Covadonga O'Shea: «La moda es arte y, cuando se consigue, educa el buen gusto»
Directora de Telva entre 1970 y 1997, puso en marcha en el año 2000 el ISEM (Instituto Superior de Empresa y Moda), y en 2013 O'Shea & Moro Fashion Consulting. Con 17 años estaba en París asistiendo a un desfile de Christian Dior
Nace en Bilbao en 1938, dentro de una familia que va a dar mucho de sí, repleta de historias y anécdotas para todos los gustos y colores. Algunas de estas historias y anécdotas aparecen en su autobiografía: Volvería a vivir (incluso en días nublados) (La Esfera de los Libros). Es Covadonga O'Shea, la célebre directora de la revista Telva a lo largo de tres décadas.
A sus 85 años, echa la vista atrás y ofrece unas memorias escritas con fluidez, candor chispeante y simpatía, en las que aparecen desde Miguel Delibes o Grace Kelly (princesa de Mónaco) hasta Juan Pablo II, Ralph Lauren o Kate Moss. La señora O'Shea ha contemplado cómo ha cambiado la moda, la mujer y la sociedad desde la segunda mitad del siglo XX hasta hoy, y por eso ha conocido a la que fue primera alcaldesa española y a las representantes más destacadas de aquellas conferencias de la ONU cuyos frutos –para bien o para mal– estamos saboreando hoy.
–Usted llega a París en 1957, recién fallecido Christian Dior. ¿Cómo fue todo aquello?
–Aquello fue la vida misma y una casualidad inolvidable. Terminé el Bachillerato en Bilbao, y tuve la gran suerte de ir a París para hacer un curso de Lengua y Literatura internacional en La Sorbonne. Vivía en casa de unos amigos de mis padres, que vivían muy cerca de la casa Dior. Una mañana, cuando iba al metro para llegar a clase, pasé por la puerta de Christian Dior, que estaba llena de fotógrafos y periodistas. Pregunté qué ocurría y uno muy triste me dijo: «Madame, il est mort».
Sí, aquel genio al que tuve la suerte de ver y de aplaudir, dos días antes, en un desfile de moda inolvidable, presidido por los Príncipes de Mónaco, había muerto. A mi alrededor mucha gente subía corriendo hacia la Plaza de la Concorde. Alguien me explicó que iban a hacer una despedida popular al gran personaje. No lo pensé dos veces y me uní a la gente que corría hacia el Arco de Triunfo, para decir adiós al gran maestro de la moda y la belleza. Pienso que fue uno de los momentos que me animó a dedicarme a un tipo de periodismo, que tuve la suerte de hacer durante muchos años, en los que conocí a muchos personajes de esa categoría.
–¿Cuáles eran las intenciones, los propósitos que animaron a la fundación de la revista Telva? ¿A qué se debía el nombre?
–Yo no fui fundadora de la revista, sino del grupo de periodistas que trabajamos para ponerla en marcha. Nuestro empeño desde el primer número fue que llegase a los lectores con ideas y reportajes, propios de la mujer de final del siglo XX y del XXI capaces de sacar adelante y hacer felices a sus familias y de ayudar a la sociedad del futuro a realizar lo que la sociedad necesitaba en cada momento.
–La revista Telva, durante el tiempo que usted la dirigió, fue testigo de cómo entraron en la sociedad española la píldora anticonceptiva, la despenalización del aborto y la legalización del divorcio. ¿Cómo se vivieron, en la redacción y en las páginas de la revista, aquellos y otros cambios?
–Me parece que está contestado en la respuesta anterior: nuestro mayor empeño, en cada número, era transmitir a los lectores lo que ocurría, cada mes, tanto en el campo de la moda, de la decoración de la casa, como en todo el mundo relacionado con la mujer y la familia. Lo que siempre tratamos de transmitir en entrevistas, reportajes, e incluso a través de uno de los grandes éxitos con las famosas recetas de cocina, es el valor insustituible de cuidar la vida familiar, en todos sus aspectos. Y, sin dudarlo, la importancia de la educación de los hijos, «sin sermones» pero dejando muy clara la verdad de todas las cuestiones que surgieron en aquellos años.
–¿En qué se parece la revista Telva de hoy a la de hace una generación? ¿En qué ha evolucionado y en qué se mantiene la continuidad?
–Se parece en lo estupendas y lo estupendos que son quienes la hacen cada mes.
–¿La moda es consumismo, es arte, o es educar el buen gusto?
–La moda es arte y, cuando se consigue, educa sin duda el buen gusto. El consumismo no es de la moda sino de quien lo practica.
–¿Qué han ganado y qué han perdido las mujeres desde que usted tenía veinte años hasta hoy?
–Sería muy divertido reunir a unas cuantas y preguntárselo a ellas.
–¿Cómo entendía Telva al hombre: un competidor, un compañero, un amigo, un confidente?
–Telva no pensaba. Lo hacíamos muchas personas y a cada una se le respetaban sus ideas.
–En este libro aparecen docenas de personajes: desde Gertrude Mongella hasta Juan Pablo II, desde Antonio Bienvenida hasta Pilar Careaga. Destaque a tres o cuatro.
–Ya lo ha hecho usted. Yo les destaco a todos.
–A la hora de escribir sus memorias, ¿qué decisiones o momentos de cuantos le han venido a la cabeza cambiaría? ¿O volvería a vivirlo todo igual?
–Lo escribí con una ilusión enorme y estoy muy agradecida a Dios por los años que he vivido y lo que he podido trabajar en algo tan genial como Telva y el periodismo.