La gran aventura del egiptólogo Jean-François Champollion en Egipto
París inaugura una gran exposición por el bicentenario del descubridor de la piedra Rosseta e intérprete de los jeroglíficos del antiguo Egipto
«La exposición La aventura de Champollion, dentro del secreto de los jeroglíficos propone un recorrido por la singular vida de Jean-François Champollion (1790-1832), de cuya muerte se cumplen 200 años.
La Biblioteca François Mitterrand acogerá hasta el 24 de julio una muestra para profundizar en la figura del célebre egiptólogo, cuyos trabajos han perdurado hasta nuestros días, inspirando al mundo de la literatura, el cómic y o el cine.
Autodidacta, perseverante y de frágil salud, «sin él, el conocimiento del Antiguo Egipto no sería el mismo», ha asegurado Helène Virenque, especialista en literatura y arte de la Biblioteca Nacional de Francia, y una de las comisarias de la exposición, que busca sumergir al visitante en el misterio de los faraones, a través de la labor apasionada del célebre egiptólogo.
Sin él, ha añadido Virenque, «tampoco habríamos conocido tan bien los roles» de los dioses como Anubis (deidad de las momificaciones), Apis (de la agricultura y la fertilidad) u Osiris (de la resurrección).
La exposición
Cerca de 350 piezas, entre manuscritos, estampas, fotografías, papiros, esculturas y sarcófagos, evocan la carrera de Champollion. «Seguramente, no habría tenido el éxito que logró sin su hermano mayor Jacques-Joseph, que inoculó a Jean-François la pasión por la arqueología y las lenguas antiguas».
La piedra Rosseta
Comenzó a estudiar por su cuenta entre los 12 y 13 años y con 19 ya hablaba copto: un tipo de egipcio antiguo tardío que el joven aprendió de un monje cristiano de la Iglesia copta que vivía en París. En 1822 consiguió descifrar la inscripción de la piedra de Rosetta, uno de los tesoros de la arqueología mundial.
Descubierta en 1799 cerca de Alejandría por la expedición de Napoleón Bonaparte -posteriormente pasó a manos de los británicos-, Champollion encontró la clave para traducir los textos inscritos en la piedra.
En su parte superior estaban los jeroglíficos egipcios, en el medio había un texto en escritura demótica (versión simplificada de los jeroglíficos) y en la parte inferior un texto en griego antiguo.
«A partir del texto en griego antiguo logró ir descifrando los demás por comparación, el copto le ayudó mucho», ha explicado Virenque, para descubrir que el enigmático texto era un decreto que confirmaba el culto real del rey Ptolomeo V de Egipto, un año después de su coronación.
Champollion había descubierto que los jeroglíficos eran en realidad un mezcla de elementos alfabéticos, determinativos y silábicos, y fue determinante para desentrañar un tipo de textos que habían sido incomprensibles durante siglos.
Su influencia en la cultura
Además de las decenas de volúmenes escritos de puño y letra por Champollion, destacan los papiros (algunos datan del año 1.000 a.C.), guardados en los archivos de la Biblioteca Nacional francesa y que impresionan por su perfecta conservación.
La última parte de la exposición revela el impacto que la egiptología fundada por Champollion ha tenido en la cultura contemporánea: Tintín, Astérix y Obélix, las películas Stargate o de Indiana Jones, o incluso los juguetes Lego, se han inspirado en la fascinación que siempre ha despertado el Antiguo Egipto.
«Ningún pueblo, ni antiguo ni moderno, ha concebido un tipo de arquitectura en una escala tan sublime, tan enorme, tan grandiosa, como el logrado por los antiguos egipcios», dijo admirado Champollion al término de su viaje durante un año y medio a Egipto (1828-1829).