¿Son todos los intelectuales y artistas 'de izquierdas' como Lorca realmente 'de izquierdas'?
La apropiación cultural aparece en esta cuestión en toda su amplitud original con intereses ideológicos y políticos que los aludidos rechazaron en vida
El actor Alberto San Juan, protagonista, casi antes que de películas, de aquellas movilizaciones de «la Cultura» (que en realidad era el cine español subvencionado) con el lema «No a la Guerra», dijo una vez que no había intelectuales de derechas. «O son intelectuales o son derechas», zanjó con la herramienta habitual de «la izquierda»: la cancelación primitiva que supone la apropiación cultural de todo símbolo o figura que edifique su posición.
Los años, las décadas, de la historia de España (y mundial) han ido pasando con este relato bien hilvanado, sin apenas fallos en su estructura hasta hoy, cuando siempre se acaba dando una vuelta de tuerca al asunto (Una Vuelta de Tuerca es una novela de terror de Henry James, para mayor enjundia) cuando se necesita. Para la izquierda todo tiene que estar perfectamente colocado como una mesa de incautaciones de la policía. ¿Cuántas de esas incautaciones no procedían o no proceden?
Hay autores (intelectuales, artistas, creadores...) que se han manifestado ideológica y públicamente sin reparos. No hay duda de que Gabriel García Márquez, por ejemplo, era un hombre de izquierdas, incluso siniestramente comprometido con el régimen comunista de Fidel Castro, del mismo modo opuesto al de su examigo Mario Vargas Llosa. Una relación y afinidad que, por otro lado, nunca significó el menor asomo de ostracismo artístico o público (por parte de la derecha) como si ha sucedido en otros casos contrarios, azuzado por los de ese lado. Pero ¿son todas las personalidades que la izquierda enarbola como banderas realmente de izquierdas?
Lorca rechazó el marxismo
¿Era Lorca, prototipo inexcusable de la izquierda manifestante del XX y XXI, un hombre de izquierdas? Federico García Lorca rechazó de forma clara el falangismo de José Antonio, a quien conocía, y eso le ha bastado a los narradores de la izquierda para la apropiación abusiva, sin argumentos completos. Porque Lorca rechazó el falangismo tanto como el marxismo de quienes le sumaron a la causa. El poeta creía en Dios y hablaba de la revolución cultural y no política, un ámbito del que siempre renegó. Conocida y contundente es su frase: «Fiodor Dostoievski, padre de la revolución rusa mucho más que Lenin».
Los «marxistas» y «leninistas» que lo han tomado para sí no pueden hacerlo, pero lo han hecho sin derecho y sin razón sin que apenas nadie haya hecho algo por precisar algún tipo de realidad que lo ubique en el relato exacto y no en el relato predominante. Sucede con las grandes figuras de la intelectualidad y del arte que ya no pueden decir nada, a pesar de que ya lo dijeron. Es una parte notable de la manipulación de la historia, como Miguel Hernández, otro tótem 'expoliado' por la izquierda solo porque se rebeló contra el fascismo, un reduccionismo tramposo para acaparar nombres que en muchas ocasiones a buen seguro se rebelarían contra quienes les han raptado para su causa. O para su subvención.