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El ministro de Cultura, Ernest urtasun, y la vicepresidenta del Gobierno, Yolanda DíazGTRES

La tauromaquia o la imprevista grieta en el Gobierno abierta por Sumar

El PSOE al completo, desde el mismo Ejecutivo representado en su portavoz, Pilar Alegría, manifiesta por emergencia votante su rechazo a la decisión de Urtasun, ministro de Cultura y portavoz de Sumar, de suprimir el Premio Nacional de Tauromaquia

La decisión del ministro de Cultura, Ernest Urtasun, de eliminar el Premio Nacional de Tauromaquia trajo cola inmediata entre los defensores de la cultura. El sector taurino al unísono se manifestó en contra en el principio, después fueron los políticos de la oposición y, por último, de momento, lo son los miembros del PSOE, contrarios a la parte del Gobierno de su socio Sumar.

Sumar, «el 5 % de los votos»

Hasta ahora daba la impresión, y no solo eso, de que los evidentes desencuentros entre ambos partidos, a pesar de las apariencias de buenas relaciones y acuerdos, se dirimían en casa. Pero la tauromaquia ha venido a traer la discusión fuera de ella, casi por primera vez desde el matrimonio de conveniencia que es el pacto de gobierno.

Emiliano García-Page, un verso (casi) suelto entre los socialistas, cargó el martes públicamente contra el ministro en una intervención se diría que teledirigida desde instancias más altas a juzgar por la contundencia de sus palabras: «No aceptamos esa 'gauche divine' que viene dando carnés de modernidad y quitándoselos a otros. No somos gente de boina. La España de hoy dicen. La España de hoy les ha dejado en el 5 % de los votos. Es de una soberbia inmensa que algunos se quieran apropiar del concepto de modernidad», dijo el presidente manchego.

El lobo que cuida a las ovejas

Fue el calentamiento de lo que terminó siendo una descalificación completa de Urtasun en todos los sentidos, no solo en el aspecto concreto. Page dijo que el ministro estaba lleno de odio y que esta razón le desacreditaba como gobernante. Hubo más. Le llamó analfabeto: «Ya tenemos edad para tener políticos ilustrados. Me vale con que lean un poquito». Y hasta se atrevió con el cuento (o la metáfora) de las ovejas y el lobo: «Es como poner al lobo a cuidar las ovejas».

Page pidió la gestión de los toros para Moncloa en una intervención sonada y sonora, pero quizá no tan sonada y sonora por su sorprendente calado como la mucho más comedida (solo en apariencia) participación de la ministra de Educación y portavoz del Gobierno, Pilar Alegría, que ante la pregunta directa en rueda de prensa sobre el asunto en cuestión, dijo con absoluta claridad que la tauromaquia era cultura desde 2013 pues así estaba reconocida por ley, y que por ello estaba perfectamente protegida.

La minoría de Urtasun

El presidente de Castilla-La Mancha llamó analfabeto, soberbio o «gauche divine», entre otros sonoros calificativos, al ministro de Cultura, pero la ministra de Educación fue con sus palabras a cortar la raíz de la polémica. La tauromaquia ha sido a lo largo de la Historia un arma arrojadiza, pero poco. Sobre todo para los Gobiernos que nunca habían llegado tan lejos, ni mucho menos, en sus ataques.

Y no parece precisamente que por amor al arte, sino por la necesidad de los votos. Esa mayoría que se opone a los toros, según Urtasun, parece en realidad una minoría que ha encendido las alarmas electorales en un PSOE que jamás ha renunciado a sus millones de votantes taurinos. No hay sectarismo que pueda más que los votantes en un partido socialista bajo mínimos de adhesiones. Esta «rupturita» (o algo más), esta grieta evidente y notable y publicitada entre PSOE y Sumar es la muestra.

Rechazo completo

Y hay más. Los socialistas valencianos, como el alcalde de Villarreal, José Benlloch, hablan de «frentismo, de «error» o de «provocación innecesaria» del ministro de Cultura. Una «ofensiva» de rechazo a la eliminación del premio a la tauromaquia de la que Urtasun ya ha empezado a defenderse con el orgullo pueril de decir, más o menos, que el «negocio» de la Cultura es suyo.

Incluso ha tachado a Salvador Illa, otro «crítico» socialista con nombre y voz, que abogó por más consenso y respeto en las decisiones sobre la tauromaquia, de equidistante. Hay mucho más que equidistancia en las palabras de Illa, que responden a lo mismo que las palabras de Page, Alegría o Benlloch: un rechazo completo a la decisión de Urtasun, mayormente comedida en las formas y mayormente contundente en el significado.

La nueva grieta que amenaza al edificio del Gobierno, del que podría decirse sin temor a equivocarse que ya está definitivamente afectado de aluminosis: la enfermedad del hormigón por la cual pierde sus propiedades de resistencia, poniendo en peligro la estabilidad de dicho edificio.