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Ilustración: lenguaje científico woke

Paula Andrade

Estudio woke  El lenguaje inclusivo llega a la ciencia: proponen eliminar términos como 'madre', 'virgen' o 'colonizador'

Un proyecto auspiciado por un panel de científicos publica una lista de «terminología nociva» en la ciencia y propone una alternativa revisada de «términos sustitutivos»

El lenguaje inclusivo se infiltra poco a poco en todos los ámbitos de la cultura y la sociedad. Llegó incluso a la Real Academia Española, donde se ha dejado la puerta abierta a recoger su uso, y por supuesto a la administración pública, a las instituciones educativas e incluso a programas televisivos como El cazador.

Ahora, el lenguaje inclusivo pretende inmiscuirse también en algo tan objetivo y tan universal como el lenguaje científico. Una nueva iniciativa de base, anunciada en la revista Trends in Ecology and Evolution, pide que se reevalúen algunos términos utilizados en ecología y biología evolutiva (EEB, por sus siglas en inglés) para hacerlos «más inclusivos y precisos».

La iniciativa, denominada EEB Language Project (Proyecto del lenguaje de la EEB), fue lanzada por científicos de Estados Unidos y Canadá con ideas afines. «El proyecto empezó como una conversación en Twitter entre unas cuantas personas que discutían sobre terminología potencialmente perjudicial», explica la doctora de la Universidad de Columbia Británica (Canadá) Kaitlyn Gaynor, autora del artículo que estudia el impacto de la actividad humana en la biodiversidad.

«Nos pusimos en contacto con distintas redes de ecología y evolución centradas en aumentar la inclusión y la equidad en este campo para recabar apoyos para una acción muy concreta: revisar la terminología que pudiera ser perjudicial para determinadas personas, en particular las pertenecientes a grupos histórica y actualmente excluidos de la ciencia».

El Proyecto Lenguaje EEB proporcionará recursos y apoyará acciones para reconsiderar la terminología perjudicial a nivel individual, institucional y de las comunidades científicas en general. Este esfuerzo de 'crowdsourcing' incluye un repositorio de palabras que los miembros de la comunidad identifican como perjudiciales, con alternativas sugeridas, que pretende servir como punto de partida para el diálogo.

Lista de términos prohibidos

Según EEB Project, existe una serie de «terminología nociva» en la ciencia. En concreto, los científicos detallan hasta 24 términos de uso habitual que califican como ofensivos, y sugieren su eliminación o sustitución por otros más «inclusivos e igualitarios».

En cada una de las columnas, el listado especifica por qué se considera «dañina» la expresión y por qué hay que sustituirla. Así, por ejemplo, el término «alien» o «alienígena» sería considerado xenófobo, contrario a la inmigración y militarista, y se propone sustituirlo por «especie no endémica». «Feminizado y masculinizado» implicaría que lo femenino y lo masculino son rasgos biológicos en lugar de constructos sociales, por lo que proponen describir los rasgos específicos. Lo mismo sucede con «hombre y mujer», que el EEB Project considera que incluye «prejuicios hacia los hombres o rasgos masculinos». La palabra «género» directamente debe ser sustituida por «sexo», y «hermafrodita» se considera un «término despectivo utilizado para perjudicar a las personas intersexuales y trans».

El listado también propone sustituir los nombres de razas y términos como «eugenizante» o «colonizador» por los propios nombres indígenas o locales, además de describir el aspecto o la morfología en lugar de utilizar etiquetas «problemáticas». El término «supervivencia del más fuerte» se considera eugenésico, capacitista y promovedor del darwinismo social, y se sugiere su sustitución por «selección natural».

La lista continúa con términos como «indio», «primitivo», «raza», «virgen» (que se considera heteropatriarcal), «descubrimiento», «harén», «maestro» (con connotaciones racistas y esclavistas) o «Viejo Mundo y Nuevo Mundo». En el caso de «madre» y «padre», considerados heteronormativos y cisnormativos, los científicos proponen «progenitor» y, en su defecto, «donante de esperma» y «productor de esperma» para los machos y «donante de óvulos» y «productor de óvulos» para las hembras.

Capacitismo en la evolución

Haley Branch, doctoranda en Botánica por la Universidad de Columbia Británica, publicó en julio un artículo complementario en la revista American Naturalist en el que esbozaba las raíces del capacitismo (discriminación por discapacidad) en la investigación evolutiva y cómo limita el potencial de este campo.

«¿Qué tipo de cuestiones se pasan por alto debido a la limitada amplitud de nuestro campo? Es una llamada a ampliar nuestra comprensión del mundo natural y a ver qué tipo de preguntas nos haremos en el futuro», explica Branch, que apunta que términos como «aptitud» no solo son perjudiciales para algunas personas en un contexto capacitista, sino también imprecisos. «La definición se refiere al rendimiento reproductivo, que no tiene en cuenta a los individuos que no tienen descendencia. A menudo, los investigadores ni siquiera miden el número de descendientes. Se fijan en indicadores de aptitud, lo que resulta muy complicado».

Otras palabras, como «optimización», pueden inducir a error, ya que perpetúan la idea de que una especie evoluciona hacia un óptimo permanente definido, cuando no existe una verdadera optimización a nivel de toda la especie. Los fenotipos óptimos fluctúan con el tiempo y en distintos entornos.

Tanto los miembros del EEB Language Project como el grupo de investigación de Haley se apresuran a señalar que el uso de lenguaje perjudicial no suele ser intencionado: lo que es perjudicial para una persona puede no ser percibido como problemático por otra, y el daño involuntario puede surgir como resultado de las complejidades inherentes y los legados históricos del lenguaje.

Según este grupo de científicos, tanto la ecología como la biología evolutiva tienen historias enraizadas en la eugenesia, el capacitismo y el racismo, creencias que alimentaron prácticas perjudiciales en Norteamérica y Europa. «Ha habido muchas conversaciones importantes sobre la inclusión en las disciplinas, y a menudo no hay pasos claros que la gente pueda dar», añade el doctor Alex Moore, coautor del estudio.

«El Proyecto Lingüístico de la EEB será un documento vivo, ya que las palabras concretas que son perjudiciales y sus alternativas pueden cambiar con el tiempo. La gente puede enviar sus sugerencias online y hacer oír su voz. También pueden implicarse más a título individual, como institución o a nivel comunitario. La esperanza es que este esfuerzo de base una a la gente», concluye la doctora Danielle Ignace.

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