Vuelven los toros a la Plaza México
Las corridas de toros se reactivaron el domingo en la Plaza México, considerado el mayor recinto para albergar espectáculos taurinos, tras más de un año y medio inactiva por una orden judicial, en medio de un ambiente de júbilo de los aficionados y protestas de animalistas
Una noticia importante para la Tauromaquia, acogida con alegría por los aficionados del mundo entero: este domingo, día 28, ha abierto sus puertas de nuevo la Plaza de Toros de México D.F., el llamado 'Coso de Insurgentes', después de un cierre obligado de casi dos años.
Además del hecho concreto, el valor simbólico es muy importante: esta Plaza es la más grande del mundo, con una cabida que casi duplica la de Las Ventas, y esta vez se agotaron por completo los billetes. Por su importancia, muchos la consideran la tercera del mundo, después de las de Madrid y Sevilla.
En el año 2022, una asociación, Justicia Justa, denunció las corridas de la capital por el «trato degradante» a los animales y el perjuicio al medio ambiente. El 6 de mayo de 2022, un Juez Federal decretó la suspensión provisional de los festejos en esa Plaza, lo que obligó a cancelar la llamada «temporada grande» de 2022-2023.
Téngase en cuenta que, por la organización federal del país azteca, en algunos Estados han logrado ya los antitaurinos prohibir las corridas de toros. En otros, en cambio, los aficionados han conseguido blindar la Fiesta, al declararse legalmente que forma parte del Patrimonio Cultural Inmaterial.
Después de muchas polémicas, el pasado 6 de diciembre, la Corte Suprema mexicana revocó esa suspensión. Eso ha permitido organizar un «Serial de Reapertura»: 9 corridas de toros, todos los domingos, hasta mediados de marzo.
El triunfo de los aficionados mexicanos es importante pero provisional. La batalla legal será larga, están en marcha nuevos recursos. Además, los antitaurinos mexicanos – como los de toda Hispanoamérica – son ahora muy beligerantes. De hecho, este domingo, provocaron altercados con los aficionados que pacíficamente acudían a presenciar el festejo, que tuvo que retrasarse 15 minutos por la dificultad de los diestros para acceder a la Plaza.
Se inauguró este coso en 1946, en una corrida en la que alternaron los mexicanos El Soldado y Luis Procuna con Manolete. Por las dimensiones de esta Plaza y el carácter apasionado del público, triunfar allí supone una experiencia inolvidable. Así lo han proclamado los diestros españoles que lo han logrado: han sido allí ídolos, entre otros, Manolete, Paco Camino, Joaquín Bernadó, El Niño de la Capea, Enrique Ponce, José Tomás…
México es una de las mayores naciones taurinas. Se calcula que existen, en esa nación, más de 200 Plazas y otras tantas ganaderías. Se ha desarrollado allí un tipo de toro con una embestida más bonancible, que propicia faenas de gran estética.
México se reencuentra con los toros
El arraigo popular de la Fiesta en la nación mexicana se demuestra también por la variedad de juegos taurinos de la charrería, en los que muestran sus habilidades taurinas los charros. En 2016, la charrería fue incluida por la Unesco en la lista del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Su cuna es el estado de Hidalgo. Se basan esos juegos en las actividades tradicionales de la ganadería. Por ejemplo, el coleadero; el rodeo mexicano (jaripeo); el jineteo del toro; la terna, para atar la cabeza del toro con una cuerda…
Una lista de grandes figuras del toreo mexicano sería larguísima . No cabe olvidar, por ejemplo, a Ponciano Díaz, «el de los bigotes»; Rodolfo Gaona, rival de Ignacio Sánchez Mejías; Juan Silveti, El Tigre de Guanajuato, fundador de una importante dinastía; Armillita, Lorenzo Garza, El Soldado, Solórzano, Silverio Pérez, Luis Procuna (protagonista de la gran película Torero), Carlos Arruza (rival de Manolete), Calesero, Capetillo, Jesús Córdoba, Fermín Rivera, Joselito Huerta, Manolo Martínez, Eloy Cavazos, Joselito Adame…
Este último, bien conocido por los aficionados españoles, es el que estuvo más cerca del triunfo en la corrida del domingo, después de dos faenas de mucho mando, pero lo estropeó con la espada. También actuó Diego Silveti, de ilustre dinastía, y el peruano Andrés Roca Rey, que falló en la suerte suprema y escuchó tres avisos, en el último toro. El mal juegos de las reses de Tequisquiapán, de Fernando de la Mora, impidió un resultado artístico más brillante.
La gran noticia fue la reapertura de la Plaza y la clamorosa respuesta de la afición. En la arena del coso se leía la hermosa palabra «Libertad». Pero la lucha contra la ola populista y animalista va a continuar…