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El escritor y filósofo Félix de AzúaPaula Argüelles

Félix de Azúa sobre su salida de 'El País': «El Gobierno y sus socios carecen de la menor capacidad intelectual»

El escritor y periodista comenta, aprovechando su salida voluntaria del grupo Prisa, el extremo al que están llegando «el gobierno y sus socios», cuyos modelos son Maduro y Putin». Y concreta: «Pedro Sánchez es autócrata»

La deriva del mundo progresista se parece cada vez más a un búnker. Por un lado, las mismas personas que afirman que una «mujer trans» es una mujer igual que la que nació así, sin otro fundamento más que la «autopercepción» –por ejemplo, quien ocupa desde hace un año el cargo de «Feminismo, Igualdad y Libertades LGBT+» en Sumar–, son quienes más han criticado a un militar –Francisco José se llama– que, con su barba y su aspecto plenamente viril, ha decidido declararse mujer y exigir un derecho (o privilegio) a usar el vestuario de las mujeres.

Las mismas personas que definían a Puigdemont como golpista, y que declaraban que la amnistía rompe la Constitución y la independencia judicial, son las que llevan unos meses sosteniendo exactamente lo contrario. La jornada en el Congreso de este martes ha supuesto, en este sentido, todo un happening del paroxismo al que está dispuesto el búnker.

Ante esta deriva, muchos son los que han entendido que deben mostrar su distancia y alejarse, a pesar de haber militado en causas progresistas. Desde Joaquín Leguina –presidente de la Comunidad de Madrid entre 1983 y 1995, y autor de una docena de novelas– o Amelia Valcárcel –socialista y consejera de Estado durante casi dos décadas– hasta Fernando Savater y Félix de Azúa.

Se trata de personas que continúan dentro de unos planteamientos que no representan, desde luego, las convicciones íntimas del mundo conservador, pero que asumen que, por encima de esos valores, se halla la defensa de la igualdad ante la ley y la unidad de España. Eso llevó a Azúa a militar en Ciudadanos, y a Savater a ser candidato en las listas electorales de UPyD. Ahora, ambos están fuera de El País, el diario que con mayor contundencia y rigor había representado al progresismo en España.

Un acto de solidaridad

Preguntamos a Félix de Azúa si su salida voluntaria de El País es un acto en el que pesa más la solidaridad con Savater o la dignidad. Nos responde: «Por supuesto, la amistad. Lo de la dignidad no se lo puede atribuir uno a sí mismo». Y añade: «Escribí renunciando a mi colaboración hace una semana».

Son tiempos convulsos, de cambio de régimen –como muchos dicen–, aunque heredados de una ruptura que se inició durante la etapa de gobierno de Rodríguez Zapatero. Comenta Azúa: «Empezó con aquel personaje sin la menor capacidad intelectual, que ha estado colaborando con Maduro y el narco gobierno venezolano. Es un enemigo de España y una persona sin la menor formación».

Frente a un Pedro Sánchez que moteja a la oposición como «fachosfera», Azúa señala: «El Gobierno y sus socios carecen de la menor capacidad intelectual. Es una gente cuyos modelos son Maduro, Putin y similares. Pero el grueso de los ejecutores son, sobre todo, los socialistas catalanes que ahora dominan por todas partes, una banda de trepadores xenófobos que quieren obtener aún más privilegios». En opinión de Azúa, hoy El País «es una herramienta de Sánchez, como todos aquellos instrumentos de control en los que ha intervenido a la manera franquista para ejercer un poder total. Sánchez no es demócrata; es autócrata».

Dentro de los grupos en que se apoya Sánchez para continuar con su huida hacia adelante, se cuenta toda la concurrencia woke, el ámbito «trans» y otras excentricidades, como demuestra con fruición y a diario el ministro Urtasun. Y, por supuesto, los impulsores de la intentona secesionista de 2017 en Cataluña. Apostilla Azúa: «Todas esas minorías son utilizadas por los sanchistas para aterrorizar con cancelaciones. Y son muchas, desde los racistas catalanes y vascos hasta los fascistas de la lengua baleares».