Una nueva cancelación del pasado
Venezuela crea una comisión para ensalzar el indigenismo y que España pida perdón por su pasado colonialista
Nicolás Maduro ha encargado esta comisión para, según sus declaraciones, «aclarar la verdad del colonialismo europeo, sus crímenes, su genocidio, y exigir justicia y reparación a España»
En el contexto actual de reinterpretación histórica y reivindicación del pasado, el gobierno de Venezuela acaba de anunciar la creación de una comisión que investigue lo que el presidente, Nicolás Maduro, denomina historia del dominio colonialista europeo y español. Para ello, se ha tomado juramento a veinte especialistas que diluciden estos hechos de la historia del país, y que están relacionados con la acción, cada vez más discutida, de España en el continente americano.
Entre los miembros de la comisión presidida por el ministro de Cultura, Ernesto Villegas, están el historiador Pedro Calzadilla, rector del Consejo Nacional Electoral (CNE); Roside González, ministra de Pueblos Indígenas, los diputados Noelí Pocaterra, Aloha Núñez y Alexis Rodríguez Cabello; Alexander Torres, presidente del Centro Nacional de Historia y Reinaldo Bolívar, presidente del Centro de Saberes Africanos.
«Hurgar en la verdad del colonialismo»
Maduro ha señalado que se trata de «una comisión para hurgar en la verdad del colonialismo europeo, aquí, en esta tierra: sus crímenes, su genocidio, el saqueo que hubo, y exigir justicia y reparación a España, a Portugal y a toda Europa para América Latina» y ha recordado que se trata de «una comisión histórica que ya propuso el pasado 12 de octubre, día en que, cada año, el país caribeño conmemora la resistencia indígena, y en el que envió una carta al rey de España para solicitar que le pidan perdón a los pueblos de América por los crímenes y el genocidio cometido, y se haga un proceso de reparación».
Sobre la comisión, el ministro de Cultura Ernesto Villegas ha señalado que se va a desarrollar una línea de trabajo documental sobre el colonialismo y que va a recabar un «índice de investigaciones ya existente al respecto, dentro y fuera de Venezuela» y asegura que es «un esfuerzo de búsqueda de la verdad con vistas a la justicia, la reparación simbólica y la petición de perdón por parte de las más altas instancias del poder español y europeo».
En un nuevo episodio de la guerra cultural, en la que ya no se lucha por territorios, sino por recuerdos y hechos del pasado para conformar la mentalidad de los hombres de hoy, el gobierno venezolano quiere, según declaraciones de su presidente y de su ministro de Cultura, «esclarecer la verdad histórica, y hacer justicia al colonialismo español y sus consecuencias».
Su origen en el cristianismo
En este sentido, el historiador Fernando Díaz de Cortázar, recuerda que «el cristianismo hizo que no haya declaración de derechos, exigencia de respeto a la dignidad del ser humano, ejercicio de la solidaridad e invocación a la condición fraterna de la existencia, que no tenga su origen en la tradición cristiana», y que «a quienes levantaron banderas de emancipación solo se les ocurrió hacerlo porque sobre su infancia y su adolescencia había brillado esa inspiración constante, convertida en atmósfera de valores asumidos. En cada reivindicación relucía una secuela de nuestro pasado. En cada rebeldía estaba impresa la experiencia del Evangelio. En cada gesto para librar al hombre de los tiranos, en cada voz de escándalo y grito de protesta alzaba su palabra el nombre de Jesús».
Contra los bulos de la historia
Manuel Alejandro Rodríguez de la Peña, también historiador y autor de Fakes news y Edad Media, y Compasión. Una historia (CEU Ediciones), señala que es «particularmente peligroso el bulo histórico convertido en cancelación del pasado; en una enmienda a la totalidad al legado de los antepasados. Ese bulo pasa de ser falacia a auténtico veneno para las nuevas generaciones». Y a propósito del apasionante oficio de historiador, este «no debe temer a los recuerdos, ni a los rencores, ni a las voces, ni a los odios. Es justamente esta intromisión de lo humano lo que hace de la Historia una disciplina única, y al mismo tiempo, es lo que empuja a aquellos que la estudian a amarla cada vez más. El buen historiador no se da la vuelta cuando se encuentra con una mala noticia como si fuera maloliente basura, o un error que enmendar. El buen historiador se emociona al encontrarse frente a un bulo porque sabe que queda mucho trabajo por delante, porque sabe que queda mucha Humanidad por delante».