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Adelaida Sagarra Gamazo en Hispanoamérica, canto de vida y esperanza

Adelaida Sagarra Gamazo en 'Hispanoamérica, canto de vida y esperanza'Lopez-Li Films

Entrevista a Adelaida Sagarra, doctora en Historia de América

Adelaida Sagarra: «Latinoamérica es un invento de Francia. Lo correcto históricamente es Hispanoamérica»

«En ese mundo ajeno y hostil [EE. UU.], la familia, la fiesta y las creencias, que caracterizan a la Hispanidad, se convierten en una referencia de identidad», afirma la americanista

Ahora que la sociedad está tan crispada, el hispanismo puede aportar mucho», advierte Adelaida Sagarra Gamazo, doctora en Historia de América y profesora titular de la Universidad de Burgos, que ha participado en la segunda edición de las jornadas Hispanoamérica, un futuro compartido. Conversamos con ella sobre qué es la Hispanidad, el desconocido legado español e hispano en Norteamérica y el papel indispensable de España en la creación de lo que es hoy Estados Unidos.

–¿Cómo definiría usted de Hispanidad?

–Un montón de gente. Es una cultura viva, con rasgos comunes, otros diferentes, con una lengua común que hace posible que casi 600 millones de personas podamos entendernos. Y eso nos dota de la posibilidad de jugar en el mundo cultural un papel interesante.

–¿Y a nivel histórico, que supuso la Hispanidad?

–El proyecto de los Reyes Católicos con los que, de manera casual, se inicia este proceso, pues venía siendo el de incorporar tierras de pueblos diferentes paganos o de otra religión, en la Corona de Castilla. Una vez incorporados esos territorios, pienso en Granada o también en las Canarias, se construyó una vida a la castellana. No solo porque era la vida común y corriente, sino porque la cultura española en ese momento tiene una visión que ofrecer del hombre: el humanismo, ese horizonte inicial del Renacimiento. Entonces, en la medida en que se iban incorporando territorios, lógicamente surge la diversidad. No es lo mismo el mundo taíno, inca, otomí que el mundo mexica y de alguna manera se intenta trabar todo eso dentro de una estructura que tiene una expresión política. Aunque la síntesis más importante es la cultural: la religiosa, la lengua, esa mezcla de costumbres, el mestizaje.

Después de cualquier gran incorporación de nuevas tierras, nuevas gentes, nuevas culturas, se revisa esa legislación

–¿Qué diferencias hay, si es que hay alguna, entre una Hispanidad que se creó en Chile, la de México y la de, por ejemplo, California?

–Hay diferencias, por supuesto. En primer lugar, por el tiempo que la cultura, el español, la religión común y el sentido familiar y de la fiesta han ido calando en distintas sociedades. No es lo mismo, por ejemplo, las Antillas Mayores, que a finales del XV ya formaban parte del territorio de Hispanidad, que los territorios del noroeste de México actual, o el suroeste de los Estados Unidos, donde todo eso fue tardando más en llegar.

Entiendo que precisamente si algo caracteriza la cultura hispana es esa agilidad y flexibilidad para la mezcla. Siempre hay un límite que es aquello que contraviene el cristianismo, la dignidad de las personas, pero fuera de eso hay una increíble fibra inicial, que origina realizaciones que tienen una raíz común, pero que en sí mismas son creativas, imaginativas, humanas. Son diferentes.

La familia, fiesta, religión y lengua caracterizan la Hispanidad

–En el caso de Estados Unidos, se suele desconocer esa presencia española, hispana ¿Cómo se desarrolló la presencia española en esos territorios?

–La monarquía española de esos momentos es expansiva, porque guarda una misión de evangelización universal. En ese sentido, todas las expediciones lo que pretenden es ir rápidamente tomando posesión de los distintos territorios. A finales del siglo XVIII es cuando el virreinato de la Nueva España llega muchísimo más al norte. Después vendrá la posesión de Luisiana. O sea, son una serie de circunstancias históricas que hacen que haya fundación de misiones, que en buena parte se van a convertir en grandes ciudades, van a generar sistemas económicos, prosperidad, etc., y de alguna manera todo eso queda ahí. ¿Qué sucede? Cuando México pierde la guerra contra Estados Unidos en 1848, tiene que ceder casi el 50 % de su territorio a los estadounidenses. La mitad de un México roto está dentro de Estados Unidos y eso es Hispanidad.

–Los juristas de la Corte de los Reyes Católicos hicieron lo que se conoce como las leyes de Burgos, ¿También aplicaba a la expansión hacia el norte? ¿Se hicieron nuevas leyes específicas para ese territorio?

