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Emmanuel Macron, Primer Ministro de Francia

Emmanuel Macron, Primer Ministro de FranciaGtres Online

Francia estudia prohibir el lenguaje inclusivo: «El masculino ya es neutro»

El Senado galo se dispone a aprobar una ley para frenar la propagación de términos «manidos» que ya se han introducido en el mundo empresarial

En España el idioma, que fuera de nuestras fronteras tanto une y aglutina, se ha convertido en motivo de división. El Instituto Cervantes –habría que decir, en realidad, su director, Luis García Montero– duda de su importancia y de su capacidad de construir un espíritu nacional, algo que tan mal suena a oídos de muchos. Porque en la corriente ideológica única parece que defender y apoyar lo patrio no es patriota, sino algo que muchos dan en llamar fascista.

Al otro lado de los Pirineos, en cambio, sucede todo lo contrario. Los franceses nos adelantan con el orgullo por su historia, su bandera, sus intelectuales y, por supuesto, por su lengua. Hoy Francia, nación indivisible, tiene el francés como «lengua única e indivisible, como la República», recordó el presidente francés, Emmanuel Macron, en la inauguración del mayor proyecto cultural clave de su mandato: convertir el viejo castillo de Villers-Cotterêts en una ciudad internacional de la lengua francesa.

El francés es fundamental para la identidad nacional francesa, y no sólo por su pasado colonial. En la actualidad, la guerra cultural ha llegado a las puertas de la nación de Molière, y el predominio del francés de tambalea: de hecho, Macron hizo referencia al debate del lenguaje inclusivo en materia de género, y defendió proteger la pureza del francés «del aire de los tiempos».

Contra el lenguaje inclusivo

En línea con esta defensa y salvaguarda del idioma, un proyecto de ley presentado en el Senado pide prohibir el uso en público y en las empresas de los términos que se emplean en francés para «no ofender a las mujeres y a las personas no binarias».

En el último frente de la guerra cultural francesa, se espera que la Cámara Alta, dominada por los conservadores, apruebe una propuesta de ley para frenar la propagación de términos que incluyen el género, que empezaron a utilizarse en el mundo académico y en la política de izquierdas y que ahora se ha extendido al ámbito empresarial. En cambio, la aprobación por parte de la Asamblea Nacional, la cámara baja, es menos segura.

Sin embargo, el Presidente Macron, para sorpresa de muchos, ha decidido apoyar esta lucha lingüística atacando el llamado «lenguaje inclusivo». Francia no debe «ceder a las modas», dijo en la inauguración de Villers-Cotterêts.

Los nuevos términos, en su mayoría impronunciables, incluyen «iel» para sustituir a los pronombres «il» y «elle» y la adición de sufijos para añadir los sentidos femenino y plural a los sustantivos y adjetivos de género masculino que se refieren a personas. Con este sistema, «sénateurs» se convierte en «sénateur.rice.s» y «cher lecteur» (querido lector) en «cher-e-s lecteur-rice-s».

Herencia de la cultura woke estadounidense

Los amantes de la lengua, entre ellos su guardiana oficial, la Academia Francesa, y Brigitte Macron, la esposa del Presidente, se han quejado de lo que consideran «un abuso bárbaro de la sintaxis». La Academia, fundada en 1635, califica los términos inclusivos de género de «peligro mortal» originado en la cultura woke estadounidense, que hace incomprensible el francés.

Brigitte Macron, antigua profesora de francés, se opone a mezclar el género en la gramática: «Hay dos pronombres, il y elle. La lengua es hermosa. Y dos pronombres están bien», ha afirmado en más de una ocasión. Por su parte, Emmanuel Macron dijo ayer que rechazaba el argumento de que el francés necesita «ser manoseado» para transmitir neutralidad. «En esta lengua, la forma neutra la proporciona el masculino. No necesitamos añadir puntos en medio de las palabras para que se entienda mejor. No hay que ceder a las modas ni a los aires de los tiempos», dijo.

La tendencia al francés «inclusivo» se ha extendido a pesar de una circular del Gobierno de 2017 que pedía al gabinete que lo erradicara en sus ministerios y de un mensaje de 2021 del Ministerio de Educación que desaconsejaba su uso a los profesores. Asimismo, el dirigente también recordó la importancia de la lengua en la cohesión nacional en un momento «tan difícil». «Cuando el odio renace, la lengua francesa es un cimiento», señaló, «un tesoro de unidad».

El diccionario Robert incluyó la acuñación de «iel» hace dos años y el ayuntamiento de París, de izquierdas, utiliza la acuñación del sufijo no binario en sus comunicaciones. A pesar de que el Gobierno pide lo contrario, se ha adoptado ampliamente un lenguaje inclusivo menos controvertido, como el actual droits humains (derechos humanos) en lugar de droits de l'homme (derechos del hombre).

Una imposición «de izquierdas»

El proyecto de ley del Senado califica el francés inclusivo de «construcción de izquierdas» que se está imponiendo en la lengua por razones «políticas militantes». Los sufijos impronunciables y los nuevos pronombres «son lo contrario de la inclusión», según afirma Cédric Vial, el senador que ha presentado el proyecto de ley. «Las personas más afectadas por su uso son las personas con discapacidad, los que tienen dificultades de lectura o dislexia», añadió.

Por su parte, los senadores de izquierda han atacado el proyecto de ley. «Es inconstitucional, retrógrado y reaccionario, y procede de una perspectiva conservadora que lleva mucho tiempo luchando contra la aparición de la mujer», declaró Yan Chantrel, senador socialista.

El proyecto de ley del Senado pretende prohibir el uso de términos inclusivos en todas las comunicaciones del sector estatal y en todas las comunicaciones legalmente obligatorias en los negocios y la vida pública. Esto incluye aspectos como los anuncios de empleo, los contratos y los reglamentos de las empresas.

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