La mujer de Jordan Peterson: compañera, guía y conversa al catolicismo tras ser diagnosticada con un cáncer terminal
Tammy Peterson no solo tiene un podcast católico con su nombre, sino que ha comenzado un proceso de iniciación cristiana para adultos y será bautizada en Semana Santa gracias a la compañía de una amiga del Opus Dei
Él es uno de los grandes gurús y pensadores del siglo XXI. Psicólogo clínico, antiguo profesor de Harvard y «azote de la izquierda woke», es difícil desconocer el nombre de Jordan Peterson, sus discursos morales (y moralizantes) sobre valores, familias y tradición y su resistencia a las ideologías progresistas que asolan muy especialmente Estados Unidos.
Pero menos son quienes conocen a su mujer, la también canadiense Tammy Peterson. Nacida en un pequeño pueblo de 2.000 habitantes llamado Fairfew, en Alberta, creció en una familia protestante, pero poco a poco se fue alejando de la vida cristiana al no tener vínculos fuertes con la Iglesia, aunque siempre ha conservado en la memoria el recuerdo de su abuela polaca, una católica que llevaba siempre consigo un rosario y que murió a los 104 años de edad.
Después de todo este tiempo, a sus 62 años Tammy Peterson confiesa haber encontrado y abrazado la fe católica. Así lo narra no solo en su podcast, The Tammy Peterson Podcast, donde tiene una nota de 4,8 sobre 5, sino también en una larga entrevista concedida al medio católico The Catholic Register.
La esposa del psicólogo más famoso de los últimos años anuncia no sólo que se ha convertido al catolicismo, sino que ha comenzado su camino en RCIA (Rito de Iniciación Cristiana para Adultos, en sus siglas en español) y que será admitida en la Iglesia Católica en la próxima Semana Santa.
«Le entregué a Dios todas mis dudas»
El inicio de su conversión se produjo como tantas veces: cuando le fue diagnosticada una enfermedad incurable en 2015. Después de una exploración médica, recibió la noticia de que tenía carcinoma de células renales, un tipo de cáncer de riñón, por el que le dieron diez meses de vida.
Tammy Peterson recuerda que en aquellos años el dolor artrítico severo se volvió insoportable, y dos años después, en la época en que su marido saltó a la fama mediática como autor de libros superventas y comentarista de medios, la artritis era tan severa que ya no podía subir y bajar escaleras. Fue entonces cuando una exploración descubrió una sombra en su riñón izquierdo. La primera biopsia reveló un carcinoma de células renales, mientras que los resultados de una segunda biopsia trajeron noticias más preocupantes.
«Cuando mi médico me llevó a la consulta, le temblaban las manos y me entregó unos papeles para que los firmara para someterme a otra cirugía, y me dijo: 'Lo siento, pero hemos hecho otra biopsia y lo que tienes es mucho peor de lo que pensábamos. Es mucho más agresivo. Te quedan lo que creemos que son 10 meses de vida». Mi marido y yo estábamos muy impactados", recuerda.
Tammy Peterson fue entonces a ver a su hijo, Julian, que vivía muy cerca. «Mi hijo me miró con tanto dolor y un amor más profundo que el que yo tenía por mí misma, que sentí que se desprendía de mi cuerpo mi propio cinismo. Le entregué a Dios todas mis dudas», dice en la entrevista.
A pesar de las varias cirugías para extirpar los tumores y ser sometida a todo tipo de pruebas, la salud de Peterson empeoró hasta el punto de llegar a pesar 40 kilos. «Los médicos ni siquiera me ofrecieron quimioterapia o radioterapia, dijeron que este tipo de cáncer mataba a todos y que no había tratamiento para él», reconoce Tammy.
Amistad con el Opus Dei
Su salud siguió empeorando. Después de dos cirugías exitosas para extirpar los tumores, surgieron complicaciones que la llevaron a una profunda crisis de salud que desconcertó a los médicos y llevó a Peterson nuevamente al hospital. Estaba muy débil, había perdido el cabello y los médicos no pudieron encontrar ni reparar la fuente de la fuga linfática que estaba causando estragos en su cuerpo.
«Afortunadamente, tuve a mi amiga Queenie allí. Sus oraciones me sostuvieron», afirma Peterson sobre su amiga Queenie Yu, numeraria del Opus Dei. Como relata en su testimonio, apareció con un Rosario bendecido por el Papa Francisco, un pequeño folleto sobre cómo rezarlo y una imagen de Nuestra Señora y «el Niño Jesús chino». Para Tammy Peterson fue clave la espiritualidad de San Josemaría, que está arraigada en encontrar a Dios y buscar la santidad en el trabajo ordinario y en la vida cotidiana.
«Me di cuenta de que quería emplear el tiempo que me quedaba en amar a mi familia y a mis amigos, y en aceptar lo que Dios tuviera preparado para mí´», explica en el vídeo publicado en el canal católico GabiAfterHours. Su marido también hace su aportación: «Tammy siempre ha sido muy estoica, no hace montañas de granos de arena. Lo aceptó con muchísima Gracia».
«Le conté a Queenie la historia de mi vida entre lágrimas mientras rezábamos el Rosario y aplicábamos cada Misterio por una intención. Me calmó mucho. (...) Rezamos el Rosario cada día durante cinco semanas», continúa Tammy. «Le pregunté por qué creía que su enfermedad era un regalo cuando le causaba tanto dolor y su familia estaba sufriendo, y ella me contestó: 'Porque a través de mi enfermedad encontré a Dios, y ¿qué podría ser mejor que conocer a tu propio Creador?'», explica su amiga Queenie Yu.
«Me despertaba por la noche y rezaba el Padrenuestro hasta volverme a dormir. No me permitía preocuparme», continúa Peterson. «Prácticamente rezaba toda la noche a menos que estuviera durmiendo».
El milagro de la curación
Peterson se trasladó entonces a un hospital de Filadelfia para realizarse más pruebas. Antes de partir de Toronto, otro amigo y YouTuber, el padre Eric Nicolai, sacerdote del Opus Dei, la bendijo y compartió una novena a San Josemaría Escrivá, fundador del Opus Dei. El quinto día en que Peterson rezó la novena, y el mismo día en que iban a realizarle otra cirugía, los médicos descubrieron que el problema médico se había resuelto por sí solo. La cirugía fue cancelada y ella fue dada de alta.
Tammy Peterson atribuye su milagrosa recuperación a Dios, así como a un cambio radical en su dieta, en la que eliminó todo menos la carne y el agua. «Los médicos ni siquiera me ofrecieron quimioterapia ni radiación ni terapia genética ni nada, porque afirmaban que este tipo de cáncer no tiene supervivencia y por lo tanto no hay tratamiento para él», continúa. «Mi familia estaba bastante sorprendida porque yo no me sentía desesperanzada».
«Esta es una extensión de lo que le ha sucedido en los últimos años, de ese voto que hizo cuando decidió por primera vez que íbamos a casarnos. Es algo crucial comprometerse con la verdad», afirma Jordan Peterson, que también dice haber empezado a experimentar el amor de Dios después del milagro. Sobre si apoya la decisión de su esposa de hacerse católica, relata: «Es más que eso. Ella está tratando de apuntar hacia arriba, de mejorar, de ser más feliz. Si amas a alguien, su camino hacia arriba también te hace feliz».