Toros
Emilio de Justo: «Mi principal adversario soy yo, lo que quiero conseguir es crecer como torero y como persona»
«La tarde de Madrid, en este mes de octubre, ha significado refrendar y ratificar ese momento tan bonito que he vivido este año», revela el matador
Dos puertas grandes en Madrid, en julio y otoño, y dos orejas a un toro de Victorino Martín en la Feria de San Miguel de Sevilla rubrican la temporada más importante que ha protagonizado el diestro extremeño Emilio de Justo, en un año donde sus actuaciones se cuentan por triunfos. Sin rehusar encastes de todo tipo y acartelado entre las figuras, el matador ha seguido buscando delante de la cara del toro la profundidad en su concepto del toreo y el crecimiento personal y artístico. Es uno de los nombres propios de esta temporada española inusual, celebrada bajo pandemia, formando parte de ese trio de ases que corona el escalafón con Morante de la Puebla al frente del mismo y a la zaga el peruano Roca Rey. El Debate conversa con Emilio de Justo días antes del inicio de su campaña americana.
–Dos puertas grandes en Madrid, una en mano a mano con Ferrera en julio cortando tres orejas, y otra en otoño con Juli y Juan Ortega cortando dos orejas a uno de Domingo Hernández es el broche de oro a una temporada clave en su consolidación como figura. ¿Feliz ante lo que ha acaba de lograr?
–Feliz porque es una sensación muy bonita poder haber vivido esas dos salidas a hombros en Las Ventas, cuajar ese toro de Victorino en Sevilla y poder dar grandes tardes de toros en una temporada importante para mí. Aunque también es cierto que, reflexionando sobre ella uno siempre piensa que puede hacerlo mejor de lo que aun ha resultado la temporada. De haber podido matar ese segundo toro de Sevilla hubiera abierto la Puerta del Príncipe y de haber matado por arriba ese segundo toro de Victoriano del Río en julio hubiera podido cortar cuatro o cinco orejas en Las Ventas. Siempre hay cosas por hacer que a uno se le queda en el tintero y creo que aún podía haber engrandecido -aún más- la temporada, pero en líneas generales estoy feliz.
–¿Cómo vivió esa última tarde de otoño en Madrid, con esa última puerta grande que rubricaba esta temporada decisiva para usted?
–Imagínese, para mí era muy importante refrendar una temporada que venía siendo de una regularidad tremenda e importantísima. Llegaba a Madrid con el triunfo de julio, había triunfado con victorinos en Sevilla y había logrado triunfar en muchísimas plazas de segunda y tercera categoría. Había logrado una gran regularidad en toda la temporada con actuaciones muy redondas, convenciendo a muchos aficionados. Y la tarde de Madrid, de este mes de octubre, ha significado refrendar y ratificar ese momento tan bonito que he vivido este año. La verdad es que, vivirlo, fue un sueño. Fue un sueño que saliera ese último toro, que nadie esperaba, y que pudiera pasar lo que pasó cuajándole una faena de mucha intensidad y emoción, con una plaza entregada en sus olés ante un toro muy bravo.
Cortar tres orejas en un mano a mano con un torero que admiro mucho como es Ferrera fue clave para mi temporada
–¿Cómo la vivió?
–Fue una faena muy de Madrid, porque en Las Ventas gusta mucho del toro bravo que exige y este lo era. Era bravo y encastado y ante él, siempre se le pide al torero que haga las cosas muy de verdad y con mucha entrega. Un toro así, habitualmente, no permite torearlo despacio y al compás que tú quieres, pero todo lo que le haces delante de él es de suma verdad e importancia, por el poder del toro y de su embestida. Es un toro de tirar la muleta y romperte buscando la entrega y la verdad, olvidándose de uno mismo y creo que, por eso, la faena llegó tanto a la afición y caló en los tendidos. Fue una faena llena de pasión y emoción porque me entregué, de verdad, y con mucha autenticidad.
–Este triunfo de Madrid venía precedido por el triunfo de julio en la corrida de la cultura en mano a mano con otro torero en estado de gracia como es Antonio Ferrera. ¿Cómo fue aquella tarde en la que cortó tres orejas?
