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La cantante Celine Dion en un momento del documental

La cantante Celine Dion en un momento del documental

Celine Dion: «Tomé dosis tan altas de Valium para el dolor que podría haber muerto»

El ícono del pop explica en un documental la dura batalla que lidia contra el síndrome de la persona rígida

El desesperado deseo de Celine Dion por actuar mientras luchaba contra un raro trastorno neurológico la llevó a tomar regularmente hasta 90 miligramos de Valium al día. Una dosis que podría haber sido mortal. «Noventa miligramos de Valium pueden matarte. Puedes dejar de respirar», explica Dion en el documental Soy Celine Dion.

«Ya no puedo con más mentiras», afirma la cantante en esta producción que ya puede verse en Prime Video en la que reconoce por ejemplo que, a causa del síndrome de persona rígida que sufre desde hace 17 años, la medicación necesaria para paliar el dolor y subir a actuar hubo de ir igualmente en aumento.

Así, la cinco ganadora del Grammy admite que llegó a tomar «entre 80 y 90 miligramos de Valium diarios». «Y eso solo de Valium», subraya la canadiense, que revela también cómo cada vez fue más necesario apelar a trucos diferentes para ocultarle su dolencia al público a medida que iba perdiendo el control de la voz.

«Hacía trampas, como darle golpes al micrófono como si fuese culpa del sonido. A veces teníamos que parar el show para cambiarme de ropa, pero ya no volvía», rememora sobre noches en las que la medicación dejaba de hacer efecto en plena actuación.

Finalmente redujo el consumo de medicamentos cuando se produjo la pandemia de la Covid-19 en la primavera de 2020, porque no hubo más actuaciones. «Detuve todo con la ayuda de los médicos, porque cuando se reducen estos medicamentos, uno también puede morir», explica la artista, quien añade que cuando dejó la medicación, los síntomas empeoraron.

Un bloqueo aterrador

El documental comienza con una intervención médica en una habitación de hotel, una escena grabada mientras la cantante yace en el suelo. No puede hablar ni moverse. Inmediatamente se pone contexto al espectador: Dion sufre un síndrome que solo afecta a una o dos personas entre un millón.

«El año pasado me puse tan mal que no podía ni caminar. Perdía el equilibrio y me dolía mucho», afirma la propia Dion.

La amenaza diaria de que la cantante pueda sufrir una de estas crisis ha dado lugar a conversaciones con sus hijos, quienes saben que no deben entrar en pánico si su madre de repente no se mueve.

Los espasmos musculares episódicos a menudo son desencadenados por varias cosas, incluido el estrés. «Puede ser estrés emocional bueno o malo», explica la neuróloga que trata a la artista.

La artista lleva dos años sin cantar, pero decide volver a exponerse ante el micrófono de un estudio de grabación. «No sé si voy a poder hacerlo, pero no puedo vivir con la duda», argumenta, mientras pelea con su garganta. No canta tan fluido como antes, pero sale airosa.

Y entonces, otra crisis. Es probablemente el momento más crudo de todo el documental, con la artista completamente rígida, incapaz de controlar su propio cuerpo, hasta que con ayuda de su equipo vuelve a ser ella misma.

«El viaje no ha terminado. Hay que seguir dando pasos», le consuela su médico, ante una Celine Dion a la que hacer lo que adora, cantar, le puede provocar esas crisis por la sobrestimulación cerebral.

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