No todos los políticos mexicanos son antitaurinos, la gobernadora de Aguascalientes se vuelca con la Fiesta

María Teresa Jiménez, gobernadora de Aguascalientes, la ciudad mexicana donde José Tomás sufrió la cornada más grave de su carrera, que a punto estuvo de causarle la muerte, realizó una encendida defensa de la tauromaquia durante la presentación de los carteles de la Feria Nacional de San Marcos de 2024.

«Las corridas son el alma de la feria más grande de México, son su columna vertebral y la razón de su existencia. Sus 196 años de historia se han escrito con la bravura de los astados, el temple de los diestros y el cariño del respetable. Somos una cuna de afamadas dinastías, así como de diestros que han aportado magia a la tauromaquia universal. En Aguascalientes y en San Marcos, la fiesta brava vive a plenitud; aquí el sol siempre brilla en los ruedos y nunca tendrá ocaso», dijo la política.

Sus palabras contrastan con las constantes presiones, intensificadas en los últimos años, de un buen número de políticos mexicanos, incluido su presidente, López Obrador, y por toda Suramérica, donde una hispanofobia inducida por estos mismos políticos se ha abierto paso con una violencia y una demagogia inusitadas que ha dirigido sus miradas particularmente a la tauromaquia como representación cultural española, aunque no ha sido la única.

El indigenismo en el otro lado tiene mucho que ver como antónimo, como respuesta, ante lo que en esta ocasión los gobernantes en Aguascalientes, con María Teresa Jiménez a la cabeza, se han manifestado orgullosos de su tradición taurina dentro de su «pluralidad y cosmopolitismo»:

«Esta es la feria más global e hidrocálida de nuestra historia. De los 49 puestos para matadores de toros que se darán en las 15 corridas, 18 serán para toreros hidrocálidos (aguascaletenses) y 14 para extranjeros. Portugal, Francia, España, Perú, Colombia, Ecuador, Venezuela y México estarán presentes en el ciclo Sanmarqueño, porque aquí somos plurales y cosmopolitas», afirmó la gobernadora.