Entrevista I Manuel Lucena, historiador y director de la Cátedra del español y la Hispanidad
«El Imperio español dura cuatro siglos: es una historia de éxito y no de fracaso»
El historiador considera que debemos mirar el legado español en América «no como una leyenda negra, no como una losa que nos pesa, sino como un abanico de posibilidades»
En mayo de 2022 se puso en marcha la Cátedra del Español y la Hispanidad de las universidades de la Comunidad de Madrid dentro del contexto institucional de la Fundación Madrimasd (Madrid+d). Una iniciativa «peculiar, especial y que responde al intento de poner en valor la investigación y el contexto histórico de la Historia de España y el mundo hispano», ha explicado Manuel Lucena, historiador y director de la Cátedra en conversación con El Debate.
Hablamos del significado de la Hispanidad, de la lengua como vehículo poderoso, del legado español, «una percepción del pasado, no cómo una rémora, no como una leyenda negra, no como una losa que nos pesa, ni como un pecado original en el peor sentido del término; sino como un abanico de posibilidades, en el sentido en el que, como dice hasta Naciones Unidas, el pasado, el patrimonio, implica la posibilidad de construir el futuro».
–¿Cómo definiría la Hispanidad a la que hace referencia su Cátedra?
–Es una idea sin complejos de lo español como entorno de una acción global. Insisto en que el español es el segundo idioma global si hablamos en términos de iberofonía, somos casi 900 millones de personas en el mundo de los que hablamos español y portugués y por lo tanto, sobre todo, el énfasis del español tiene que ver con la autoestima del hablante, con la belleza de la lengua española, con la capacidad de globalización que hay a partir del inglés, con el español como segundo idioma e incluso como primer idioma en determinados contextos, por supuesto.
La primera institución política global de la historia de la humanidad es el Imperio español
Y en segundo lugar, creo que tiene que ver con esta idea de que existe una comunidad de hablantes. Ya comunidad de hablantes no es un invento de hace cinco minutos, viene de una experiencia imperial compartida. La primera institución política global de la historia de la humanidad es el Imperio español. Guste o no guste, eso es así. Eso nos interroga, el pasado nos interroga: qué queda de los imperios. Queda la religión, la lengua, un cierto estilo de vida, la gastronomía, por ejemplo. Todos esos son elementos cruciales. Y ser consciente de ellos, responder a la pregunta que nos interpela, mirando hacia adelante y no mirando hacia atrás, es lo que pretende la cátedra. A mí me gusta mucho la traducción en inglés de lo que vendría a ser Hispanidad, como Hispanic Heritage, es una herencia hispana.
–¿Cuál es el legado principal de España?
–Creo que es un legado compartido. Somos una red, somos una comunidad. Yo creo que lo crucial tiene que ver con la experiencia educativa, con las universidades. Ya en 1538, España funda la primera universidad en Santo Domingo. Por supuesto, el idioma, el español es una lengua americana, es una lengua global. No sería español sin el aporte americano y por supuesto, asiático y de otros lugares. Y yo creo que fundamentalmente lo que nos recuerda es que el pasado es más grande que el presente de alguna manera. Hay un pasado muy grande, un pasado conectado, y ese pasado conectado se construye a través de una conversación social muy positiva, muy humana, que funda los derechos humanos, que pone en marcha las relaciones internacionales y que no tenemos que esconder nada.
Mirar al pasado desde el punto de vista de la historia, sobre todo, nos otorga una enorme dosis de autoestima y nos muestra el espejo de lo que en verdad somos. En Colombia, en Chile, en México, en España, en Filipinas... porque nos está recordando lo antigua que es la globalización, lo importante que es la cultura como elemento de la globalización y por lo tanto, el futuro que nos aguarda si aprendemos a poner orden en el asunto. En ese sentido, la cátedra es una cátedra orientada hacia lo hispano, la historia global de España y la historia global de los hispanos en el mundo es igualmente un reto para Chile, para México, para Colombia y, por supuesto, para España. Yo creo que ahí hay una posibilidad de entender esa escala de las relaciones anteriores y creo que ese es el gran asunto alrededor de la experiencia histórica compartida.
