Polémica por la decisión de Macron de cambiar las vidrieras de Notre Dame: el mundo del arte rechaza el diseño por «moderno»

Queda un año para la reapertura de la catedral de Notre Dame después del grave incendio acontecido en abril de 2019. Pero una nueva polémica rodea su rehabilitación: la renovación de las vidrieras de las seis capillas.

Días atrás, el presidente Macron llevó a cabo una visita oficial a las obras de la catedral y aprovechó la ocasión para anunciar que aprobaba la petición del arzobispo de París, monseñor Laurent Ulrich, quien pidió que se crearan vidrieras en un estilo contemporáneo figurativo con el fin de datar el monumento al siglo XXI.

«Un poco de modestia»

Eugène Viollet-le-Duc fue el arquitecto encargado de las vidrieras originales, que se mantuvieron intactas durante el incendio de 2019 y han sido limpiadas y apuntaladas. Es decir, no había ninguna necesidad de cambiarlas o renovarlas, ya que no resultaron dañadas e incluso se habían puesto a punto. Sin embargo, como consecuencia de lo anunciado por Macron, estas vidrieras históricas se trasladarán al museo de la institución, dando paso a un diseño contemporáneo.

Muchas personas han calificado esta acción por parte de Macron como grandilocuente, demostrando sus «deseos de grandeza», y ha sido objeto de crítica en las redes sociales llegando al punto de conseguir casi 100.000 firmas en una petición organizada por La Tribune de l'art a través del portal Change.org, en la que se dice que es una acción que «el presidente ha decidido solo y sin ninguna consideración por el código de patrimonio».

A la vez, la web lanza una pregunta al Gobierno francés: «¿Cómo justificar que se restauren unas vidrieras históricas que se han salvado de una catástrofe para ahora retirarlas?».

Semanas cruciales

Estas últimas semanas han resultado ser clave para que las obras avancen para que su reapertura siga en pie para diciembre de 2024, ya que el pasado día 6 de diciembre se recuperó la cruz que se encontraba ubicada en la cima de la aguja, que ya se puede distinguir entre los andamios.

Además, se ha vuelto a colocar el mítico gallo que corona la aguja. Este ha sido renovado y diseñado por Philippe Villeneuve, arquitecto jefe de monumentos históricos de Francia, debido a que el gallo original se deterioró por completo tras el fuego.

El siguiente paso consistirá en recubrir la aguja con plomo, material que además de las vidrieras, ha sido motivo de polémica entre los franceses por ser tóxico.

La investigación acerca de cómo se originó el incendio no se ha cerrado completamente, pero la tesis accidental, en cambio, lleva tiempo parada y bajo privilegio. En estos cuatro años, donantes privados han aportado sus ayudas dando 848 millones de euros para que su reconstrucción sea favorable.

El 2024 también mostrará durante los Juegos Olímpicos de París del próximo verano a la catedral con su aguja y su silueta tradicional, meses antes de su reapertura oficial.