Vargas Llosa revela el libro que le impulsó a escribir
Tras leer el clásico de Flaubert en su juventud, el futuro Nobel pensó que la literatura era «la mejor vocación del mundo» y que ejerciéndola se podía «cambiar la sociedad».
Mario Vargas Llosa dijo el pasado martes en Madrid, durante el encuentro literario París, Flaubert y el Escribidor, organizado por el Instituto francés de la capital, que Madame Bovary, la gran obra de Gustave Flaubert, fue la novela que le «convenció» de que tenía que dedicarse a escribir.
El libro llegó a sus manos durante su juventud en París, «en una librería de las que permanecen abiertas hasta la madrugada», donde compró el libro: «Me pasé varias horas de la noche leyendo y me quedé transformado, descubrí la revolución literaria y me convenció de que la literatura era la mejor vocación del mundo y que se podía cambiar la sociedad escribiendo novela», dijo.
Y añadió que el gran descubrimiento del escritor francés fue «un nuevo narrador que podía ser invisible, desaparecer y ser una visión del mundo con ojos que miraban la escena y que no ejercía ninguna coacción sobre el personaje».
Influencia perpetua
Vargas Llosa dijo que Flaubert (quien le dedicó a Madame Bovary cinco años de su vida, a razón de diez y doce horas diarias de trabajo) no estaba muy contento con su creación. El autor de Los Cachorros explicó que era una historia en la que una chica se casaba con alguien muy diferente a ella, pero en cuanto se lee se ve inmediatamente que no es eso, que es de una sutileza extraordinaria y que Madame Bovary era superior desde un punto de vista moral”.
Madame Bovary fue la mujer (el libro) que venció al padre del escritor peruano, que lo envió a una escuela militar para que se olvidara de sus pulsiones literarias, pero no lo consiguió. Ganó Flaubert. Desde aquella escuela el joven Vargas Llosa encontró otra forma de escribir: las cartas e amor para "compañeros enamorados que no sabían que contestar” a sus novias. De aquellas líneas y de Madame Bovary, salió su primera novela, La ciudad y los perros. La influencia flaubertiana que reconoció que siempre está ahí.
En 1975 el autor publicó el ensayo La orgía perpetua: Flaubert y Madame Bovary, donde se narra su experiencia como lector de la novela y donde analiza el tratamiento de cuestiones como la violencia, el sexo y el melodrama a lo largo del clásico de la literatura.