La vida en una librería con encanto en la era Amazon

Andrea Stefanoni, bonaerense y nueva vecina de la Travesera del Arenal, ha traído aire fresco al centro de Madrid. La librería La Mistral a unos pasos de la Puerta del Sol, cerca también de gigantes como la FNAC o La Casa del Libro y haciendo frente a la sombra del gigante Amazon. Contra todo pronóstico (o el pronóstico de los más agoreros), la apertura ha sido un éxito.

Dice la autora del libro La abuela civil española (Seix Barral, 2015), que escribió sobre los relatos que le contaban sus abuelos sobre la Guerra Civil española –razón que les había obligado a emigrar años atrás–, que siempre habrá espacio para los libros. Y buena muestra de ello es que apenas unas semanas después de su apertura, y contra (casi) todo pronóstico, la antigua sede del Teatro Arenal se ha convertido en un lugar de encuentro y bullicio, especialmente en este Día de las Librerías. El Debate entrevista a esta argentina hija de leonesa para conocer mejor el secreto del éxito de La Mistral.

–Hoy, 11 de noviembre, se celebra el Día de las Librerías. ¿Por qué son lugares que tenemos que reivindicar?

–Debemos reivindicarlas como también debemos reivindicar los teatros, los cines de barrio y todos aquellos lugares en donde la esencia principal sea ir en busca de historias. No tenemos que dejar que desaparezcan, mejor dicho, habría que invadir las ciudades de opciones.

–¿Qué han supuesto las librerías para usted? 

–Cuando trabajas en una librería tantos años podés llegar a sentir que lo conoces todo, pero no es así. Los días están llenos de imprevistos alucinantes que te regala el público lector. Solo debemos ser buenos observadores del detalle. «Llene su papel con los latidos del corazón», decía Albert Camus; bueno, para recomendar un libro se deben transmitir esos latidos.

–Usted ha decidido apostar e inaugurar una librería, La Mistral, en pleno centro de Madrid, en un momento complicado. ¿Por qué?

–Lo que pasa es que no buscas el momento, el momento es el que es, y si es complicado lo haces igual. Fue una situación de esas de cambios rotundos en las que no tienes el privilegio de elegir periodos ideales. ¿Por qué en esta ciudad? Porque estoy enamorada de Madrid, y cada día que pasa lo estoy un poquito más.

–¿Qué aprendió de su experiencia en el Ateneo Grand Splendid?

–El Ateneo me marcó en todo lo que soy hoy. En la forma de trabajar, en mis relaciones laborales, y sobre todo, lo que más valoro; me enseñó a armar equipos de trabajo.

–¿Qué tienen las librerías que defender frente a gigantes como Amazon?

–Las librerías nada, porque supongo que lo que ofrece una librería no tiene nada que ver con lo que ofrece Amazon. Pero son debates que cuando rozan lo extremista, para mí dejan de tener sentido.

–¿Qué opina de los que la tildan de ingenua por apostar por la literatura?

–Solo les diría que no soy ingenua ni kamikaze. Que si quisiera intentar hacerme millonaria no pondría una librería, quizá pensaría en otras cosas. El problema en esto es tal vez que poner una librería es 'el sueño' de muchos, como algo romántico o novelesco, y la librería requiere de mucho esfuerzo físico y de una buena gestión. Quien haya trabajado con libros lo sabe. Entonces, ingenuo o kamikaze es quien abre una tienda de libros pensando que va a llegar todas las mañanas, se va a fumar un habano en la puerta y después se va a sentar en un sillón a leer toda la tarde mientras, cada tanto, entra un cliente con el que se pone a charlar sobre Carver… No. No es así.

–¿Por qué escogió el nombre de La Mistral?

–Creo que es lindo homenajear a una poeta como Gabriela Mistral cuando tantos conservadores en Chile la ocultaron… ¿Cómo era la frase?: la prefieren loca que lesbiana. Recomiendo el documental Locas mujeres. Es un simple homenaje que, además, suena bonito.

–Si tuviera que recomendar otras librerías, ¿cuáles serían? 

–La buena vida, mis recuerdos en La central de Barcelona, Amapolas en octubre... son muchas.