–No. Las leyes de Burgos son de 1512, después vienen las de Valladolid de un años después, las de Zaragoza del 1518, Granada del 1526 y las Leyes Nuevas en 1542. Es decir, después de cualquier gran incorporación de nuevas tierras, nuevas gentes, nuevas culturas, se revisa esa legislación. Dicha legislación está contenida de pleno en la recopilación de las Leyes de Indias que hizo Carlos II en 1680. En la época borbónica, que yo sepa, no hay legislación en este sentido. Lo que sí es cierto es que se ha consolidado toda una tradición que desde 1573, con las ordenanzas de Felipe II, las mantienen como referencia, sobre todo para los evangelizadores, porque en esas ordenanzas se limita la conquista y se priorizan las empresas de poblamiento. Primero llegarán los misioneros y después, poco a poco, se hispanizará la zona.

La mitad de un México roto está dentro de Estados Unidos y eso es Hispanidad

–Ya conocemos bien como era la cultura en México y en otras regiones. ¿Cómo fue esa cultura hispana en lo que es hoy Estados Unidos?

–Pues podríamos decir que fue neohispana, neoespañola. O sea, todo aquello en origen formó parte de la Nueva España, después fue México, luego Texas y el resto pasó a ser Estados Unidos. En ese mundo ajeno culturalmente y, en muchos casos, hostil, que les consideraba mano de obra barata para tender el ferrocarril o ir al campo, ese arraigo interno a través de la familia, la fiesta, las creencias se convierte en una referencia de identidad e incluso de supervivencia. La vitalidad hispana hace que progresivamente los hispanos dentro de Estados Unidos vayan ascendiendo socialmente. ¿Cómo se puede explicar eso con un principio, digamos, tan dificultoso? Pues a través de esa idea de familia, fiesta, religión y lengua.

–España también «ayudó» a Estados Unidos en su independencia ¿Y que une a la historia de Estados Unidos con la de España en su nacimiento?

–España no ayudó a las colonias británicas a independizarse. Y no lo hizo porque era un riesgo para la Corona. Lo que hizo fue «fastidiar» a Inglaterra, y se alió con Francia. Quizá el héroe más conocido, indudablemente, es Bernardo de Gálvez. También hay otros hombres de la Armada y varios comerciantes. Cuando estalló el Motín del té, Londres cierra el puerto de Boston y los balleneros y comerciantes empiezan a irse hacia el norte. Y ahí es donde conocen a un industrial vasco: Joaquín Gardoqui, que va a ser uno de los grandes intermediarios para la financiación y las gestiones de espionaje y diplomacia. Digamos que Inglaterra cierra el puerto de Boston sin poder imaginar que está originando el primer contacto entre los financiadores y los independentistas rebeldes. Luego también es muy importante todos aquellos que transportan el dinero, provisiones, Misisipi arriba para poder conectar con los rebeldes, sin intercambio posible de lucha con los ingleses.

Allí donde hay un hispano, hay Hispanidad

–¿Hoy en Estados Unidos qué se entiende por Hispanidad? ¿Predomina el término latino frente a hispano?

–Yo creo que son dos cosas. Por un lado, la comunidad hispana en Estados Unidos creo que está súper boyante. Frente a una cultura que es muy individualista y muy de dominación material, tenemos una forma cultural que es mucho más comunitaria, en el sentido de potenciar lo común, y que es mucho más humana, porque tiene otro perfil que está inspirado en el catolicismo y en todas las mezclas culturales.

Cuando pienso en el hispanismo, la hispanidad o Hispanoamérica no lo localizo solo en América. Allí donde hay un hispano, hay hispanidad porque somos gente comunicativa e incluyente. Ahora que la sociedad está tan crispada, cada vez hay menos sentido de humanidad común y todo es mucho más frío, el hispanismo puede aportar mucho. Podemos ser más pobres o menos organizados, pero tenemos más familia.

En cuanto a la diferencia entre hispanos y latinos. Latinoamérica es un invento de Francia. Hispanoamérica, puede parecer que deja de lado a Brasil, Portugal, pero en realidad el término quiere reflejar la Hispania romana, que incluía la Lusitania. Lo que está claro es que entre latino y hispano lo correcto históricamente es hispano.

Tenemos un papel que jugar claramente. Probablemente no lo vamos a lograr de la misma forma que los sistemas económicos políticos en boga hoy en día. Vamos a hacerlo a través de la cultural, porque la cultura es incluyente, se puede compartir. El poder, el dinero, la economía es excluyente, es como un bien material, solo se puede repartir. Ese cambio yo no sé si lo veré, pero tú lo verás, porque el mundo inhóspito es inhabitable y nosotros somos más hospitalarios. Ese es nuestro papel.

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