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Los Reyes Católicos

Los Reyes Católicos, Isabel y FernandoCreative Commons

Profesores e historiadores, contra el currículo de Historia en Bachillerato que excluye a los Reyes Católicos

Profesionales y expertos coinciden en preguntarse cómo pueden explicar el presente y el pasado a los alumnos si se les hurta una parte esencial de ese mismo pasado

Eva Pérez, profesora de Lengua y Literatura en la ESO y en Bachillerato, afirma no conocer a fondo la nueva Ley. Hay una especie de velo que hace presagiar la reforma ideológica, una más, que no se quiere adelantar. En el último borrador (apropiada polisemia) conocido de la LOMLOE la «Historia Contemporánea» copará el currículo de la asignatura de Historia para los alumnos de Bachillerato, que empezará a partir, no antes, de la Constitución de 1812.

«Si eso es así me parece un corte ideológico que provoca un vacío histórico. En mi caso, ¿cómo van a comprender mis alumnos la literatura sin conocer la literatura medieval? Me parece una eliminación extraordinaria que va a provocar que los jóvenes sepan de lo que oyen y no de la realidad», afirma Pérez.

«Partiendo de que ni siquiera entiendo la terminología, eso de las «evidencias», las «competencias»… No se puede entender España sólo desde la contemporaneidad. Sería imposible hacerlo sin conocer las bases de la formación de España como Estado y no entender un pasado previo que nos lleva, entre otras cosas, a conocer el origen de unos derechos forales muy anteriores a las ideas nacionalistas del siglo XIX y los liberalismos. Para saber lo que somos, debemos saber de dónde venimos: ¿sin ver nada del siglo XV que justo sería la época más floreciente e incluso, lo anterior?», se pregunta la profesora de Historia Contemporánea Cristina Barreiro.

«Conocer una Historia sesgada»

Cándida Filgueira, directora del máster de Formación de profesorado de la USPCEU, cree que «la nueva ley LOMLOE ha rediseñado la asignatura de Historia de España en donde los estudiantes bachilleres conocerán de forma muy sesgada la Historia de nuestro país, apelando a «la formación en libertad y en la toma de conciencia del respeto a los sentimientos de pertenencia y a la existencia de identidades múltiples», pero ¿qué pasa con los contenidos? Queda claro que el currículo estatal establece las enseñanzas mínimas que deben aprender todos los alumnos de forma obligatoria, pero en realidad no es así puesto que serán las CCAA quien completen el temario».

«Los contenidos de Historia en ESO y Bachillerato necesitaban una racionalización –ese es uno de los argumentos de los cambios en el temario– y seguirán necesitándola según lo que se ha publicado de esta reforma», admite Carlos Gregorio Hernández, profesor de Historia Contemporánea. «Algunos de los temas que han desaparecido ya se tratan en la ESO dentro de un temario más amplio de Geografía e Historia. Los que se mantienen también se estudian en 4º de la ESO. Es decir, unos temas se eliminan para evitar solapamientos, pero otros, que igualmente se solapan, se recalcan, reenfocan y priorizan, al haber más tiempo para estudiarlos».

«Solo pretenden hacer que conozcan la Historia de forma sesgada, sectaria, poca y mal, con una fuerte carga de propaganda política de tercera, todo ello al servicio de un proyecto político culturalmente irracional», opina Luis E. Togores, catedrático de Historia Contemporánea.

¿Saben que antes de La Pepa ya había Cortes? Cristina Barreiro, profesora de Historia Contemporánea

«El gobierno «progresista» sigue, sin ningún pudor, con su plan de destrucción del país a través de la mentira y la tergiversación de la Historia. Después de la denominada Ley de Memoria Democrática, el siguiente paso parece que será aleccionar a los jóvenes para que acepten, sin rechistar, la imposición de un nuevo orden basado en la falsedad de un pasado que nunca existió, o que se modifica al gusto de los políticos de izquierdas», manifiesta Eduardo de Mesa, coordinador del Instituto CEU de Estudios Históricos.

