De la Puerta del Sol a Tetuán o Arganzuela: los maestros belenistas nos enseñan los mejores nacimientos de Madrid
Para celebrar la Navidad, recorremos los belenes más representativos de la capital de la mano de la Asociación de Belenistas de Madrid
Dice el alcalde, José Luis Martínez-Almeida, que 2021 ha sido un año duro para Madrid, un año que comenzó con Filomena y en el que hemos seguido sufriendo el zarpazo de la pandemia. «Sin embargo, creo que la explosión de júbilo que sentí con el encendido de las luces de Navidad no fue solo un suspiro de alivio o un momento de alegría ilusoria. En todos los trayectos que hago a pie por la ciudad llevo tiempo notando una sensación, una vibración, una energía nueva», explica el alcalde, responsable de la programación navideña de la ciudad. «Madrid intuye que estas Navidades del Reencuentro son especiales y que la ciudad se encuentra en el umbral de una etapa nueva llena de promesas. Creo que ahí está el secreto de esta Fiesta, única en todo el año, símbolo de la esperanza y del nuevo comienzo de todas las cosas que tuvo lugar en Belén hace más de 2000 años».
Esta esperanza de la que habla el alcalde se respira en los 22 belenes que, de manera oficial, se han montado en la Comunidad de Madrid. Todos ellos nacimientos que guardan una característica común: han sido pensados, creados y emplazados por la Sociedad de Belenistas de Madrid, nacida hace más de 75 años en la ciudad después de que los cinco socios fundadores participaran en un concurso de nacimientos convocados por el Semanario del Hogar Misión. «La asociación se constituyó el 9 de abril de 1945, y con ella fomentamos el belenismo en toda España, con especial foco en Madrid», explica Fernando de Miguel, vicepresidente y uno de los 550 socios que actualmente colaboran con la entidad. Tanto él como José Francisco Serrano, también maestro belenista y vocal de publicidad de la asociación, van a ser los guías de excepción de El Debate por los mejores belenes de la Comunidad de Madrid.
¿Por qué hacer belenes? «No solo es una tradición heredada –yo la heredé de mi padre, que me llevaba desde que tenía 5 años a coger corcho y escoria de carbón y a comprar figuritas–, sino que también es una forma de recuperar la religiosidad de esta fiesta: la Navidad conmemora el nacimiento de Jesús», explica De Miguel, que concibe cada nacimiento como un pequeño catecismo. Para ello, por supuesto estudian la Biblia y la Historia, tratan de ser rigurosos en cada escena, y lo viven como un acto de fe. De hecho, la Asociación de Belenistas de Madrid ha solicitado la declaración de este arte como Manifestación Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial ante el Estado, paso previo a la declaración del Belenismo como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.
Belén de la Puerta del Sol
Un año y medio. Ese es el tiempo que se ha tardado en concebir y montar este monumental belén, conformado por tres islas, de cinco metros de diámetro cada una, que se elevan (literalmente) sobre el agua. ¿Horas de trabajo? «Todas las que te puedas imaginar, y más», explica De Miguel, especialmente orgulloso de este nacimiento monumental que ocupa 215 metros cuadrados que han sido cedidos por la Comunidad de Madrid dentro del edificio de la Real Casa de Correos.
«Hemos sido cuatro maestros belenistas, con diferentes grados de participación, y 30 personas más. Ha sido un proceso largo y precioso», añade José Francisco Serrano, también maestro belenista. Los artistas nos guían por las escenas, que recogen con todo lujo de detalles la historia de la Natividad, remontándose a los desposorios de María y José: la Anunciación, las dudas de José, la visitación a la prima Isabel, el Rey Herodes, el censo, la búsqueda de posada, la anunciación a los pastores, el nacimiento, la adoración, la huida a Egipto... Todo realizado con exquisito mimo, cuidado y amor, y con más de 160 figuras de los mejores artistas. Entre ellos, José Luis Mayo, Daniel Alcántara, Monserrat Ribes y la Escuela Murciana.
«Nos situamos frente a tres islas que están emergiendo y que representan el renacer del nuevo mundo. Queremos representan la esperanza, que es la misma esperanza que nos trajo Jesús cuando nació», explica De Miguel. Cada una de las tres islas está alimentada por ocho bombas de agua y dividida en «16 quesitos», según explican los artistas, casi ingenieros. Cada uno de estos quesitos (48 en total) se numera y se monta en el taller con cuidado, y después se transporta y se ensambla aquí, en la Real Casa de Correos. «Además de eso, y del río que recorre las islas y acaba en cascada, de lo que más orgullosos estamos es del Árbol de la Vida, que representa un olivo enorme, de dos metros de alto, que contiene en su interior precisamente el nacimiento», explican De Miguel y Serrano.
