En la llamada Edad de Oro del toreo, una España era de Joselito y la otra de Belmonte. Rivales y amigos, llevaron a la Fiesta a cotas de riesgo, profundidad y emoción nunca antes vistas. Dos toreros legendarios a los que mató la melancolía de distintas formas. Una rápida, precoz y trágica e inesperada, la de «El Gallo» en la plaza de Talavera de la Reina por una cornada en el vientre en un tiempo en que «el mejor de los toreros» estaba deprimido por la muerte de su madre. Aquella tarde de 1920 Belmonte (que salió en la portada de 'Time' un lustro después), su amigo, también empezó a morir, pero solo acabó de hacerlo 42 años más tarde cuando se disparó con una escopeta en su cortijo de Sevilla.