Truman Capote quería a Marilyn Monroe en el papel de Holly Golightly para la adaptación al cine de su novela Desayuno en Tiffany’s. La oscuridad de la obra escrita, desde luego, contrastaba con la luminosidad de la película de Blake Edwards. Aunque puede que fuera desde el principio la oscuridad del mismo Capote la que contrastaba sin remedio con la luminosidad del mismo Edwards. Quizá el rechazo del autor de 'A sangre fría' no se debía a que todo el tiempo hubiera pensado en «su adorable criatura» para el papel sino en su capricho. Capote dijo que nunca había visto un reparto tan horroroso y tampoco era para tanto, aunque sí es cierto que Edwards pareció darle la vuelta adrede a aspectos tan importantes del libro como cambiarle el tono, el final, la protagonista (una delgada y morena Audrey Hepburn en lugar de la rubia voluptuosa de la imaginación del escritor) y hasta inventarse un galán en el insípido, pero encantador personaje, de George Peppard.