En la tercera isla se representa Jerusalén, con el colosal castillo de Herodes que se alza por encima de las tres islas, solo superado en altura por el olivo. «Para realizar los decorados, utilizamos casi cualquier cosa: en este caso para realizar las ventanas de estilo oriental hemos utilizado varillas de abanico, y con papel taladrado emulamos las celosías», explica De Miguel. Una pasarela de madera cuelga de las rocas y se introduce en una cueva, en la que se ha trabajado la profundidad gracias a un sutil (y muy ingenioso) juego de espejos. «Hay muchos trucos ópticos, pero la mayoría de lo que veis es trabajo: corcho, madera, barniz, musgo, esparto, troncos de árbol unidos con tornillos y cubiertos con falsa vegetación», explica Serrano, que se detiene ante un antiguo pozo que, con la supuesta elevación de la isla, ha quedado al descubierto. También una potente estructura metálica que soporta no solo el peso del belén, sino también la de los maestros que se encaraman para montarlo.
Paseando alrededor del increíble nacimiento, con el incesante sonido del agua, uno se transporta automáticamente a Judea, a Belén, a la inminencia del acontecimiento que cambiaría la Historia para siempre. «La escenografía es una ayuda para la contemplación. Es un catecismo en tres dimensiones, una película hecha con figuras, aunque haya turistas que solo se queden con su belleza y no profundicen en su significado», continúan los maestros, que se detienen para que observemos a los soldados jugando a los dados, a los niños corriendo en la plaza del pueblo, a la Virgen sujetándose el vientre abultado, la recolección de la uva en las viñas, los campos de trigo, la proporcionalidad de las figuras y los escenarios según se alejan del visitante.
La Natividad en sí ha sido algo incomprendida. El tronco del árbol en el que se esconde está realizado con espuma de poliuretano sobre una base de madera, y les han añadido ramas verdaderas de olivo, con sus aceitunas, que Fernando de Miguel fue a buscar a Toledo. «Las figuras son una colaboración, algo nada habitual, de Daniel Alcántara, que ha hecho a San José, y Montserrat Ribes, que ha modelado a la Virgen, una Virgen dulce, de rasgos aniñados y vestida de colores pastel». Cuentan los maestros que han recibido críticas, pero muchas más felicitaciones. Ellos, en concreto, están felices con el resultado.
Dónde: Real Casa de Correos, Puerta del Sol, 7. De 10 a 22.
Belén de la Consejería de Cultura
En la Real Casa de Postas de Madrid se encuentra un tesoro escondido, un maravilloso belén de finales del siglo XIX. «Este nacimiento rinde homenaje a Emilia Pardo Bazán en el centenario de su fallecimiento, y está inspirado en su obra Cuentos de Navidad y Reyes», explica De Miguel. Se trata de una iniciativa enmarcada en la programación de Navidad con la que el Gobierno regional llenará de música tradicional sus Villas históricas y desplegará propuestas para todos los públicos.
Acompañado de villancicos tradicionales y música sacra, este montaje, que se exhibe en la Sala Alcalá 31, pone en escena los ambientes y personajes descritos por Pardo Bazán apelando a la riqueza escenográfica y espiritual que supuso el Nacimiento en la sociedad de mediados del siglo XIX y primeras décadas del siglo XX, cuando su presencia en los hogares españoles trascendía lo meramente social, al constituir un ritual que unía a gente de todas las edades.
«En esta época, las familias más acomodadas montaban el belén y hacían llegar invitaciones a sus familiares y amigos, que acudían a verlo como si de una fiesta se tratase. Era realmente un evento social, a la vez que espiritual», añaden los maestros belenistas. Según los expertos, en el XIX se montaba el nacimiento ocho días antes de Nochebuena, cuando se celebraba la festividad de la Virgen de la O. «Para ser rigurosos con el periodo histórico, hemos puesto figuras de Olot, muy clásicas, y hemos recreado un belén exactamente como era en la época, según extraemos de los cuentos de Pardo Bazán : el río está hecho con cristales rotos, la vegetación se representa con piñas y hay velas repartidas por el nacimiento para iluminarlo», continúa Serrano.
Al igual que en el de la Puerta del Sol, se representan los tres continentes conocidos hasta el momento, en este caso a través de los tres Reyes Magos: Europa, Asia y África. «Hay una novedad grande para la época: mientras Melchor y Gaspar van a caballo, Baltasar va en camello. También hay una distinción en los ropajes, aunque no cuadran con el siglo I: son más bien del estilo del siglo XV, muy medievales», explican los belenistas, que destacan especialmente el gesto de la Virgen en el nacimiento.
Dónde: Consejería de Cultura. Calle Alcalá, 31.