–También fue una tarde preciosa porque, además, el triunfo a mitad de temporada me vino fenomenal. Cortar tres orejas en un mano a mano con un torero que admiro mucho como es Ferrera fue clave para mi temporada porque, además, me dio la posibilidad de dar un salto en la calidad en mi toreo que me permitió entrar en carteles fuertes acudiendo a muchas ferias como Almería, Salamanca, Logroño, Albacete. A partir del triunfo de Madrid estuve anunciado en muchos carteles y tardes entre las figuras. Y después está la sensación de volver a vivir una salida a hombros, nuevamente, por la puerta grande Las Ventas que fue una sensación y una experiencia tremenda y muy emocionante. Ha sido uno de los triunfos más importantes de mi vida.
–A esos dos triunfos cabe sumarle la actuación en la Feria de San Miguel en Sevilla donde, en mano a mano con Ferrera, logró cortar dos orejas a un toro de Victorino Martín. Estuvo rozando esa Puerta del Príncipe.
–Sí que estuvo a punto, sí que estuve a punto de lograr abrir esa Puerta del Príncipe. Me quedé a milímetros y la rocé con las manos, pero bueno no debo quedarme con lo malo, creo que debo quedarme con lo bueno de una tarde que fue llena de emociones y de un sentimiento muy especial. Torear en la Maestranza, sentir esos olés, la entrega de esa afición, sentir que entras y llegas al corazón de Sevilla es algo muy bonito para un torero. Lo que viví allí en Sevilla fue una de las tardes más importantes como torero y de las más felices de mi vida.
–Más allá de Madrid y Sevilla, ¿con qué tarde más se queda en esta temporada?
–Hay tardes muy bonitas a lo largo de esta temporada. Me quedo con la tarde de Almería; con la de Salamanca; la de Dax con toros de La Quinta; la de Arles con un toro de Jandilla al que cuajé muy despacio y muy a gusto; en Alcázar de San Juan con un toro de Daniel Ruíz; la de Almendralejo con un toro de Luis Algarra; Sanlúcar con un toro de Juan Pedro Domecq… La verdad es que me vienen a la mente muchas tardes porque, afortunadamente, han sido muchas las que he podido sentirme a gusto delante de la cara del toro, toreando y cuajando faenas que me han ido enriqueciendo y haciendo crecer como torero. Hay más que se me escapan, pero son muchas las tardes que guardo para el recuerdo. Son treinta y seis tardes en las que he actuado en esta temporada y siempre me he sentido muy a gusto, toreando con entrega.
Como torero, mi única obligación es defender el toreo, la fiesta, su autenticidad, la verdad que tiene esta profesión
–¿Ha sido la temporada soñada? Lo comento porque en esta temporada hemos visto a Emilio de Justo acartelado con las figuras, con buenas ganaderías y en grandes ferias.
–Ha sido bonita la temporada porque he empezado a entrar en las grandes ferias con carteles muy buenos y rematados y, sobre todo, con ganaderías que me han permitido hacer el toreo que llevo dentro. Pero también ha sido una temporada en la que, desde le punto de vista ganadero, también he tenido variedad en los encastes con toros de La Quinta, de Victorino Martin, de Adolfo Martin, Victoriano del Río, Garcigrande, Jandilla. Ha habido variedad y en todas me he sentido muy a gusto y cómodo, además torear todos los encastes creo que engrandece la temporada porque he tocado de todo. He apostado por esa variedad y he podido expresar mi toreo con todos ellos.
–¿Ha notado mucha diferencia entre unos encastes y otros?
–Siempre se nota un encaste y otro porque los registros que te exigen las ganaderías cada una es diferente y eso es lo que engrandece la carrera de uno, el hecho de que pueda con todos esos registros y expresar -en todos ellos- el toreo que uno lleva dentro. Ser capaz de adaptar tu tauromaquia a cualquier tipo de encaste es lo que te enriquece como torero y enriquece tu concepto del toreo. El hándicap o el reto de todo torero es ser capaz de no salirse de su concepto de toreo y poder aplicarlo a cualquier tipo de toro al que te enfrentes en sus diferentes estilos de embestida y las dificultades que plantea. En este sentido, creo que, sin salir de mi concepto y mis formas, he tratado de adaptarme, de triunfar y torear como siento, sin traicionar mi idea de toreo. Y eso creo que el aficionado, además, lo valora muchísimo.
–Que el aficionado le valora es un dato objetivo porque todos han estado pendientes de su temporada junto a la de otros nombres propios como Morante, Roca Rey, Juli, Manzanares, Juan Ortega, entre otros. ¿Cómo se ha sentido cuando en el patio de cuadrillas comprobaba que, hacia el paseíllo junto a las figuras consagradas, junto a los grandes nombres de la tauromaquia actual? Suena a triunfo personal a la constancia, máxime cuando ha tenido que vivir el desierto de once años muy difíciles hasta ese triunfo de Madrid en 2018.
