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Enrique Ponce saluda a la presidencia durante un festejo en su última temporadaGTRES

La vuelta de Enrique Ponce y cinco famosos «regresos» de toreros en la historia

El maestro de Chiva vuelve en 2024 en el coso francés de Nimes después de más de tres años retirado. ¿Cómo fueron otras reapariciones notables de la tauromaquia?

Enrique Ponce se entrena en su finca de Jaén para volver en 2024. Pero lo va a hacer con cuidado. Se diría que con mimo después de tres años sin pisar el ruedo. El matador que probablemente más ha toreado en la historia de la tauromaquia necesita coger el ritmo delante del toro a sus 51 años. Su regreso será en Nimes. No irá a Madrid por San Isidro y ha fijado su objetivo en los últimos meses de la temporada que culminará, esta vez sí, en Las Ventas en la Feria de Otoño. Será su regreso y su despedida de la capital, porque su despedida absoluta será en su tierra, Valencia, el 9 de octubre.

La vuelta en el coso francés será el 17 de mayo. Lo anunció el empresario Simón Casas, aunque todo está aún en el aire. El maestro aún no se ha manifestado, aunque las palabras de Casas se toman por las palabras de Ponce. El calendario es otra cosa. Se habla de no más de 20 festejos, pero solo son rumores sin concreción. Lo que sí es cierto es que vuelve Enrique Ponce, uno de esos regresos sonados, ya veremos si apoteósicos o simplemente distintos, como los siguientes:

Antoñete

Antonio Chenel «Antoñete» durante una faenaGTRES

El regreso de Antoñete, un hijo de Las Ventas, a los casi 50 años fue en realidad casi su presentación. Había estado toreando más de 20 años e incluso había triunfado, pero cuando volvió en 1981 (en España, en América en 1977) llegó su inimaginable momento cumbre.

Cinco años de mucho más que madurez, lejos de la mejor de las formas físicas, pero con todo el toreo metido dentro para ser figura máxima del toreo cumplido el medio siglo, desafiando a los cánones y rompiendo los moldes en el esplendor torero del diestro que empezó a fumar después de vérselo hacer a Manolete.

Morante de la Puebla

El torero Morante de la Puebla da la vuelta al ruedo tras cortar dos orejas y rabo a su segundo toroEFE

Por dos veces se ha retirado José Antonio Morante de la Puebla de los ruedos. Por dos motivos sonados y con dos regresos sonados. La ida y la vuelta que han conformado la evolución del torero artista que abrió la Puerta del Príncipe con 20 años y solo cinco después dijo adiós por problemas psíquicos. Reapareció cuatro años después en México, donde abrió la Puerta Grande.

Lo que trajo consigo fue un capote único y una personalidad construida. Se volvió a ir en 2017 porque perdió la ilusión, el desencanto del artista que no se siente artista, sino torero, cada vez más hondo, y que vuelve menos de un año después hasta hoy, ya convertido en leyenda y máxima figura actual de las plazas, y más tras el rabo cortado en la Maestranza en 2023 vestido como su ídolo Joselito el Gallo.

José Tomás

El torero madrileño José Tomás durante la corrida de su regreso en JaénEFE

El torero de Galapagar volvió a en junio del año pasado a torear en solitario en una de sus corridas caprichosas. Vendría otra después. El eco del mito provocó una estampida y un torbellino popular y económico (incluidos los emolumentos del protagonista) en Jaén, la ciudad elegida para tan singular regreso que fue mucho más antes que durante y después.

José Tomás no triunfó, a pesar (o a propósito) de las expectativas, con ninguno de los cuatro peculiares (por el número) toros en la peculiar encerrona que dejó un poco más atrás los años de poderío absoluto de quien fue (y será) figurón del toreo.

Juan José Padilla

Juan José Padilla el día de su regreso en OlivenzaGTRES

A Juan José Padilla, torero jerezano, valiente y banderillero, en la Feria del Pilar de Zaragoza de 2011, un toro le desequilibró durante la ejecución de los palos y en el suelo le corneó en el cuello. Cuando se levantó su rostro era un colgajo del que manaba la sangre con horror. El cuerno del animal le había sacado un ojo de su órbita y provocado distintas fracturas en los huesos de la cara, desde la mandíbula a las propias órbitas, además de afectar a los nervios de la expresión. Después de cinco meses de operaciones y rehabilitaciones imposibles, con su ya característico parche negro en el ojo, reapareció en Olivenza junto a Morante de la Puebla y José María Manzanares en la tarde histórica de su regreso en la que cortó dos orejas en medio del delirio.

Antonio Ferrera

Antonio Ferrera durante corrida goyesca de Madrid en 2022GTRES

Antonio Ferrera empezó siendo un torero de los que se llaman «populistas». Un torero ágil, banderillero y espectacular en la forma física. De lo que aquí se habla, más que de un regreso, es de un nacimiento. Porque el matador extremeño nacido en Baleares renació en torero clásico como por iluminación. Esa fue su vuelta o su aparición. El nuevo Antonio Ferrera que se sumergió en las profundidades de la lidia, alejándose de la superficie del aplauso ya conseguido de tendidos menos exigentes. El caso es que consiguió el aplauso de todos los tendidos, pasando por el aro del purismo, y superó ese clasicismo para convertir su toreo en algo singular y propio, una suerte de cubismo taurómaco que aún continúa.