Ilusionante comienzo de la feria de Fallas
Alejandro Peñaranda abre la Puerta Grande en el primer festejo de la Feria de Fallas
Alejandro Peñaranda abre la Puerta Grande en el primer festejo de la Feria de Fallas; también deja buena impresión Samuel Navalón. Los novillos de Chamaco, manejables pero con poca casta. Lo peor, el viento, el frío y la excesiva duración de la corrida: casi tres horas.
Todavía no ha tenido lugar la «plantá» de las fallas: este año, la pareja Puigdemont-Pedro Sánchez será indiscutible protagonista. Ya está abierta la exposición de los «ninots»: el ganador será indultado del fuego. Todos los días, a las dos de la tarde, en la Plaza del Ayuntamiento, se dispara la «mascletá»: no es un puro estruendo sino una sinfonía, con sus «crescendos» y sus pausas; por la noche, un espectáculo pirotécnico. Esa unión de música, luz y color forman parte de la estética mediterránea, que los valencianos llevamos muy dentro.
Esta Plaza de Toros tiene la gran ventaja de estar situada en el mismo centro de la ciudad, al lado de la Estación Central, con sus preciosas planchas de cerámica: eso facilita que muchos aficionados acudan a las corridas desde los pueblos cercanos, donde se mantiene muy viva la tradición de los «bous al carrer». Durante los festejos, en la Plaza se escuchan las tracas y los pasacalles de las Bandas.
Valencia es una Plaza torerista, muy querida por los diestros: un público apasionado, sentimental, que se entrega sin reservas. Aquí se presentó como novillero Juan Belmonte; hizo alardes de valor Ignacio Sánchez Mejías; triunfó con su forma de descabellar Vicente Barrera; rivalizaron Luis Miguel y Antonio Ordóñez; tomaron juntos la alternativa Aparicio y Litri; compitieron por el aplauso de sus paisanos El Soro, Enrique Ponce y otro Vicente Barrera, ahora Consejero de
Cultura… El riesgo permanente es la escasa exigencia: de eso se quejaba siempre el poeta Paco Brines, gran aficionado clásico.
Aunque nació en Iniesta (Cuenca), Alejandro Peñaranda pertenece a la Escuela de Albacete, basada en el temple (Dámaso González es la gran referencia). Al primero, muy distraído, lo mete bien en la muleta. Por la escasa casta del novillo, la faena queda a medias pero se vuelca en la estocada y eso le vale el trofeo.
Brinda a Rubén Pinar el cuarto, que se abre demasiado y desluce el trasteo. Dejándole la muleta en la cara, logra templados derechazos. Vuelve a matar con decisión pero el novillo se amorcilla: a pesar de que suenan dos avisos, le conceden otra oreja y sale en hombros.
El segundo novillo se llama «Bravío», como el que se lidió en Madrid, en 1919, tomó cinco puyazos y desbordó a Saleri. Cantó su bravura don Gregorio Corrochano: «Altanero, orgulloso, soberbio… El conocedor que te puso ese nombre, bien te conocía».
Aunque tenga el mismo nombre, nada tiene que ver con él el segundo novillo de esta tarde, que no humilla y acaba rajado. Le corresponde al espigado Samuel Navalón, que viene de triunfar en Valdemorillo. Ha toreado poco pero se muestra firme y mandón, muy seguro. Sólo con los aceros muestra su escasa experiencia, pierde por eso el seguro trofeo.
Lo consigue, con fuerte petición de otro, en el quinto: el novillo tampoco se emplea pero, citando de lejos, muy asentado, dibuja templados derechazos. Mata con el brazo totalmente extendido (un vicio actual): así, la espada suele quedar tendida. Deja buena impresión.
De la Escuela valenciana ha salido Alberto Donaire, riojano de nacimiento. Esta es su segunda novillada picada. En el tercero, el vendaval impide cualquier faena, pasa apuros y falla con el descabello. En el último, se muestra voluntarioso pero acusa la bisoñez. Los paisanos le hacen dar una cariñosa vuelta al ruedo.
Aplaudo que la Feria de Fallas, la primera de la temporada en una Plaza de primera categoría, apueste por las novilladas. Censuro que, aunque lo repitamos, no hay manera de que los festejos duren menos, como debe ser. Nos ilusionan dos jóvenes novilleros, Alejandro Peñaranda y Samuel Navalón. Por mucho que se empeñen los antitaurinos y el Ministro Urtasun, descolonizador de iberos, la Fiesta no se acaba. Tampoco se acaba España, aunque algunos se empeñen en ello.
PD. Es precioso el himno de la Comunidad Valenciana, con letra de Maximiliano Thous y música del maestro Serrano. En el momento actual, en medio de tanta mentira, es oportuno no olvidar su mensaje: «Para ofrendar nuevas glorias a España…» A algunos políticos españoles actuales, eso les debe de sonar a chino.
Ficha del festejo
- Sábado 9 de marzo: aceptable entrada. Se guarda un minuto de silencio por las víctimas del reciente incendio. Novillos de Chamaco, de poca casta, manejables.
- Alejandro Peñaranda, de grana y oro, buena estocada (oreja). En el cuarto, estocada trasera (dos avisos, oreja y salida en hombros).
- Samuel Navalón, de rioja y oro, pinchazo, estocada trasera y cuatro descabellos (aviso, saludos). En el quinto, estocada tendida (oreja con petición de la segunda y dos vueltas).
- Alberto Donaire, de purísima y oro, estocada desprendida y cinco descabellos (dos avisos y silencio). En el sexto, estocada caída (petición y vuelta).