–Es verdad que han sido años muy difíciles en los que tuve que aguantar mucho y tener paciencia y gracias a mi vocación y afición he podido aguantar esta situación hasta ahora donde me veo acartelado con las figuras del toreo consagradas. Siempre es una responsabilidad porque hay que estar a la altura del cartel, pero la verdad es que a la vez es bonito porque es cumplir el sueño de estar entre ellos y con ellos. Dese cuenta que yo los vi de niño y los admiro y ahora estar con ellos en los principales carteles de las grandes ferias es un sueño hecho realidad. Ahora pasan de ser tus ídolos, en los que siempre te has fijado cuando estabas sin torear y entrenando, a estar en el mismo patio de cuadrillas y pasas a competir con ellos –directamente- en muchas tardes. Tienes una sensación rara porque los admiras mucho como figuras que son, pero a la vez te quieres medir con ellos con lo que conviven todas esas sensaciones cuando te ves con ellos a la hora de hacer el paseíllo. Esto es también lo grande de la profesión que admires a toreros que respetas mucho y que un día, finalmente te ves con ellos para competir de tu a tú y torear con ellos ante el público.
–En circunstancias como esas, ¿cómo se lleva la presión? ¿Hay más presión por la ganadería, por los compañeros, con uno mismo?
–Mi máximo rival soy yo mismo porque soy quien disfruto cuando triunfo y sufro cuando no estoy bien. Yo mismo me automotivo y autoexijo, pero sí que es verdad que luego cuando ves los compañeros que están en gran momento y hacen cosas extraordinarias, uno lo ve y no se quiere quedarse atrás. Son momentos de mucha presión, pero muy bonitos porque estás ahí para responder tú y mostrar el toreo que llevas dentro. Te ves con ellos, cada uno con su forma y concepto del toreo, y te dan ganas de estar compitiendo con tu toreo con todos ellos. Es una sensación muy bonita. Además, para el aficionado lo bonito es esa variedad de toreros, cada uno con nuestro toreo, y que puedan disfrutarlo y vivirlo con intensidad, con emoción, con pasión. Me motiva estar con mi toreo a la altura de las grandes figuras.
He visto en los festejos a la juventud y eso es muy importante, porque hablamos del futuro de la fiesta de los toros
–¿Cómo ha evolucionado su tauromaquia en esta última temporada?
–Trato siempre de crecer como torero y asimilar todo lo que me ocurre en el ruedo ante el toro. Siempre estoy también autoexigiéndome porque siempre hay cosas que mejorar. La regularidad de esta temporada me ha permitido coger más poso y ritmo en mi toreo, pero todavía creo que me queda mucho por hacer. También compruebo que estoy en el camino, aunque mi techo creo que esta todavía muy lejano. Mi gran obsesión es torear cada vez más despacio, reposado, puro, de verdad y por esa línea es por la que quiero seguir avanzando, creciendo. Esa es mi línea evolutiva que quiero seguir en las próximas temporadas porque mi principal adversario soy yo, lo que quiero conseguir es crecer como torero y como persona.
–Con esta temporada vencida, ¿con qué puede soñar un toreo como usted que ha conseguido esa doble puerta grande en Madrid, un triunfo rotundo en Sevilla y numerosos triunfos en diversas plazas españolas?
–Uno tiene que aspirar a lo máximo. En un torero el hecho se soñar es lo que te mantiene despierto, te motiva y te echa adelante hasta en los momentos más complicados. Y, en ese sentido, lo más bonito de conseguir los triunfos es la motivación de antes, lo que te mueve a triunfar en Madrid, en Sevilla, en todas las plazas en las que te anuncias porque después cuando logras el éxito no es fruto de la casualidad, es resultado de momentos de soledad, de toreo en el campo, de entrenamiento, de soñar. Cuando logras ese triunfo lo disfrutas mucho, pero pasa en un suspiro y de nuevo debes rearmarte con los sueños y seguir adelante queriendo alcanzar nuevas metas. Detrás de cada triunfo siempre hay mucho sacrificio, mucho esfuerzo, mucho tesón, mucha entrega sin desfallecer. Cuando logras el triunfo te das cuenta que es el resultado de todo un proceso y lo vives en plenitud, pero pasa rápido y hay que volver de nuevo a construir esa preparación. Después, cuando las cosas no salen bien, también es cuando te das cuentas de lo difícil que es, en muchas ocasiones, triunfar y abrir esas puertas grandes tan importantes.
