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La nao Victoria, una de las cinco naves en la expedición de Magallanes en un mapa de Abraham Ortelius de 1589

La nao Victoria, una de las cinco naves en la expedición de Magallanes en un mapa de Abraham Ortelius de 1589

Un nuevo estudio contradice el final de la nao «Vitoria» y los orígenes de Magallanes

El historiador Ramón Jiménez Fraile presentará sus conclusiones este viernes en Sevilla

La nao Victoria, que dio la primera vuelta al mundo, se llamó siempre «Vitoria» y la «c» se le añadió, como un cultismo, al dejar constancia de la hazaña en latín, según el historiador Ramón Jiménez Fraile, que en un reciente estudio que presentará este viernes en Sevilla aclara también los orígenes familiares de Fernando de Magallanes.

Magallanes era descendiente del linaje portugués de los Pimentel, familia considerada traidora en Portugal por haberse pasado a Castilla, y su madre llevaba el apellido Mezquita, reservado a los conversos, dos cuestiones que Jiménez Fraile ha contrastado en fuentes históricas primarias.

De tales hallazgos ha dejado constancia en La 'Vitoria' de Magallanes. El lado insólito de la primera vuelta al mundo (Universo de Letras), un volumen de medio millar de páginas en el que también da cuenta de otro hallazgo, un documento histórico de finales del XVI conservado en California que recoge un testimonio anónimo que afirma que la nao Victoria se hallaba en las Atarazanas de Sevilla –antiguos astilleros– en 1580.

Esa fecha y ese testimonio contradicen la única fuente histórica sobre el final de la embarcación, según la cual se hundió en el mar en fecha anterior a esa de 1580 cuando, según el documento hallado por Jiménez Fraile, estaba siendo desmontada en el astillero sevillano para utilizar sus maderas en la construcción de otras embarcaciones.

Según el historiador, los Pimentel traicionaron a Portugal para ponerse del lado de Castilla en la época de la batalla de Aljubarrota, a finales del XIV, lo que, unido al apellido Mezquita que llevaba su madre, constituyó el «secreto inconfesable» del que sería capitán de la Armada de la Especiería, de cuyo final de trayecto se celebrará la semana próxima el quinto centenario.

Magallanes partió en 1519 con 240 hombres y en septiembre de 1522 regresó como capitán Juan Sebastián Elcano con solo 18, aunque, al regreso, en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) y en Sevilla, fueron algunos más los que realmente desembarcaron ya que nadie cuenta -ha observado Jiménez Fraile- a los tres indígenas que trajeron consigo.

Jiménez Fraile, autor de una biografía del legendario explorador Henry Morton Stanley, halló el vínculo de Magallanes con los Pimentel portugueses en el manuscrito de ocho páginas de la biografía que sobre el navegante escribió en 1622 Manuel Severim de Faria, autor también de la primera biografía de Camoens.

El manuscrito de la biografía sobre Magallanes de Severim de Faria, cronista erudito que fue estudioso de los linajes portugueses, dueño de la mejor biblioteca de su época y considerado como el primer periodista de Portugal por unos «Almanaques» en los que recogía anualmente los principales acontecimientos, se conserva en Lisboa en el Archivo Nacional de la Torre de Tombo.

Allí lo encontró Jiménez Fraile, quien ahora lleva una copia fotográfica de las ocho páginas que componen el manuscrito en la mochila que le acompaña a todas partes, junto a otra fotografía de la carta que Juan Sebastián Elcano le escribió al emperador Carlos V el 6 de septiembre de 1522 -el martes próximo se cumplirán cinco siglos- dejando constancia de que se halla en la nao «Vitoria» y que había llegado a Sanlúcar de Barrameda (Cádiz).

Jiménez Fraile, nacido en Vitoria en 1957, se toma con humor que instituciones vascas escriban con «k» el nombre de Elcano, así como que algunas de las exposiciones conmemorativas de la hazaña naval presenten a Elcano «como a un deportista que dio la vuelta al mundo en solitario».

Para el historiador, las celebraciones de este quinto centenario «no han cuidado el relato», es preciso un mayor respeto por la Historia y, en este caso, destacar que se trató de «una aventura ibérica, algo que debería unir más a España y Portugal».

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