La verdad de los grandes escritores: ¿cuántos libros venden realmente?

¿Cuál es la pregunta que todo escritor querría saber responder? La eterna cuestión que de los creadores de literatura, hasta ahora, era el número de libros que vendían. Editoriales, distribuidoras y librerías son las que normalmente se ocupan de llevar los textos salidos de las manos del autor hasta el público que los adquiere. La pérdida del control del número de ventas para el escritor es algo inevitable, a pesar de ser uno de los datos más importantes que debiera conocer y el mayor parámetro con el que medir el éxito de su obra, además de ser lo que cuantifica los derechos de autor.

La Asociación Colegial de Escritores (ACE) ha firmado este jueves un acuerdo con la Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Libreros (CEGAL) con el objetivo de que los escritores puedan conocer, en tiempo real, los volúmenes que vendan. Aparte, se firmará un acuerdo similar con la Federación de Asociaciones de Ilustradores Profesionales de España (FADIP).

La herramienta seleccionada para controlar los números de venta será LibriRed, cuyo origen se remonta al 2014 y que ya se utilizó, en aquel entonces, por los propios libreros para controlar las ventas y el stock de los ejemplares expedidos. Ahora su manejo proporcionará a los escritores la información en vivo de sus números vendidos.

«Se trata de que las herramientas que utilizan los libreros sean útiles a toda la cadena del libro y colaboren a la transparencia», ha explicado Álvaro Manso, portavoz de CEGAL. Este software se encuentra en la plataforma Todostuslibros.com: una web que se utiliza para vender textos en línea.

Con esta nueva acción se despejan muchas incógnitas como, por ejemplo, si es necesaria una reimpresión de la obra o decidir si mantener o no los volúmenes en la librería. También se podrá utilizar para conocer si la distribución ha sido suficiente y equilibrada. Hasta ahora, la única manera de obtener este tipo de información era a través de las liquidaciones de las propias librerías, siempre a año vencido. Por lo tanto, los autores debían de confiar plenamente en el dato que les otorgaban las editoriales para cobrar sus derechos de autor.

Necesidad de transparencia

La necesidad de transparencia se solventa con este acuerdo: muchas de las principales quejas de los autores se referían a la falta de liquidación de los derechos o la insatisfacción sobre la información que se les daba. Ahora, la ACE tendrá acceso a estos datos, de forma confidencial, a los que los escritores podrán acceder pagando una pequeña cuota.