Hay un pasado muy grande, un pasado conectado, y ese pasado conectado se construye a través de una conversación social muy positiva
–¿Qué papel jugó el español como idioma en la conquista?
–La idea de que los idiomas forman parte de procesos de nacionalización es una idea muy reciente. Es del siglo XVIII, realmente el siglo XIX. Son las repúblicas hispanoamericanas independientes las que con muy buen criterio nacionalizador, imponen el español en las repúblicas hispanoamericanas. No es la Corona española que no obliga a nadie a dejar su idioma, ni mucho menos. Todo lo contrario protege las lenguas indígenas, construye catecismos, doctrinas, diccionarios para poder apoyar la evangelización, que es crucial, como ha hecho de lengua, como hecho de cultura compartida.
España funda un imperio de ciudades y el imperio español es una red urbana a escala global. Y en ese sentido, el idioma, como vamos a tratar próximamente en un seminario, es un idioma peregrino. Es un idioma que se cuela por los vericuetos, que se convierte en mestizo, que se convierte en barroco. Y el idioma es la base de una presencia imperial permanente, porque no es un idioma que se quede en un reducto de élites, como le ocurrió al inglés o le ocurrió al portugués. No, el español es idioma de calle, es idioma de comunicación global.
Mirar al pasado desde el punto de vista de la historia, sobre todo, nos otorga una enorme dosis de autoestima y nos muestra el espejo de lo que en verdad somos
–¿Qué cree que hace atractivo nuestro idioma, el segundo más hablado y cuyo interés sigue creciendo?
–Yo creo que lo que hace atractivo el español, además de una herencia cultural hispana a escala global, que es muy mestiza y está en todas partes, hay una enorme importancia del español como idioma que otorga valor a nuestras biografías personales y profesionales. Por eso hay tantos estudiantes que viven a España, que vienen a Madrid a estudiar español en este momento y por eso sabemos que es un valor añadido. A cualquier persona joven yo le diría que aprendiese español como idioma porque le va a dar muy buenas oportunidades. Está en todas partes el español. El Imperio español estuvo en todas partes y el español como idioma está también en todas partes.
Otra cuestión que creo que es fundamental es que tenemos las reales academias, tenemos una estructura del idioma organizada, tenemos un léxico común, tenemos un diccionario pactado, cosa que no ocurre en otros idiomas. Y creo que todo eso configura un entorno muy atractivo para aprender español y para conocer las culturas en español. Cuidado con esto también: una cosa es la cultura española y otra cosa son las culturas en español. Vivimos en una ciudad en la cual tenemos la suerte de tener muchísima población de diferentes sitios de origen hispano y esa conversación se hace posible gracias al español, que elimina roces, facilita imágenes amables, ganas de saber del otro. Y todo eso es el milagro de la lengua, el milagro de la comunicación.
El Imperio español estuvo en todas partes y el español como idioma está también en todas partes
–¿Cómo definiría la leyenda negra?
–El término se inventa en 1910, o sea, es un término del siglo XX. Antes nadie hablaba de leyenda negra. Hablaba de guerras de propaganda, enemigos de España, en fin, otra serie de términos. Esto era un conflicto de mercado imperial, incluso de propaganda, a fin de cuentas. El término leyenda negra hay que encajarlo dentro del post 1898. Ahora se cumplen 125 años de la guerra hispano estadounidense y del final de Cuba, Puerto Rico, Filipinas, Marianas y Carolinas –no hay que olvidarlo nunca la Asia hispana, hispano Asia que es un feliz término en mi opinión– Y bueno, pues en ese escenario post 98 hay unas élites intelectuales, la generación del 14 y la del 27 que intentan entender qué es esto de España en el siglo XX, sin una estructura ultramarina. Y esa idea, a partir de esa necesidad de entender y definir lo ocurrido, Julián Juderías se inventa el término de Leyenda negra para poder de alguna manera asimilar, explicar que había habido una serie de injusticias enormes en el juicio permanente contra España y contra el Imperio español desde la época del siglo XVI.
