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Mujeres iraníes muestran pancartas en las que se pide matar a Salman Rushdie el 17 de febrero de 1989 tras la fatua emitida por el ayatolá Jomeini

Mujeres iraníes muestran una pancarta con amenazas de muerte a Salman Rushdie el 17 de febrero de 1989AFP

Las razones por las que el Islam y el ayatolá Jomeini condenaron a muerte a Salman Rushdie

Más de tres décadas después de la fatua del entonces líder religioso y político de Irán, el autor británico-estadounidense de origen indio fue apuñalado el pasado viernes mientras daba una conferencia en Nueva York

Los versos satánicos se publicó en Londres en septiembre de 1988. Salman Rushdie ya era un escritor famoso desde 1981 gracias a su segunda novela, Hijos de la Medianoche, con la que ganó el premio Booker. Su última obra también ganó un premio de prestigio, el Whitbread, pero fue casi la única buena noticia que le esperaba. Un mes después el libro fue prohibido en La India, su país de origen, y en Egipto fue considerado un libro blasfemo. Una cadena de países secundaron la condena.

Incluso Sudáfrica se sumó al veto y hubo una amenaza de bomba en la sede de la editorial en Londres. En el pueblo inglés de Brandford el libro fue quemado públicamente con el nuevo año y la cadena W.H. Smith lo retiró de sus más de 400 librerías. El revuelo de indignación fue creciendo casi al mismo tiempo que las ventas, a pesar de todo. Hubo manifestaciones y atentados por todo el mundo contra todos (editores, traductores, publicistas: el traductor al japonés de la obra fue asesinado) los que tuvieran que ver con el libro. En Pakistán e India hubo muertos y cientos de heridos en las numerosas protestas, hasta que el 14 de febrero de 1989 el ayatolá Jomeini de Irán lanzó la fatua que condenó a muerte al escritor.

Se interpretó que Rushdie afirmaba que El Corán había sido dictado por el diablo

Un error en la traducción del título al árabe fue el origen de la ira y la persecución. El libro iba a llamarse (en realidad procedía de la leyenda del mismo nombre) El Relato de las Grullas o Relato de las Sirenas en su versión asiática, pero finalmente se mantuvo el original que dio a entender que no se trataba de un extracto equívoco del texto, sino que el Corán había sido dictado por el diablo. El texto también fue acusado de burlarse del Islam (incluso Jomeini acusó a Rushdie de apostasía por sugerir que ya no creía en la religión) debido a ciertos detalles que los fieles condenaron, como el uso del nombre Ayesha (que fue la esposa más joven de Mahoma) para referirse a una prostituta o llamar bastardo a Abraham, entre otras alusiones.

Dice la tradición islámica que hubo unos versos incluidos en el libro sagrado del Islam que Gabriel, el Ángel de la Revelación (Gibreel Farishta, el protagonista del libro, en urdú, significa el ángel Gabriel) mandó borrar a Mahoma por blasfemos. Se dice que esas líneas, que propugnaban el politeísmo y la existencia de mujeres en el Corán, habían sido dictados por el diablo y la liturgia los etiquetó como los versos satánicos que Rushdie recuperó en su obra reavivando la polémica del relato rechazado por todos los expertos intérpretes musulmanes. Los malentendidos que junto al fanatismo crearon una amenaza de muerte que este viernes, 33 años después de la fatua asesina del ayatolá, ha estado a punto de hacerse realidad.

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