Justice: el dúo electrónico de comienzos del siglo XXI que utilizó la Cruz como reclamo
Repasamos lo que hay detrás del grupo francés integrado por Gaspad Augé y Xavier de Rosnay
En 2005 la música electrónica, a medio gas desde el agotamiento de la Ruta del Bacalao, exigía unos nuevos códigos para hacerse escuchar en un mundo donde el Reggaetón parecía copar las pistas de baile.
Si bien Daft Punk, Groove Coverage, Dj Tiesto y Safri Duo –entre otros– hacían las delicias de los beodos del juernes, seguía faltando una rítmica más contundente que había puesto en el Indie todas sus expectativas de ocio musical.
Fue entonces cuando, con una iconografía escatológica, con unos beats pegadizos y quebrados con una presencialidad sublime de los bajos, irrumpió en escena con Waters of Nazareth, Justice.
El comienzo de una senda sin retorno
Tras el primer gran éxito de los galos, empezaron a sucederse un conjunto de actuaciones que fusionaron la iconografía cristiana con un tempo que solamente podía llevarte a una cosa: bailar. Bailar toda la noche en cada antro europeo. «No es música cristiana, pero si eres cristiano y tienes las piernas adecuadas para resistir en la pista de baile, siempre serás bienvenido a celebrar con nosotros», decía en una entrevista para el periódico El Tiempo.
Reconocidos herederos de lo mejor que sonaba al final de la década de los 90 como Cassius, Air o los mencionados Daft Punk –el vino bueno que todavía suena al final de cada sesión de electrónica–, fueron haciendo carrera sacando disco tras disco cada vez más arriesgado, transgresor y aplaudido.
Si bien se salieron de la estética cristológica con temas como We are your friends o D.A.N.C.E. en 2008 salieron bajo el álbum Cross con algunos sencillos como DVNO (no hace falta descomponer el acrónimo), Phantom (primera y segunda parte) y con la inigualable Genesis, cuyo eco todavía perdura, 15 años después de su grabación, en la mayor parte de grupos de la esfera underground que se han atrevido a mezclar tradición, mito y música para iniciarse en el rito de la noche. La revista Rolling Stone dijo a propósito de Cross: «Con un montón de melodrama y no un momento de sutileza, Justice definió el nuevo jacques swing». Entró en el puesto 15 en el Top 50 Albums de la prestigiosa lista de Pitchfork en 2007: «Cross es un conjunto duro que trata de cruzar su producto con la electrónica y pop. Justice sabe secuenciar un álbum dance para evitar la fricción y el aburrimiento». Llegó a obtener un 81 sobre 100 en Metacritic y desde entonces, cientos de festivales a sus espaldas y un legado para la historia de la música.
Desde 2018, los que insuflaron vida al género, anunciaron que el tour «HARD Day of the Dead Festival», en California, sería su última actuación conjunta y que sus caminos se separaban, empezando para Augé y de Rosnay una nueva etapa de experimentación personal.
Los que hemos perdido líquido sinovial en las rodillas por culpa de Justice esperamos que vuelvan a traer su palabra hecha acorde más pronto que tarde para poder decir, una vez más, que lo imperecedero se puede llegar a palpar a un coste asequible: dos copas y una entrada en vivo.