«Nunca se podrán entender las «grandes reformas» que se intentaron en el primer bienio republicano sin conocer, entre otras cosas, cuál era el origen de la distribución de la propiedad de la tierra en España. Claro que era necesaria una Reforma Agraria pero en el momento que se aprueba, en el 32, no hizo más que abrirse la caja de los truenos y resultó desastrosa, uno de los grandes problemas de la República. ¿No dicen en la Ley que se intentó otra con un ministro de la CEDA en el bienio radical-cedista? Pasa un tanto de lo mismo con la cuestión religiosa o incluso con la reforma del Ejército que propuso Azaña en su idea de «republicanizar el Ejército». Pues ni siquiera, si pretenden estudiar sólo eso, puede hacerse desconociendo las causas que habían llevado a esa situación y siento decirles, que algunas de esas cuestiones son previas al desmantelamiento del Antiguo Régimen», declara Barreiro.

«Intento de borrar el pasado»

«En este solapamiento de los temas…», insiste Hernández, «se pierde la visión de conjunto, que ofrecía el temario en vigor, y la madurez propia de un alumno mayor a la hora de abordar aspectos claves sobre los orígenes y la evolución de España. Por otra parte, los contenidos que ahora se eliminan ya venían siendo marginados en los temarios, pues en los manuales para desarrollarlos se sustancia la historia moderna de España en un par de páginas, y también porque las pruebas selectivas existentes al final del bachillerato los priorizaban».

Pilar Alegría, libros de historia

«¿Saben que antes de La Pepa ya había Cortes? De otro tipo, pero las había. ¿Qué cuentan del derecho tradicional español y el origen de la monarquía? ¿Saben lo que eran los modelos corporativos propios del periodo de entreguerras?», cuestiona Barreiro.

«Si el temario se inicia con la Constitución de Cádiz de 1812, continúa comparando los regímenes que se sucedieron "desde el fin del absolutismo y el reinado de Isabel II hasta la Restauración y la Constitución de 1931″, y llega hasta la Constitución de 1978. ¿Es éste un desarrollo y conocimiento equilibrado de España?», se pregunta Filgueira.

«Los nuevos planes de estudio de bachillerato son fruto de un intento de borrar el pasado de la nación española. El conocimiento de la Historia de España es uno de los pilares más sólidos sobre los que se cimenta su unidad, progreso y un futuro esperanzador», asegura Togores. «El pasado de una nación, sobre todo si está repleto de gloria y de hechos de los que sentirse orgulloso, forma parte del patrimonio intangible e importantísimo de un pueblo», añade.

El siguiente paso parece que será aleccionar a los jóvenes para que acepten la imposición de un nuevo orden basado en la falsedad de un pasado que nunca existióEduardo de Mesa, historiador

«Tras estudiar cómo han actuado los nacionalistas catalanes, que se han inventado unos Países Catalanes y una historia que únicamente ha existido en sus mentes, el gobierno de Pedro Sánchez quiere poner en marcha la misma estrategia…», ensaya De Mesa. «La Historia –esa rama de las letras que tanto ansían controlar– debe ser la primera en caer, ya que una vez remodelada a su gusto será el eje de su nueva realidad. Por eso no debe extrañarnos que los futuros bachilleres vayan a aprender una historia-ficción, entre inventada y deformada, dónde no tendrá cabida ningún hecho o concepto histórico que no pueda ser entendida mediante «su verdad»».

Se interpela De Mesa: «¿Cómo le vamos a explicar a un estudiante qué es la democracia si no conocen la antigua Grecia y Atenas?». Preguntas sin respuesta como si ese fuera el objetivo. Primero se borra la respuesta y después se acaba borrando la pregunta. «Todo se puede falsear. Esta continua fantasía se observa al comprobar cómo se ensalza continuamente a la II República como referente de una sociedad próspera y feliz y que sólo existió en sus mentes. Pero eso sí, sin acordarse del golpe de Estado que dio el PSOE en 1934, sin la persecución contra los católicos, de la aceptación de las declaraciones de independencia catalana y vasca, y del abrazo al comunismo, como todos sabemos, el régimen más democrático que ha existido nunca».

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