–Este año ha sido una temporada rara bajo los efectos de la pandemia. Ha sido una temporada en la que los toros han vuelto a celebrarse en la mayoría de las plazas, no en todas, bajo estrictas medidas sanitarias. ¿Cómo ha visto la fiesta de los toros? ¿Goza de buena salud?
–Yo creo que ha sido muy positivo que se hayan vuelto a dar toros en la mayoría de las plazas donde se han podido dar, a pesar de las medidas sanitarias que, como es lógico hay que cumplir y respetar por el bien de todos. Creo que ha sido positiva porque debíamos dar toros este año y, la verdad, es que a comienzos de este 2021 no estaba muy claro que se pudiera celebrar una temporada, aunque fuese en las condiciones en las que se ha celebrado. En mi caso he llegado a torear treinta y seis festejos, incluso más que en 2018 y 2019 a pesar de las restricciones y es positivo porque debíamos volver a los ruedos y abrir las plazas. Además, he visto en los festejos la presencia de la juventud y eso es muy importante porque estamos hablando del futuro de la fiesta de los toros. Y ha habido una gran afluencia de público. En resumen, creo que ha habido muchas cosas positivas en esta temporada y, sobre todo, se ha sabido dejar muy buen ambiente y todo dispuesto para poder dar una temporada en 2022 donde, tomando aún precauciones, puede ser que se dé completa y con la mayoría de las plazas abiertas. Por todo eso creo que es muy positivo todo lo que ha pasado en esta temporada española.
–No obstante, su mirada positiva por todo lo que hay de bueno en la fiesta de los toros, cabe destacar que el espectáculo ha seguido siendo el blanco de los animalistas y de los antitaurinos. Una polémica en la que sigue envuelta la fiesta de los toros. ¿Cómo se puede contrarrestar este acoso y derribo que sufre la fiesta? ¿Cómo se convence, al que no la conoce, de su importancia?
–Es muy complicado porque es verdad que la fiesta de los toros es un mundo que provoca rechazo o adhesión inquebrantable y no es fácil entrar en diálogo con los antitaurinos o los animalistas. Yo, como torero, mi única obligación es defender el toreo, la fiesta, su autenticidad, la verdad que tiene esta profesión, y mostrarle al aficionado que debemos cambiar en el modo en el que damos a conocer la fiesta de los toros, sobre todo contando que nos encontramos en el siglo XXI y que el fututo de la fiesta pasa porque los jóvenes la conozcan, se involucren, se sumen a ella. En mi caso particular y desde la comunicación hemos intentado, a través de las redes sociales que es donde está ahora la juventud, trasladar lo que significa la fiesta de los toros para que la conozcan, siempre respetando su rito, su tradición, su historia. Debemos pensar en cómo llegar a los jóvenes y nosotros lo estamos intentando de ese modo mostrando cómo es el torero, cómo es el toreo, cómo es la ganadería. Hay que acercar el mundo del toro a la gente y a las personas que no pueden ir a la plaza de toros y mostrarles cómo es la fiesta. Solamente así se puede conseguir que la gente la conozca, la comprenda y la descubra. Yo creo que ese tipo de detalles son los que pueden enamorar a la gente y engancharse a la fiesta de los toros tras descubrirla a través de todos los que la conformamos.
–Esa comunicación con el joven es importantísima para la fiesta…
–Claro que sí y hay que hacerlo sin perder nunca el rito, el respeto, la tradición, el clasicismo porque una cosa no está reñida con la otra. Es verdad que tenemos que tener en cuenta que vivimos en unos años cuyos avances tecnológicos hay que saber aprovecharlos en beneficio de la fiesta y de su difusión a través de todos esos medios nuevos en los que están precisamente los jóvenes. No podemos quedarnos anclados en que el torero es un personaje místico, que no se relaciona con nadie excepto con el toro, que no sabe nada más que torear… Hay que estar en el mundo y el mundo actual es tecnológico. Hay que tener claro que la gente joven es el futuro de la fiesta para las próximas décadas y hay que contarles y descubrirles lo que es el toreo desde el respeto a la tradición y el rito de la tauromaquia.
–Soñemos por unos minutos. ¿Cómo imagina la temporada que viene?
–Que vengan nuevos triunfos, nuevos retos, nuevas metas y que pueda volver a triunfar en plazas importantes como las que he triunfado este año y, sobre todo, que crezca y pueda ser un poco mejor torero que este año.