica explosiva que mostraba no solo la violencia física de Jake LaMotta, sino también el dolor emocional que lo definía.

La película hizo historia

Toro salvaje fue estrenada en 1980 y, aunque no arrasó en taquilla, dejó su marca en la crítica y el cine. Fue nominada a ocho premios Oscar y se llevó dos: mejor actor para De Niro y mejor montaje para Thelma Schoonmaker, la montadora de confianza de Scorsese. La película no era solo una historia sobre boxeo; era un retrato devastador de autodestrucción, celos y redención que se convirtió en un clásico atemporal.

La historia sigue a LaMotta (interpretado magistralmente por Robert De Niro) mientras asciende al éxito en el boxeo, pero su carácter violento, inseguridades y celos extremos comienzan a destruir sus relaciones más cercanas. Su hermano y manager, Joey LaMotta (Joe Pesci), es víctima constante de sus arranques de ira, y su esposa, Vickie (interpretada por Cathy Moriarty), sufre sus celos enfermizos y su comportamiento controlador.

El núcleo de la película no es solo el boxeo, sino el conflicto interno de Jake LaMotta: un hombre atrapado entre su extraordinaria habilidad física y su incapacidad emocional para amar y confiar en los demás. Es un estudio sobre cómo el éxito no siempre conduce a la felicidad y cómo el peor enemigo de LaMotta no era su oponente en el ring, sino él mismo. Con el tiempo, el filme pasó de ser una apuesta arriesgada a ser considerada una de las mejores películas de todos los tiempos. Todo gracias a un actor insistente, un director en crisis y una historia que nadie creía que funcionaría.