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'Conquista de México por Cortés'.

Las glorias históricas de España que producen alergia a la izquierda

A los revisionistas del pasado les provoca reacciones extrañas que los expertos devuelvan la historia a su realidad

Parece que la izquierda española admite la existencia de la «leyenda negra», pero lo hace con algunas puntualizaciones que (con) mueven a la risa, ese reacción humana de la que también se han apropiado como única y auténtica provocadora de su manifestación. Dicen algunos tribunos de esa izquierda que «cuestionar la leyenda negra no debería llevarnos a construir la leyenda blanca».

«La sensibilidad de hoy»

Es el freno progresista a todo lo que refute el relato, que salta siempre en situaciones de emergencia (incluso antes), cuando la verdad amenaza con imponerse al cuento establecido, que critica a los historiadores «incómodos» por contar lo cierto y busca fines tales como "la revisión crítica de la historia que impone la sensibilidad de hoy».

Es decir, o sin decir porque ya está dicho: la «sensibilidad de hoy» es la que «impone»(dicho sin ambages: «impone» de imposición, «la sensibilidad de hoy que impone...») la «revisión crítica», pero ¿«crítica» con qué? ¿Con la verdad que no gusta porque impide la creación del relato impuesto por la «sensibilidad de hoy»? Si los hechos fueron como fueron, deben contarse así, sin «revisiones críticas» impuestas por la «sensibilidad de hoy».

«La leyenda blanca»

Una «sensibilidad de hoy» que tiene que ver con la historia, con los hechos, lo mismo que la velocidad con el tocino, o incluso menos. La izquierda dice que la leyenda negra existe, pero no lo suficiente para creer que Hernán Cortés ha sido para la historia más importante que Alejandro Magno. Eso es demasiado: «construir la leyenda blanca». Los matices, por llamarlos de algún modo, que opone la izquierda, apenas nada tiene que ver con los hechos históricos, sino con las apreciaciones sobre la historia.

A la Imperiofobia de Elvira Roca-Barea saltó José Luis Villacañas con su Imperiofilia. La oposición a la historia de España que no transcurre como desean algunos. Y de ahí la caricatura progresista de la realidad. De la Imperiofobia a la Imperofilia, del mestizaje de Cortés al colonialismo, al genocidio que no confirman, pero sugieren, relativistas e interesadamente equidistantes. La izquierda dice que no cree en la leyenda negra, pero tampoco en la «leyenda blanca», ese extremo que solo nombra ella, esa izquierda, la propia caricatura al querer hacer ver que quien rebate la leyenda negra está creando una «leyenda blanca» que solo han creado ellos.

El revisionismo constante, la manipulación de la historia que es la adaptación confesa que «impone la sensibilidad de hoy». La «sensibilidad de hoy» que se convierte en enemiga de la verdad. La «sensibilidad de hoy» por la que apuesta la izquierda contra los hechos, los simples hechos que son ridiculizados para ser borrados en todos los ámbitos, pobre Jane Austen, con «sentido» y «sensibilidad».