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El mar de Aral fue en su día el cuarto lago más grande del mundo, pero hace 60 años la industria local desvió los ríos que lo alimentaban para regar campos de algodón

El mar de Aral fue en su día el cuarto lago más grande del mundo, pero hace 60 años la industria local desvió los ríos que lo alimentaban para regar campos de algodónCarolyn Drake / Nat Geo Image Collection

Picotazos de historia

El sueño de Stalin que secó el mar de Aral: la historia de un desastre ecológico soviético

En la década de 1960, la Unión Soviética puso en marcha un proyecto que consistía en el desvío de las aguas de ambos ríos y del mar de Aral para la irrigación de los campos periféricos

Un lago endorreico es una acumulación de agua en una cuenca endorreica, lo que, a su vez, significa que en esa región las aguas de los ríos y las lluvias no desembocan en el mar, sino que se acumulan en estos lagos.

En Asia Central, entre Kazajistán y Uzbekistán, existió el cuarto mayor lago del mundo. Y digo, «existió» porque fue destrozado en uno de los mayores desastres ecológicos de la historia moderna. Imagínense ustedes las impresionantes vistas de un mar formado por las aguas de un lago de 68.000 kilómetros cuadrados de extensión.

Este impresionante mar tenía una abundante fauna formada por cuatro tipos diferentes de esturiones, percas, lucios, besugos, truchas, carpas, etc. Muchas de estas especies fueron introducidas durante el siglo XIX; otras eran autóctonas, pero todas estaban perfectamente adaptadas al medio.

Comparación del mar de Aral en 1989 (izquierda) y 2014 (derecha)

Comparación del mar de Aral en 1989 (izquierda) y 2014 (derecha)

El mar de Aral —pues ese era su nombre actual, aunque historiadores de la Antigüedad como Ptolomeo o Heródoto le dieron diferentes denominaciones— se alimentaba, principalmente, de dos caudalosos ríos: el Sir Daria (conocido en la historia como el Yaxartes u Orexartes) y el Amu Daria (llamado también Pamir u Oxus).

Los habitantes de la zona conocían bien estas aguas y las navegaban para cruzar mercaderías o pescaban en ellas. En el año 1847, con motivo de la expansión del Imperio ruso por Asia Central, los rusos establecieron una población portuaria cerca de la desembocadura del Sir Daria, a la que se dio el nombre de Raimsk, pero que cambiarían poco tiempo después por el de Aralsk.

Para controlar la enorme extensión de agua, los rusos se hicieron llevar pequeños buques de guerra, desguazados y transportados por medio del ferrocarril. Una vez en Aralsk, se ensamblaron y sellaron las piezas, y los barcos fueron botados en las aguas del gigantesco lago. En poco tiempo, el control sobre las aguas y las costas fue indiscutiblemente de los rusos.

Primeros botes rusos en el mar de Aral. Dibujo de Tarás Shevchenko en 1848

Primeros botes rusos en el mar de Aral. Dibujo de Tarás Shevchenko en 1848

La vida de la población uzbeka, kazaja y rusa en torno al mar de Aral estuvo determinada por la riqueza que se derivaba de sus aguas, hasta que, en la década de 1960, la Unión Soviética puso en marcha un proyecto largamente acariciado por Iósif Stalin. Este consistía en el desvío de las aguas de ambos ríos y del mar de Aral para la irrigación de los campos periféricos. Se consiguió duplicar la superficie de regadío, pasando de cuatro a ocho millones de hectáreas. El objetivo del Gobierno soviético era conseguir una alta producción de algodón, tanto para consumo propio como para la exportación. Además, se complementaría con otro tipo de cultivos que alimentarían los mercados locales.

Hacia mediados de la década (1965-1966), la media anual del desvío se calculaba en unos 70 kilómetros cúbicos, lo que superaba la aportación normal de ambos ríos al mar de Aral. Se notificó que la aportación a este estaba siendo deficitaria y que se estaba apreciando un descenso en el nivel del agua. A nadie le importó.

El descenso de las aguas fue haciéndose progresivo y acelerado, ya que se constató que pasó de veinte centímetros anuales a finales de los sesenta a sesenta centímetros en los setenta, y a un metro anual en la década de los ochenta. A pesar de estas alarmantes señales de aviso, las autoridades soviéticas continuaron desviando agua en cada vez mayor cantidad. Lo importante era mantener contentos a los dirigentes cumpliendo las cuotas asignadas.

Mar de Aral desde el espacio (norte abajo), agosto de 1985

Mar de Aral desde el espacio (norte abajo), agosto de 1985

Cuando ya las alarmas empezaron a ser de nivel diplomático, por los avisos dados por parte de asociaciones científicas internacionales, el Gobierno ruso respondió basándose en la opinión de un famoso climatólogo de la Unión Soviética, muerto setenta años antes: el profesor Aleksandr Voeikov (1842–1916). Este científico afirmó que el mar de Aral era una aberración y que su desaparición no significaba nada que lamentar.

El enorme proyecto de irrigación, que estaba desangrando al mar de Aral, era vital para los resultados positivos de los planes quinquenales de los jerarcas soviéticos, y nadie en su sano juicio se atrevía a discutir algo semejante, a menos que quisiera tener una experiencia personal y directa de las bondades de los gulags.

Entre 1960 y 1998, la superficie del mar de Aral se redujo en un 60 %, con una pérdida aproximada del 80 % de su volumen. Las aguas aumentaron su salinidad debido a la evaporación y a que ya no se recibía flujo de agua que lo atemperara.

El aumento de la población, a consecuencia de la irrigación, supuso una carga extra para el castigado mar interior. La alta salinidad del entorno produjo unos elevados índices salinos arrastrados por el aire. Las enfermedades respiratorias y los cánceres gástricos se dispararon. El polvo salino que arrastraba el aire se fue depositando en las tierras de alrededor y fue degradando el suelo hasta dejarlo yermo. También las temperaturas se fueron haciendo cada vez más extremas al desaparecer la masa de agua que ayudaba a atemperar el clima.

El mar de Aral volvió a perder por completo su lóbulo oriental en agosto de 2021

El mar de Aral volvió a perder por completo su lóbulo oriental en agosto de 2021

En la actualidad, el mar de Aral está dividido en dos: el mar de Aral del Norte, con una extensión de 3.300 kilómetros cuadrados, y el mar de Aral del Sur, de unos 3.600 kilómetros cuadrados de extensión. Este último ha sido abandonado como irrecuperable y su destino es la desaparición. La verdadera razón es la falta de presupuesto suficiente, ya que todo el que existe se destina a su hermano gemelo del norte, que tiene más posibilidades de sobrevivir, al tener unos niveles de contaminación inferiores.

El mar que otrora ensalzaran los historiadores griegos, egipcios y romanos ya no existe. El lugar que ocupara el mar de Aral, punto fundamental de referencia de las caravanas de la Ruta de la Seda, hoy es conocido como el desierto de Aralkum. Lean los escritos de Hannah Arendt. Esto también es banalización del mal, ya que este desastre lo idearon personas que no pensaron (ni les importó) las consecuencias y fue ejecutado diligentemente por otras que no querían perder sus cargos.

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