Pero yo insisto en que es anacrónico, el término no existe. Lo que hay antes es un imperio que perdura. El Imperio español dura cuatro siglos: es una historia de éxito y no una historia de fracaso. Solo hay que ver que ahí nacieron los derechos humanos o la conectividad global, o que algunas de las ideas más decentes de la humanidad vinieran de esa experiencia tan difícil, de un imperio pre-tecnológico pre-revolución industrial. Bueno, pues yo creo que merecería la pena mirarlo de otra manera.
Y luego está el otro problema es que, por ejemplo, Estados Unidos, el 56 % del territorio de los actuales Estados Unidos forma parte del imperio español en 1800. Está lleno de nombres españoles, está lleno de ciudades españolas, tiene monumentos. La independencia de Estados Unidos no se puede entender sin la participación española e hispana de Cuba, de Nueva Granada y de México, por supuesto. Entonces hay que jugar a ser mayores y dejarnos ya de leyendas, irnos a la verdadera historia. Yo en ese sentido, creo que hay que estudiar verdadera historia, historia hecha por historias profesionales y bueno, dejarnos ya de ficciones y de, creo yo, muy mala literatura.
–¿Qué libro recomendaría para entender mejor nuestra historia?
–Bueno, un historiador no puede dar solo un libro. Yo creo que si tuviera que sugerir uno, hemos hablado de España, de la Hispanidad, de lo hispano, de la herencia hispana, la Historia Hispana de Estados Unidos, de Felipe Fernández Armesto –querido amigo y colega– yo creo que es un libro fascinante que explica muy bien un hecho determinante: usted no se puede entender sin estudiar Historia global de España, sin estudiar la historia global de la herencia hispana. Y da igual que usted sea chilena, mexicana o española, no va a entender nada, no va a comprender su posición de mundo, de dónde procede y viene de la acumulación de todas estos elementos. Ese sería un libro que me parece apasionante.
Y un libro de Historia de España puedo recomendar La breve historia de España, de Fernando García de Cortázar, que en paz descanse. Para mí sigue siendo una fascinante y buena monografía que resume muy bien –con una pluma muy buena y con una cantidad de páginas asumible– lo que fue, lo que es la historia de España a día de hoy. La historia es el futuro, no hay que olvidarlo nunca.
–¿Qué futuros proyectos nos puede adelantar?
–Pues a partir del curso que viene, el curso 24-25 –la Cátedra se organiza con cursos académicos– el primero de los seminarios queremos dedicarlo al debate de los conceptos: la hispanofilia, hispanofobia, qué quieren decir estos términos. Los hispanistas, por qué hay hispanistas y anti hispanistas. Cómo hay una imagen romántica de España que ha atraído durante los últimos dos siglos a estudiosos y a gente mala, buena y regular, hacia el estudio de España y de, vamos a decir, de la América hispana también. Y bueno, queremos actualizar el debate.
Hay mucho trabajo nuevo, mucha investigación reciente, la mezcla difícil entre los nacionalismos hispanoamericanos, naciente durante el siglo XIX y la relación cordial o nefasta con España, con la religión católica, con la experiencia compartida global inicial. Necesitamos revisarla. Y bueno, yo estoy seguro de que vamos a descubrir cosas fascinantes sobre la hispanofobia y la hispanofilia. Y en adelante queremos también continuar con el Seminario de los Viajes Audiovisuales del Español. La siguiente edición va a estar dedicada a la cuestión de las redes sociales del español.