La salvación de la poesía: migrantes y poetas, juntos en busca de una amistad sin fronteras

«Ahora soy el chaval que / se subió a un tren y dejó atrás la inocencia. / Me fui sin despedirme. / Ahora miro por la ventana paisajes sin color / aunque sea primavera y quisiera bajarme / en la siguiente parada para abrazar al niño que fui». Ayman El Kharraz nació en Tetuán, Marruecos, en 1999. Cuando todavía era un chaval lo dejó todo atrás: familia, raigambre, costumbres, idioma. Por delante un duro camino: integrarse en un país que no siempre recibe a los migrantes con los brazos abiertos.

Sin embargo, en la ONG Cesal, donde trabajan con jóvenes en España desde hace más de 15 años, encontró no sólo un soporte, sino un lugar de encuentro, y se formó en su Escuela de Gastronomía. «Queremos ofrecer una respuesta a las necesidades de estos jóvenes, pero también responder a sus inquietudes más personales y favorecer su crecimiento integral. Por ello, promovemos nuevas experiencias de encuentro con la sociedad española que favorezcan el acercamiento intercultural», explica Pablo Llano, director general de este organismo fundado en 1988.

Cuando uno piensa en la labor de una ONG, suelen venirle a la cabeza empleo, vivienda, educación y alimentación. Pero ¿qué sucede con la necesidad de expresión, de amistad, de conocimiento de la propia historia? ¿Cómo trabajar con el dolor por la patria lejana y la familia ausente, con el sentimiento de desarraigo y, en ocasiones, desamparo?

Expresarse en verso

Cesal ha entendido y entiende la importancia del arte y la cultura para el desarrollo integral de los jóvenes a los que acompaña. Por eso con ellos organizan también visitas, como a la Feria ARCO a principios de año, o excursiones al campo, donde se propone una amistad.

Y en su última iniciativa, propuso unir a doce poetas consagrados con doce jóvenes en riesgo de exclusión social: a través de sus encuentros, los migrantes han aprendido a expresar lo que llevan dentro a través de los versos, y los poetas –entre los que se encuentran reconocidos premios como el Adonáis, Loewe, Hiperión o Gerardo Diego– han podido conocer de primera mano las historias de jóvenes que en muchas ocasiones están denostados por la sociedad.

«Esta antología es el fruto de la convivencia entre doce poetas arraigados en España, que generosamente han acompañado a doce jóvenes relacionados con Cesal para que estos conozcan la poesía y aprendan sobre ella. A su vez, estos jóvenes han asumido la propuesta, no limitando su itinerario de integración a la búsqueda de un empleo o un hogar, sino que han querido encontrar nuevas formas de expresión, de dialogar», destacaba Pablo Llano en su presentación.

Las parejas están formadas por Samuel Velasco (Colombia, 2004) y Carmen Crespo, Fernando M. (Venezuela, 2003) y Pablo Luque Pinilla, Bryan Eduardo Vílchez López (Ecuador, 2002) y Viviana Paletta, Hamza Chouklati (Marruecos, 2000) y Juan F. Rivero, Ayman el Kharraz (Marruecos, 1999) y Nieves Pulido, Sebastián Agüero (Paraguay, 2001) y Álvaro Hernando Freile, María Fernanda Villasmil Pirela (Venezuela, 1996) y Raquel Vázquez, José Luis Lema (España, 2001) y Guillermo Marco Remón, Sirly Johana Martínez Morelo (Colombia, 2003) y Sergio Laignelet, Anton Kasianchuk (Ucrania, 2004) y Lola Tórtola, Micaela Arami Acosta (Paraguay, 2005) y Rocío Acebal Doval y Josué Edgardo Ventura Comayagua (El Salvador, 1995) y Raúl Nieto de la Torre.

Una obra propia entre las manos

Una vez elaborados los poemas de los jóvenes acompañados de los poetas, fueron estos los que decidieron ceder uno de su cosecha: bien lo escribieron ad hoc para la ocasión, bien dedicaron uno ya escrito al proyecto, bien decidieron retocar alguno ya escrito. Un camino literario que atestigua el vínculo que han establecido, venciendo las fronteras y encontrando espacios comunes que hablan de la riqueza que supone vivir en una sociedad diversa y abrazar al diferente.

Gracias a la colaboración de la Cartonera Escorpión Azul y de la generosidad de su propulsor, Javier Gil, jóvenes y poetas aprendieron a encuadernar sus creaciones con materiales reciclados. Para ello, contaron con la ayuda de artistas, ilustradores y pintores, como Luis Ruiz del Árbol, Marta Arespacochaga, Guillermo Alfaro, Sara Luque, Belén Benavent, Maricarmen Madrid Mateo o Inés Azagra.

«La experiencia de esta antología nos reafirma en que el arte y la cultura son medios privilegiados para profundizar en la relación con los jóvenes y en el acompañamiento integral que les ofrecemos. Estos espacios favorecen que se pongan en juego, que crezcan y tomen la iniciativa para un diálogo honesto y creativo con otros. Que sean protagonistas de sus vidas. Tendiendo así puentes entre la juventud y la sociedad, entre la juventud y su futuro», destacan desde la ONG Cesal.

El apoyo de la Feria del Libro de Madrid

La antología Equipaje de mano se presentó en la Feria del Libro de Madrid, donde su directora, Eva Orúe, introdujo el acto agradeciendo la presencia de Cesal entre sus casetas. «Por iniciativas como esta existe la feria. Gracias por elegirnos, gracias por elegir este espacio para tender puentes y para divulgar la poesía y por darle su lugar y su espacio a la la expresión», afirmó.

El acto fue despedido por María Ángeles Pérez López, Premio Nacional de la Crítica 2022 y encargada del prólogo de la antología: «Porque nadie debe resignarse a habitar en la palabra nada, en la palabra solo, en la palabra nadie», que se repiten a lo largo de estos versos escritos por jóvenes migrantes y nos miran con atención, con toda la fuerza que han impreso en las páginas, de modo que la poesía les responde trayendo los acertijos que no se pueden resolver, la letra y la inocencia temblando en cada mano, la infancia como húmeda crisálida, lo volátil que sostiene y salva cada día y el asentimiento de todas las luciérnagas.