Belén de Tetuán
En la Junta Municipal del distrito de Tetuán se puede disfrutar de una pequeña exposición que finaliza con un belén, que va ascendiendo como si de una montaña se tratase. «En este caso la escenografía es más medieval, con muchas escenas costumbristas que rodean a las tres principales: la Natividad, la cabalgata de los Reyes y la Anunciación a los pastores, que se encuentran en primer plano», explica De Miguel, que considera este uno de los más bellos –y menos reconocidos– de Madrid. En las montañas, de las que desciende un río, se aprecian posadas, una antigua tahona e incluso una sala de vendimia y elaboración de vino, todos edificios con iluminación interior.
La exposición se centra en la relación entre España e Italia, ya que cuando Carlos III llegó a nuestro país lo hizo con la valiosa experiencia de su reinado en Nápoles y Sicilia. Gracias a él se introdujo en la corte el gusto por los belenes, especialmente con figuras napolitanas. De hecho, él mismo encargó para su hijo el que se conoce como Belén del Príncipe, que se conserva en el Palacio Real. Fue alcanzando popularidad desde el siglo XVIII, hasta llegar a nuestros días: «En la exposición contamos con figuras de Martino Landi, Ivano Vecchio…», añade De Miguel.
Dónde: Junta Municipal de Tetuán. Calle Bravo Murillo, 357. De lunes a viernes, de 9 a 14 y de 16 a 20 h. Sábados de 10 a 14 h.
Belén de Arganzuela
Situado dentro de la histórica Casa del Reloj, junto al Matadero de Madrid, el belén de Arganzuela cuenta también con una escenografía completamente distinta: si la de Tetuán era más medieval, en este caso vemos un pueblo árabe, con almenas, torreones y una hospedería, según indican los maestros belenistas. «La Anunciación está basada en el cuadro del Greco, y la Natividad está copiada de la Anunciación a los pastores de Murillo», añade De Miguel, mientras la concejala de distrito, María Cayetana Hernández de la Riva, explica la importancia del nacimiento para el barrio. «Quien ocupaba el cargo antes que yo decidió no poner el belén durante los años que gobernó, lo que entristeció a los vecinos. Ahora todos los que vienen nos dan las gracias y nos felicitan por haberlo devuelto a su sitio original», explica la popular.
Arganzuela cuenta también con una exposición en la Sala La Lonja titulada ‘Con nombre propio’, dedicada a diferentes artistas españoles maestros del belén. Desde José Luis Mayo, que se centra en las figuras hebreas, de la época de Jesús, hasta las figuras murcianas de la línea de Salzillo, las piezas de pasta de madera de Olot y las creaciones del «gran maestro» Castells, así como figuras de Ortigas, Almansa e incluso de Lladró. Todo acompañado de un entrañable vídeo en el que se puede observar el montaje del nacimiento visto a través de los ojos de un niño.
Dónde: Casa Cultural Casa del Reloj. Paseo de la Chopera, 6-10. De lunes a sábados, de 10:30 a 20:30 h. y domingos de 10:30 a 14 h.
Belén de Ifema
En Ifema este año se puede disfrutar del llamado 'Pueblo de la Navidad', con un grandioso espectáculo de luces, 'Joy to the world'. Las instalaciones de este paseo forman un recorrido luminoso que se puede recorrer en coche y está formado por 32 tipos de figuras luminosas en 3D, divididas en diez zonas. Además, cuentan con cinco puntos de parada en los que, mediante una aplicación, narran una historia a través de audiocuentos.
Pero si la idea es devolver a la Navidad su significado sacro, en el interior del pabellón 3 del recinto ferial se puede disfrutar un belén monumental de 75 metros cuadrados. «Es un belén que llamamos pétreo, en el que todo son montañas realizadas con poliuretano y porespán. Es realmente precioso, con las casas encima de las piedras», explica Fernando de Miguel. «El nacimiento está coronado por un templo con una columnata egipcia, en el que está faraón, la reina, los esclavos... y la Virgen María, San José y el Niño Jesús huyendo», concluye.
En este nacimiento se representan las principales escenas de esta fiesta: la Anunciación a los pastores, la Natividad, la Cabalgata de los Reyes Magos, la Huida a Egipto, el descanso durante esta huida... y una increíble recreación del río Jordán, una corriente natural con una longitud de 10 metros y 350 litros, así como un pozo con 60 litros de agua. Un total de 220 figuras, de los principales artistas (Olot, Montserrat Ribes, Jesús Ramírez Turpin), y 400 horas de trabajo dan como resultado este nacimiento de 15 metros de largo y 5 de ancho, uno de los más grandes de España.
Dónde: Pabellón 3 de Ifema. De 12 a 00. Precio: 15,85 euros.